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JOQUIVESA

Encontrado en la "red" (Mateo 13:47-50)

2/28/25

Comprender y amar

8.º domingo del tiempo ordinario (Ciclo C). 

Evangelio (Lc 6,39-45)

“Les dijo también una parábola:

—¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

No está el discípulo por encima del maestro; todo aquel que esté bien instruido podrá ser como su maestro.

¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que saque la mota que hay en tu ojo», no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita: saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad cómo sacar la mota del ojo de tu hermano.

Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni tampoco árbol malo que dé buen fruto. Pues cada árbol se conoce por su fruto; no se recogen higos de los espinos, ni se vendimian uvas del zarzal. El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo de su mal saca lo malo: porque de la abundancia del corazón habla su boca.”

Comentario

En el evangelio del domingo pasado Jesús pedía extremar la caridad con los enemigos y los que nos odian (Lc 6,27-38). Con otra breve colección de dichos, el Maestro exige ahora el mismo grado de heroísmo en las situaciones cotidianas. Si hemos de vivir la comprensión y el perdón con aquellos que nos persiguen o desprecian, más aún debemos tratar con extremada delicadeza y humildad a quienes Dios ha puesto junto a nosotros. Teniendo en cuenta lo que explicaba con humor san Josemaría: que “ninguno se va a santificar por medio del Preste Juan de las Indias, sino con el trato de las personas que tenemos a nuestro lado”.

En primer lugar, Jesús nos previene contra un peligro sutil y común en el trato con los demás: el progresivo olvido de los propios defectos, mientras centramos la atención en los defectos ajenos e incluso proyectamos en ellos los nuestros. Pero “¿acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?”. Está ciego para ayudar a los demás quien no lucha primero contra los propios defectos.

Con la hipérbole semítica de la “mota en el ojo ajeno y la viga en el propio” nos advierte el Maestro de esta manifestación de falta de humildad. Una mota en el ojo irrita mucho, impide ver y no se quita sin ayuda de otros. Pero mucha más ceguera y molestia supondría una viga entera; nos llevaría incluso a hacer el ridículo ante los demás que señalarían la evidencia de nuestros propios defectos.

La solución a este peligro es clara: examen personal, humilde y exigente, y comprensión llena de caridad hacia los demás. Así explicaba san Josemaría la actitud que Jesús nos pide: “Cada uno de nosotros tiene su carácter, sus gustos personales, su genio –su mal genio, a veces– y sus defectos. Cada uno tiene también cosas agradables en su personalidad, y por eso y por muchas más razones, se le puede querer. La convivencia es posible cuando todos tratan de corregir las propias deficiencias y procuran pasar por encima de las faltas de los demás: es decir, cuando hay amor, que anula y supera todo lo que falsamente podría ser motivo de separación o de divergencia. En cambio, si se dramatizan los pequeños contrastes y mutuamente comienzan a echarse en cara los defectos y las equivocaciones, entonces se acaba la paz y se corre el riesgo de matar el cariño”.

Como expresa el Apóstol san Juan, Jesús nos pide amarnos “no de palabra ni con la boca, sino con obras y de verdad” (1 Juan 3,18). Puede resultar fácil denunciar los defectos ajenos. Más difícil resulta, pero mucho más eficaz, animar a los demás a corregirse por medio del ejemplo y el testimonio de nuestra lucha personal. Quizá por eso Jesús también señala en este evangelio que los árboles se conocen por sus frutos. Y no hay árbol bueno que dé mal fruto ni al contrario. Jesús nos anima a tener un corazón como el suyo, que evidencia con obras su inmensa caridad. Como explica el Papa Francisco, “se reconoce si uno es un verdadero cristiano, al igual que se reconoce a un árbol por sus frutos”. En unión con Jesús, “toda nuestra persona es transformada por la gracia del Espíritu: alma, inteligencia, voluntad, afectos, y también el cuerpo, porque somos unidad de espíritu y cuerpo. Recibimos una forma nueva de ser, la vida de Cristo se convierte en la nuestra: podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús”. Entonces nos resultará fácil ser humildes y comprensivos, ayudar a los demás a mejorar y extremar la caridad con obras y de verdad.

Fuente: opusdei.org

Publicado por JOQUIVESA en 20:41

«Ratzinger estaba convencido de que la Iglesia florecerá de nuevo cuando parezca todo perdido»

Carmelo López-Arias

Se han cumplido dos años del fallecimiento de Benedicto XVI, sin que haya decaído el interés por su obra teológica, ya célebre mucho antes de que pudiese sospechar los altos destinos que le aguardaban.

Marcela Jiménez-Unquiles, doctora en Derecho, licenciada en Ciencias Económicas y grado en Ciencias Religiosas, profesora en la Universidad a Distancia de Madrid, hizo su tesis doctoral en 2021 sobre El pensamiento de Joseph Ratzinger a la luz del Discurso de Ratisbona. Die Horizonte der Vernunft ausweiten [Ampliando los horizontes de la razón]. Y preside la Fundación Internacional Ratzinger.

Todos ellos, títulos suficientes para interrogarle sobre el 'estado de la cuestión' en torno a Joseph Ratzinger.

Antes que nada, una aclaración: ¿en qué se diferencia la Fundación Internacional Ratzinger de la Fundación Ratzinger?

La Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI es una institución creada conforme a las normas del Código de Derecho Canónico y a la Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano. En cambio, la Fundación Internacional Ratzinger es una institución sin ánimo de lucro, constituida en España, de ámbito estatal y proyección internacional, tal y como se desprende de la composición de su Patronato y de sus propias actividades. 

¿Cuándo nació la que usted preside?

La Fundación Internacional Ratzinger (FIR) fue inscrita en el Registro de Fundaciones por Resolución de 9 de septiembre de 2024, de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública del Ministerio de Justicia. Por tanto, la gran diferencia entre ambas instituciones radica principalmente en su naturaleza, dado que la vaticana pertenece a la Iglesia y la FIR obedece a una iniciativa totalmente privada y seglar, lo que no es óbice para que algunos de los miembros de su Patronato y de su Consejo Asesor sean sacerdotes, obispos o cardenales de la Iglesia católica. 

Entiendo que sí hay una coincidencia en los objetivos...

Naturalmente las dos Fundaciones coinciden en sus intereses, vinculados siempre al pensamiento y a la obra del Papa teólogo, Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. En este sentido, debo señalar que el próximo mes de marzo tendrá lugar la primera colaboración entre ambas instituciones, puesto que el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum celebrará el congreso A 60 años del Concilio. Temas selectos sobre J. Ratzinger y el Vaticano II, con el patrocinio de las dos fundaciones.

¿Por qué se puso en marcha esta fundación española?

La historia comenzó durante los años en que trabajé en mi tesis doctoral sobre el pensamiento y la obra de Joseph Ratzinger. En un principio pensé que podría existir una fundación iberoamericana que aunara esfuerzos entre España y el resto de países que compartimos la misma lengua. En diversas ocasiones he mencionado que este proyecto lo guardé en mi corazón y lo medité en silencio durante mucho tiempo. La verdad es que no salió a la luz hasta después de la defensa de mi tesis, y tras recibir una carta del entonces Papa emérito Benedicto XVI. 

Fue entonces cuando compartí la idea con el doctor Alejandro Sada de la Universidad Panamericana (Ciudad de México). Ahí comenzó a gestarse el nacimiento de esta nueva Fundación, cuya razón de ser, como se indica en sus propios estatutos, no es otra que preservar y promover el legado intelectual y espiritual de Joseph Ratzinger, así como la difusión de su pensamiento y obra a través del estudio, la investigación, la docencia y cualquier otro medio que permita la conexión del ámbito académico nacional e internacional con los diversos contextos culturales, sociales, políticos, económicos y religiosos del mundo.

Nuestra institución cuenta con patronos procedentes de Estados Unidos, Venezuela, Brasil y México, en donde precisamente celebramos en 2024 el Primer Congreso Internacional 'Cooperatores veritatis', organizado por la Universidad Panamericana de Ciudad de México en colaboración con la Fundación Internacional Ratzinger.

Mencionó una carta de Benedicto XVI. ¿Cómo fue esa relación personal? 

La carta del Papa emérito Benedicto XVI me interpelaba personalmente. En ella, además de agradecer y valorar mi tesis sobre su pensamiento y obra, me encomendaba ayudar a mis alumnos a encontrar y cultivar la amistad con Jesucristo. El Papa Ratzinger añadía: "Su amistad es incesante fuente de paz interior, incluso en los momentos más arduos, en las crisis más agudas y en las pruebas más dolorosas". En efecto, Cristo ─decía el Papa─ abre al hombre nuevos y amplios horizontes de esperanza, una esperanza que nunca defrauda.

¿Qué papel representaría el pensamiento de Ratzinger en una estrategia católica de revitalización de la Iglesia en España?

Con respecto a señalar una estrategia de fortalecimiento de la Iglesia en España, he de indicar que, por un lado, la FIR cuenta con la acción de personas que proceden del ámbito público y que apoyan nuestros fines y actividades; y, por otro, dado el perfil académico de la FIR, realizaremos actividades que permitirán difundir la propuesta intelectual del teólogo alemán. 

¿Cuál es esa propuesta?

A partir de una razón abierta y ampliada, dar paso a una nueva Ilustración que penetre en la vasta llanura de la verdad ─según la bella expresión platónica─, más allá de la mera demostración empírica. Las instituciones universitarias están invitadas a crear y fomentar una nueva presencia cultural, a fin de convertirse en genuinas comunidades que se dediquen a buscar incansablemente la verdad. 

La de Ratzinger fue un alma esencialmente universitaria...

Benedicto XVI hablaba de “laboratorios de cultura”, donde profesores y alumnos pudieran investigar cuestiones relevantes para la sociedad. Para ello es imprescindible la interdisciplinaridad, y sin duda, la valiosa colaboración de filósofos y teólogos. Ciertamente, si lo propio de la teología es poder interrogarse sobre la racionalidad de la fe, y este ha sido siempre un quehacer esencial para el cristianismo y la verdadera fuerza de convicción de la fe en Occidente, entonces ─como decía Ratzinger─ no podemos dar por supuesta la propia fe. 

Es menester recordar que, para el teólogo bávaro, "la fe no es una resignación de la razón frente a los límites de nuestro conocimiento; no es una concesión a lo irracional a la vista de una razón meramente instrumental". Hoy la fe, como antaño, mantiene una intrínseca relación con la razón. 

Recordemos que desde sus orígenes el cristianismo acertó plenamente al insertar el concepto Logos de origen griego en su mensaje evangélico (cf. Jn 1,1-18). Por tanto, la fe constituye un desafío natural para la razón. Así pues, en pleno siglo XXI, la mejor estrategia para abrazar la religión católica va más allá de presentar el cristianismo como simple moral o conjunto de dogmas. La existencia cristiana supone decisión. 

Decisión, ¿en qué sentido?

El futuro de la Iglesia está en manos ─como vaticinó Ratzinger─ de aquellos que verdaderamente viven en plenitud su fe y la hacen visible cuando depositan su esperanza en la vida más allá de la muerte; en el encuentro personal con Cristo crucificado y resucitado que no nos abandona en la irracionalidad, ni tampoco en el vacío o la soledad del Universo. 

Ratzinger estaba convencido de que la Iglesia, a pesar de las crisis que aún tendrá que soportar, florecerá de nuevo cuando parezca que todo se ha perdido y que la crisis de fe ha propiciado una grave crisis de la existencia cristiana. Para ello la fe debe permanecer fiel a sí misma, sin rebajas y alejada de cualquier ideología. 

La fe necesita el anuncio constante en cada momento de la historia, pues es luz que ilumina la forma de pensar y de vivir. Una buena estrategia es el anuncio sin ningún temor a la ciencia. No debemos olvidar que todos los hombres de todos los tiempos tienen necesidad de verdad, bien y belleza, y que el optimismo presentado por el cientificismo no salva, ni hace más justa a la sociedad. Para Ratzinger, el auténtico progreso nunca podrá contradecir la verdad de Dios.

¿Hubo un "continuum" en el pensamiento teológico de Ratzinger? 

Ciertamente, podemos hablar de un continuum tanto en su pensamiento como en la orientación fundamental de su existencia. Para quien fue un infatigable reivindicador de la verdad, las costumbres de la curia vaticana le eran totalmente desconocidas cuando en 1977 fue llamado a ser obispo de Múnich y Frisinga. Su vida hasta entonces había girado en torno a la docencia, a un mundo académico en el que había ingresado con éxito en 1959. 

Ratzinger, ¿de progresista a conservador? Es «un falso mito», sostiene Pablo Blanco, su biógrafo

Es a raíz de asumir las nuevas responsabilidades pastorales cuando se difunden los rumores acerca del famoso pero infundado “giro copernicano”. El traslado a Roma parecía ser la causa de ese presunto cambio; y ahí se comienza a hablar de un Ratzinger progresista y un Ratzinger conservador identificado con el guardián de la fe. 

Pero usted no cree que hubiese tal cambio...

En su famosa conversación con su biógrafo Peter Seewald, publicada con el título La sal de la tierra, el entonces cardenal afirmaba que la decisión tomada por él de vivir para Dios, Cristo y la Iglesia jamás se vería alterada. Su sentido de fidelidad a lo esencial de su vocación y, por ende, a estar al servicio de la verdad, se mantuvo siempre firme. 

No obstante, él mismo recordaba con palabras del cardenal Newman que "vivir es cambiar, y ha vivido mucho quien ha sido capaz de cambiar mucho". Personalmente, creo que quienes hablan de esos saltos puede que no conozcan en profundidad su obra o su pensamiento. Al margen de las posibles divisiones entre conservadores y progresistas, algo que es más propio del ámbito político, lo cierto es que Ratzinger percibió un cambio en quienes pocos años después del Concilio Vaticano II se apartaban de los textos conciliares porque de algún modo reflejaban la doctrina más tradicional. En Informe sobre la fe Ratzinger respondía con rotunda contundencia: "No soy yo el que ha cambiado, han cambiado ellos". 

Así fue. A partir de 1973 hubo quien deliberadamente se alejó de los ricos textos aprobados en el Concilio. En el fondo, a base de falsas interpretaciones, se trataba simplemente de eludir la Tradición. Sin embargo, el teólogo Ratzinger siempre permaneció fiel al Vaticano II. Una buena parte de su legado teológico, en cuanto a la Iglesia se refiere, se encuentra en la "hermenéutica de la reforma" versus la "hermenéutica de la discontinuidad".

¿Cuál es la aportación fundamental de Ratzinger a la teología?

La teología de Ratzinger es una teología de corte personalista, una teología muy guardiniana en la que no deja de latir nunca la gran tradición platónico-agustiniana. Así pues, la obra de Ratzinger se inscribe, sobre todo, en esa línea de pensamiento que busca la apertura y el diálogo incluso con aquellas ideologías que rechazan la fe cristiana, como es el caso del ateísmo, el vago gnosticismo, el pluralismo religioso, el cientificismo, el pseudo humanismo, o bien, el mortífero relativismo. Porque la teología de Ratzinger es una teología que no renuncia al compromiso del cristianismo con la razón. 

Para Ratzinger, la razón debe purificar a la religión y viceversa, de tal modo que las dos están obligadas a realizar un verdadero ejercicio de autocrítica. De ordinario, los escritos filosóficos, teológicos y pastorales del papa Ratzinger son la mayor prueba de su permanente esfuerzo por articular armónicamente razón y fe. En consonancia con las mejores aportaciones filosóficas y científicas del siglo XX, el trabajo teológico del pensador alemán tuvo como clave de bóveda una nueva articulación de fe y razón, de modo que la razón supere la estrechez positivista. Tanto su obra como la propia matriz de su pensamiento, nutrida de la cultura griega, la corriente agustiniana, franciscana, dialógica hebrea y personalista, alumbran una nueva noción de razón: la noción ratzingeriana de “razón abierta”. De ahí que Benedicto XVI sea conocido como el “Papa de la razón”.

El discurso de Ratisbona fue un momento clave en el pontificado de Benedicto XVI, por su polémica repercusión mundial, inclusive violenta. ¿Cree que él pudo arrepentirse, no de lo que dijo, sino del momento y la ocasión?

Durante la lectio de Ratisbona el Papa habló de nuevo como profesor, desde la verdad y el rigor histórico. Por ese motivo, Benedicto XVI señala el papel de la religión en la sociedad actual, y aborda de fondo la relación entre fides y ratio sin sopesar las lamentables consecuencias que trajo consigo su intervención. 

Mi tesis doctoral, precisamente, es una interpretación general del pensamiento filosófico y teológico de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI a la luz de una racionalidad ampliada tal como se presenta en el discurso de Ratisbona. Dicho discurso fue pronunciado por el Papa profesor durante el encuentro con el mundo de la cultura en el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona. Así, sin perder la objetividad, diré que se trata de un discurso perfectamente articulado, analítico, brillante e inteligente. Una lección magistral dotada de gran finura argumentativa, que refleja muy bien la síntesis de su pensamiento, resumida en una de las afirmaciones principales del Discurso: "No actuar según la razón [Katan lógon] es contrario a la naturaleza de Dios". 

Inmediatamente se alzaron voces que acusaron a Benedicto XVI de una reorientación de la cuestión interreligiosa. Pero no debemos olvidar su magnífica labor, que al igual que la de su antecesor Juan Pablo II, trató siempre de dar continuidad a las declaraciones del Concilio Vaticano II, particularmente a Nostra aetate, la declaración sobre las religiones no cristianas.

La reacción del mundo musulmán fue brutal...

Durante la lectio de Ratisbona el Papa habló de nuevo como profesor, desde la verdad y el rigor histórico. Por ese motivo, Benedicto XVI señala el papel de la religión en la sociedad actual, y aborda de fondo la relación entre fides y ratio sin sopesar las lamentables consecuencias que trajo consigo su intervención. 

Es probable que el peso de tantos años de cátedra, él los percibiera de una manera totalmente natural. Por ese motivo, creo que no se arrepintió del contenido de su brillante intervención, pero sí de las lamentables consecuencias. Rápidamente sintió la obligación de incorporar a su Discurso una nota aclaratoria, en la que lamentaba que una cita del texto del emperador Manuel II Paleólogo, con la que pretendía poner de relieve la relación esencial entre fe y razón, hubiera sido interpretada de aquel modo. El nudo gordiano del asunto quizás fue no valorar suficientemente la relevancia política que posee el cabeza de la Iglesia. En resumen, se dio una mala interpretación por parte de quienes no entendieron el gran nivel académico del discurso e intentaron manipular y retorcer su verdadero contenido.

¿Considera suficientemente explicadas las razones de la renuncia al pontificado? ¿Pudo haber un motivo oculto que alguna vez salga a la luz?

Estas preguntas son complejas, sobre todo, si las interpretamos en términos de misterio. Pero, en este aspecto, me parece interesante acudir a la obra de Giorgio Agamben publicada en 2013, precisamente bajo el título El misterio del mal. Benedicto XVI y el final de los tiempos. En ella se analiza una deriva política del mesianismo del fin de los tiempos o del final de la historia; una visión que el filósofo italiano Agamben ofrece para comprender la renuncia del papa Benedicto XVI. 

Una renuncia histórica. Se trata de un momento crucial en la historia de la Iglesia tras un gesto de humildad y de profundo amor alejado del abuso de poder y corrupción tan frecuentes en las organizaciones humanas. Una forma auténtica de hacer “teología de rodillas”. 

Auténtica y dramática...

La sorprendente decisión de renunciar solo activamente al ministerio petrino no cuenta con precedente alguno. Así, para Agamben, el acto de renuncia de Benedicto XVI habría reforzado su autoridad espiritual, tratándose de un nuevo paradigma vinculado con el mysterium, con la oposición entre legitimidad y legalidad, poder espiritual y poder temporal, auctoritas y potestas, justicia y derecho. Un acto, pues, de dignidad y ejemplaridad. 

En definitiva, una decisión de profundo discernimiento teológico de la dimensión espiritual del munus petrino, que para Agamben entronca con una adecuada exégesis de dos pasajes de la Escritura, 2Ts 2 ,1-11 y 1Jn 2, 18, y una decisiva influencia de la visión eclesiológica de Ticonio en la obra agustiniana La Ciudad de Dios.

Fuente: religionenlibertad.com

Publicado por JOQUIVESA en 19:41

2/27/25

Por la recuperación del Papa

Cardenal Arizmendi

Unidad y esperanza en la Iglesia ante la salud del Papa Francisco.

HECHOS

Durante los últimos días, la salud del Papa Francisco se ha deteriorado. No lo deseamos, pero no se excluye el peligro de muerte, como lo han dicho sus médicos. Todos en la Iglesia hemos intensificado nuestra oración por que se recupere y continúe la misión que el Espíritu Santo le ha confiado. También no creyentes han expresado su solidaridad con el momento que está viviendo. Sin embargo, cuando sucediere su muerte, que esperamos no sea pronto, la Iglesia continúa, pues no es obra de una persona, sino de Dios.

Desde hace tiempo, no han faltado incluso clérigos que piden a Dios que ya termine el ministerio de este Papa. Unos lo han desconocido como legítimo sucesor de Pedro. Otros no están conformes con sus insistencias doctrinales y pastorales, como si se hubiera apartado de la Tradición; le critican la dimensión social de su magisterio, como si debiera reducirse a rezar y predicar un Evangelio sin incidencias para la vida y para las situaciones que vive la humanidad. No están conformes con que dé más lugar a las mujeres en puestos claves de gobierno pastoral, que insista en el amor misericordioso y liberador a los pobres, que se preocupe por el cuidado de la “casa común”, que tenga apertura a otras religiones y tradiciones religiosas, que impulse la sinodalidad eclesial, etc. Muchos de estos críticos no han aceptado tampoco la renovación promovida desde el Concilio Vaticano II.

Las críticas a los papas no son novedad. Desde que yo recuerdo, las hubo contra el Papa Pío XII, como si no hubiera defendido a los judíos del exterminio nazi, lo cual es falso; contra el papa Juan XXIII, por iniciar la renovación de la Iglesia, pues querían que siguiéramos en el siglo XVI con Trento; contra el Papa Pablo VI, por impulsar toda la renovación que se había propuesto el Concilio; contra Juan Pablo I, por la sencillez de las pocas alocuciones que tuvo; contra Juan Pablo II, por su resistencia a exageraciones marxistas de cierta teología de la liberación de aquellos tiempos; contra Benedicto XVI, por  insistir en valores fundamentales del cristianismo y como si no abordara problemas sociales de la actualidad, lo cual es inexacto. Estos críticos tienen una visión muy restringida y algunos no conocen la profundidad y oportunidad del magisterio de estos Papas, ni de su forma de ser y actuar. Yo también tenía cierta desconfianza cuando eligieron al Papa Francisco, porque conocía unos detalles de su personalidad, un poco seco, distante y reservado, cosas que su ministerio le hicieron cambiar totalmente. Es el Espíritu Santo quien guía a su Iglesia y hemos de confiar en que El la dirige según las necesidades del momento.

ILUMINACION

Ante todo, contamos con la afirmación contundente de Jesús: “Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y los poderes del abismo no la vencerán. Te daré las llaves del Reino de los cielos, lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y lo que desates en la tierra será desatado en los cielos” (Mt 16, 18-19). Esto nos da la certeza y la garantía de que ningún poder, ni la muerte de un Papa, acabará con la Iglesia; ni siquiera nuestros propios pecados y limitaciones.




El 24 de noviembre de 2013, a los pocos meses de haber sido elegido, el Papa Francisco quiso continuar el proceso de revisión en la forma de ejercer su ministerio. Escribió: “Debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización. El Papa Juan Pablo II pidió que se le ayudara a encontrar ‘una forma del ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva’. Hemos avanzado poco en ese sentido” (EG 32).

Cambian las personas y los estilos de cada Papa, pero no su identidad y misión, como dice el Concilio Vaticano II en su Constitución sobre la Iglesia: “El Romano Pontífice tiene sobre la Iglesia, en virtud de su cargo, es decir, como Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, plena, suprema y universal potestad, que puede siempre ejercer libremente… El Señor estableció solamente a Simón como roca y portador de las llaves de la Iglesia (Mt 16,18-19) y le constituyó Pastor de toda su grey (Jn 21,15ss)” (LG 22). “El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los obispos como de la multitud de los fieles” (LG 23).

ACCIONES

Sigamos orando por la plena recuperación del Papa Francisco, pero no nos angustiemos; la Iglesia es de Jesucristo y la guía permanentemente por su Espíritu Santo. Mantengámonos unidos y firmes en torno al Papa Francisco.

Fuente: exaudi.org

Publicado por JOQUIVESA en 18:56

2/26/25

El denario

Daniel Tirapu Martínez

Trabajar por Dios y para Dios desde joven es una gracia, un don, una oferta que no se debe rechazar

En la palabra de Dios está toda la sabiduría y seguramente todas las historias de la literatura: fidelidad, traición, impaciencia, amores locos y cuerdos, las grandes preguntas de cada uno y de la historia. Por eso, textos escritos hace dos mil años están llenos de actualidad, que a cada uno toca descubrir, digerir, sedimentar.

La parábola de los trabajadores y el denario me ha parecido siempre contradictoria. Al comienzo del día el padre de familia contrata con unos trabajadores por un denario. Al mediodía con otros, por la tarde con otros y casi cuando anochece con otros, siempre por un denario.

Parece lógica la queja de los que trabajan desde la mañana respecto a los que sólo trabajaron un par de horas. No parece justo. Es la queja que he oído muchas veces, "toda la vida fue un vividor y al final de sus días se arrepintió y se salva"; en una mentalidad moderna incluso parece obsceno.

En el fondo es no aceptar la bondad de Dios que perdona y no darse cuenta de que trabajar por Dios desde joven es un privilegio, no una carga. Esos supuestos vividores, adúlteros, famosetes no tienen unas vidas tan maravillosas. Es la queja del hermano mayor que estaba con su padre y coge un enfado profundo por la fiesta del hijo pródigo, que empezó en la seda y acabó entre bellotas.

Un amigo me comentaba, las Iglesias están llenas de viejos; sí, es lógico; la debilidad, las fuerzas, los proyectos son muy diferentes a partir de los sesenta o de los cincuenta. No seamos envidiosos. Un ladrón le robó el cielo a Jesús en un instante en la cruz. Y trabajar por Dios y para Dios desde joven es una gracia, un don, una oferta que no se debe rechazar.

Fuente: religion.elconfidencialdigital.com


Publicado por JOQUIVESA en 11:29

Caminemos juntos en la esperanza

Mensaje del Papa para la Cuaresma 2025

Queridos hermanos y hermanas:

Con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza, iniciamos la peregrinación anual de la santa cuaresma, en la fe y en la esperanza. La Iglesia, madre y maestra, nos invita a preparar nuestros corazones y a abrirnos a la gracia de Dios para poder celebrar con gran alegría el triunfo pascual de Cristo, el Señor, sobre el pecado y la muerte, como exclamaba san Pablo: «La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?» ( 1 Co 15,54-55). Jesucristo, muerto y resucitado es, en efecto, el centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza en la gran promesa del Padre: la vida eterna, que ya realizó en Él, su Hijo amado (cf. Jn 10,28; 17,3).

En esta cuaresma, enriquecida por la gracia del Año jubilar, deseo ofrecerles algunas reflexiones sobre lo que significa caminar juntos en la esperanza y descubrir las llamadas a la conversión que la misericordia de Dios nos dirige a todos, de manera personal y comunitaria.

Antes que nada, caminar. El lema del Jubileo, “Peregrinos de esperanza”, evoca el largo viaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida, narrado en el libro del Éxodo; el difícil camino desde la esclavitud a la libertad, querido y guiado por el Señor, que ama a su pueblo y siempre le permanece fiel. No podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos. Surge aquí una primera llamada a la conversión, porque todos somos peregrinos en la vida. Cada uno puede preguntarse: ¿cómo me dejo interpelar por esta condición? ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad? Sería un buen ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino, dejando que nos interpele, para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa del Padre. Este es un buen “examen” para el viandante.

En segundo lugar, hagamos este viaje juntos. La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (cf. Ga 3,26-28); significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia.

En esta cuaresma, Dios nos pide que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas, somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades. Preguntémonos ante el Señor si somos capaces de trabajar juntos como obispos, presbíteros, consagrados y laicos, al servicio del Reino de Dios; si tenemos una actitud de acogida, con gestos concretos, hacia las personas que se acercan a nosotros y a cuantos están lejos; si hacemos que la gente se sienta parte de la comunidad o si la marginamos. Esta es una segunda llamada: la conversión a la sinodalidad.

En tercer lugar, recorramos este camino juntos en la esperanza de una promesa. La esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5), mensaje central del Jubileo, sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal hacia la victoria pascual. Como nos enseñó el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Spe salvi, «el ser humano necesita un amor incondicionado. Necesita esa certeza que le hace decir: “Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro” ( Rm 8,38-39)». Jesús, nuestro amor y nuestra esperanza, ha resucitado, y vive y reina glorioso. La muerte ha sido transformada en victoria y en esto radica la fe y la esperanza de los cristianos, en la resurrección de Cristo.

Esta es, por tanto, la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna. Debemos preguntarnos: ¿poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?  

Hermanas y hermanos, gracias al amor de Dios en Jesucristo estamos protegidos por la esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5). La esperanza es “el ancla del alma”, segura y firme. En ella la Iglesia suplica para que «todos se salven» ( 1 Tm 2,4) y espera estar un día en la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo. Así se expresaba santa Teresa de Jesús: «Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo» ( Exclamaciones del alma a Dios, 15, 3).

Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, interceda por nosotros y nos acompañe en el camino cuaresmal.

 

Roma, San Juan de Letrán, 6 de febrero de 2025, memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires.

     FRANCISCO

Fuente: vatican.va

Publicado por JOQUIVESA en 11:22

2/24/25

Elogio del humanismo cristiano

Juan Luis Lorda fue homenajeado en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra en su 70 cumpleaños. En su conferencia, el profesor hizo un recorrido por el  “maravilloso patrimonio intelectual” de los cristianos.

Juan Luis Lorda

Empezamos el Año Jubilar 2025. Y podemos hilvanar unas ideas, recorriendo otros años 25. 

En el 225 (hace 1800 años), Orígenes escribía el Peri arché, el primer intento sistemático de la teología. Había comprado un manuscrito hebreo, encontrado en una vasija, con el que empezaría las Hexapla. Así comenzaba el quehacer de la teología en diálogo con el pensamiento humano y con las Sagradas Escrituras.

En el 325 (hace 1700 años), la Iglesia celebró el Concilio de Nicea, que originó un gran Credo y definió el lugar del Hijo de Dios con el término homoousios. Fue posible gracias al amparo del emperador Constantino. Comenzaba una primera fase de la cristiandad. 

En el 425 (hace 1600 años), san Agustín escribía los últimos libros de La Ciudad de Dios sobre la historia humana donde se realiza la historia divina. En apenas cien años, se observaba que el mensaje cristiano no bastaba para revitalizar el viejo imperio. El Occidente, medianamente cristianizado, caería con las invasiones bárbaras y nacería otro mundo (las naciones cristianas) tras un largo periodo de gestación. En Oriente, en cambio, duraría mil años más, hasta ser sometido por el Islam (1453).

En el 1225 (hace 800 años), nació santo Tomás de Aquino. Le debemos la estructura básica de la teología católica, que procede de la Suma. Y muchas otras luces. Aunque la historia no se suele contar bien. Quien triunfó hacia 1220 fueron las Sentencias de Pedro Lombardo, que definieron la teología más de tres siglos. La Suma triunfó más tarde. En 1526, el dominico Francisco de Vitoria ganó una cátedra y sustituyó las Sentencias del Lombardo por la Suma Teológica como libro básico para el estudio de la teología. Además, impulsó el Derecho de Gentes. 

En 1525 (hace 500 años), Juan Luis Vives, harto de la escolástica universitaria (escribiendo De disciplinis) y lejos de España (donde su padre fue quemado por judaizante en 1524), estaba en Inglaterra con Tomás Moro, estudiando precisamente La Ciudad de Dios. Ese año, Lutero se casó con Catalina de Bora. Y el rey Enrique VIII, que había merecido el título pontificio de Fidei defensor por oponérsele (1521), pensaba divorciarse de Catalina de Aragón, lo que acabaría separando la Iglesia anglicana (1534).

En 1825 (hace 200 años), John Henry Newman fue ordenado como presbítero anglicano, se inició como guía de universitarios, y empezó a estudiar a los Padres y la controversia arriana, sobre la que escribiría un excelente libro. También comenzó a estudiar la legitimidad de la Iglesia anglicana como tercera vía entre protestantes y católicos. Esto le llevaría a la Iglesia católica. Además, vivió la secularización liberal en Inglaterra, inicio del fin de las naciones cristianas forjadas en la Edad Media, a medida que se desarrollaba el moderno estado democrático y pluralista.

Los acontecimientos de 1925 

Hay muchísimas cosas interesantes que pasaron hace 100 años. 

En 1925, Maritain, converso a la fe, al tomismo (y al tradicionalismo político), publicó Tres Reformadores. Lutero, Descartes, Rousseau; pero en 1926, con la condena de L’Action (herida sin cerrar), pasó de la nostalgia (y reivindicación) del Antiguo Régimen a la defensa del Estado de Derecho. Desarrolló una filosofía de la persona y del estado de inspiración tomista. Y se planteó cómo vivir cristianamente en una sociedad democrática y pluralista, especialmente en Humanismo integral (1937). Influirá mucho en Dignitatis humanae del Concilio Vaticano II.  

En 1925, Guardini ya había puesto en marcha sus grandes dedicaciones. Ayudaba a los jóvenes de Rothenfels, había publicado El espíritu de la Liturgia (1918) y las Cartas sobre autoformación; y preparaba Las cartas sobre el Lago de Como (1926), reflexionando sobre el cambio de época y su exigencia cristiana; lo repensaría en El ocaso de la Edad Moderna (1950). Además, llevaba dos años en la cátedra de Weltanschauung (1923) releyendo a Kierkegaard, Dostoyevski, Pascal, san Agustín… 

En 1925 Von Hildebrand (con 36 años), organizaba círculos sobre el amor. Inspirado por la fe, Trataba sobre la afectividad espiritual (el corazón) y su respuesta a los valores. Además, en esos años defendía valientemente a otros profesores ante la creciente presión nazi en la universidad alemana. 

En 1925, su colega y amiga, Edith Stein trabajaba formando vocaciones religiosas en Espira y le preocupaba la deriva atea de Heidegger. Habían sido, casi a la vez, ayudantes de Husserl, y mientras Heidegger perdía la fe, Edith Stein la encontró. Por eso, originaron dos metafísicas divergentes. Heidegger la compendió en Ser y tiempo, 1927. Edith Stein en Ser finito y eterno,publicado póstumamente, tras su muerte en un campo de concentración (1942). En su última parte, señala lo que falta a la metafísica de Heidegger. Vidas trágicamente paralelas. Convendrá recordarlo en 2027.  

En 1925, se fundó el Instituto Saint Serge de Teología Ortodoxa en París, por un grupo de pensadores y teólogos rusos, expulsados en 1922. Salieron con lo puesto. A otros les tocó estrenar el archipiélago Gulaj (1923). Saint Serge hizo presente en vivo la teología patrística y bizantina en París, y así la conocieron De Lubac, Congar y otros teólogos católicos. Dio identidad a la teología ortodoxa moderna y marcó sus líneas rojas ante el catolicismo y el protestantismo. 

En 1925, De Lubac, en un noviciado jesuita de Inglaterra, leía a Rousselot (Los ojos de la fe, 1910) y a Blondel, y se introducía en los Padres. Y Congar comenzaba sus estudios de teología en Le Saulchoir (entonces en Bélgica), con Chenu, que había propuesto un nuevo plan de estudios. Estos fermentos darían forma a la teología del siglo XX. 

En 1925, Chesterton publicó The everlasting man, genial y actualísimo, que caló en C. S. Lewis y le impulsó a su conversión. En dos partes, reivindica el despliegue cristiano en la historia y el valor religioso único de Jesucristo ante tendencias “arrianas” (“unitarias”) o panreligiosas modernas.

En 1925, se ordenó san Josemaría e inició su labor sacerdotal, que, con las inspiraciones de Dios, le llevó a fundar el Opus Dei. Su misión no era académica, pero dejó muchas luces sobre el buen hacer cristiano en el mundo. Además, tenía un marcado talante humanista con su aprecio por los frutos del trabajo humano, del lenguaje, la cultura y el estudio, de la educación y las virtudes, de la responsabilidad cívica y social. 

¿Qué podemos sacar de todo esto? 

Primero asombrarnos y agradecer un patrimonio tan amplio y hermoso, fruto de tantos cristianos en diálogo con su tiempo y con las Escrituras (con la revelación). No existe nada tan rico y coherente en el universo intelectual. Basta recordar la ideología comunista dominante en el último siglo (y leer El drama del humanismo ateo de De Lubac). Hoy transmutada en cultura woke, que promete ser tan ubicua, arbitraria (y asfixiante) como lo fue el comunismo. Epidemias o covid intelectuales. 

El evangelio, dialogando con cada época e incorporando los frutos legítimos del espíritu, produce a su alrededor un humanismo cristiano. Nos ayuda a comprendernos. Y es campo de encuentro (y evangelización) con todos los hombres de buena voluntad.

Así tenemos una idea de Dios, que conecta con el misterio del mundo y con nuestras más profundas aspiraciones (ya no podemos creer en otros dioses). Y una rica y exacta idea del ser humano, de su espíritu y desarrollo. Y de su misteriosa herida (genialmente expresada en los 7 pecados capitales). Y de su fin, felicidad y salvación en Cristo (camino, verdad y vida, cfr. Juan 14,6). Y conviene destacar que el Estado de Derecho, con los Derechos Humanos, que es el marco legal de nuestras sociedades (y nuestra defensa ante las nuevas tiranías) también es fruto de ese humanismo cristiano, y hoy peligra entre simplificaciones materialistas y caprichos ideológicos.

Un nuevo contexto

En su Introducción al cristianismo (1967),Joseph Ratzinger advirtió que la Iglesia está pasando de las antiguas sociedades cristianas a minorías fervientes (proceso que quizá dure siglos). El Imperio Romano de Occidente se derrumbó en los siglos V y VI. Y desde finales del XVIII, un impulso de secularización (en parte legítimo) desmonta las naciones cristianas forjadas en la Edad Media. Y nos convierte en una minoría, que debe realizar como un fermento la misión que el Señor pidió: “Id y evangelizad a todas las gentes” (Marcos 16, 15). 

Han cambiado muchas cosas desde que se fundó nuestra Facultad de Teología en 1964. Entonces se ordenaban casi 700 sacerdotes al año en España, y ahora algo más de 70. Hace unos años, se revisó el plan formación de los sacerdotes. Y hace unos meses, se inició un proceso de unificación de los seminarios españoles. Probablemente seguirá una revisión de los estudios eclesiásticos, porque se siente que no se corresponden con lo que reclaman los tiempos: no alientan suficientemente la fe de los candidatos y no les prepara para la misión. 

El camino sinodal alemán ha puesto de manifiesto la insuficiencia de una teología estrictamente académica (con muchos medios), quizá demasiado aséptica cuando no problemática, que no ha conseguido alimentar la fe de las estructuras eclesiásticas que ha formado. 

Temas pendientes de la teología 

El tema de la teología, por definición, es Dios. Pero el Dios revelado en la historia y plenamente en el Hijo. Hoy, un nuevo arrianismo quiere convertir a Jesucristo en una buena persona. Lo advirtió Chesterton en El hombre eterno y C. S. Lewis, cuando planteó su famoso “trilema” (véase en Wikipedia).

Jesucristo, el Hijo, nos ha revelado la verdad y la belleza del amor de Dios, manifestado en su plena entrega. Ese amor personal (de persona a persona) constituye la unión trinitaria, por el Espíritu Santo, y se extiende a la comunión de los santos. Si Jesucristo no es homoousios, un Dios solitario sigue encerrado en su lejano y velado misterio. “A Dios nadie lo ha visto nunca, el Unigénito que está en el seno del Padre nos lo ha revelado” (Juan 1, 18).

Y nos quedamos sin camino de salvación, que es Jesucristo. Necesitamos renovar y hacer significativo el mensaje de salvación para nuestros contemporáneos. El evangelio del amor de Cristo nos salva del sinsentido del mundo y de la historia, de nuestras quiebras morales y las de la humanidad, de la muerte y del pecado, que es lo más profundo y lo más misterioso. Y lo que menos sienten nuestros contemporáneos.

Por eso necesitamos también una lectura creyente de la Biblia, que haga patente la Historia de la revelación, de la Alianza y de la Salvación, que culmina en Cristo (cfr. Carta a los Hebreos 1,1). Y no se limite a la exégesis puntual, que dispersa la atención. El estudio filológico pormenorizado es solo una tarea previa (que no necesita fe ni la enciende). 

Aclarar las causas de la crisis posconciliar

El debate interno actual de la Iglesia reclama un justo y profundo diagnóstico de lo que ha pasado para entender los motivos profundos de la crisis y reaccionar en consecuencia. 

Es preciso revisar el enfrentamiento del tomismo escolástico de los años cuarenta del siglo pasado con la nouvelle theologie. Surgió entre muchos malentendidos y era bastante ajeno al verdadero pensamiento y talante de santo Tomás. Pero corre el peligro de prolongarse.

Además, hay dos ámbitos filosóficos donde la herencia de santo Tomás requiere desarrollos (que él haría). La relación con las ciencias, que se expresa en la Filosofía de la Naturaleza y en la Metafísica. Lo reclamaba Gilson en las últimas páginas de El filósofo y la teología.

También la relación con el pensamiento político. En definitiva, el discernimiento sobre la modernidad: la legitimidad y el valor del Estado de Derecho, con los Derechos Humanos y la libertad religiosa. Hilo que viene desde Francisco de Vitoria. Lo recoge Maritain y muchos otros. Lo asume el Concilio Vaticano II y origina, por reacción, el cisma de Lefebvre. 

La teología de los siglos XIX (con Newman, Scheeben, Möhler y otros) y XX (con tantísimos autores interesantes) es, sin duda, una tercera época de oro, junto a la patrística y la escolástica. Y es preciso sintetizarla e incorporarla. La dificultad estriba precisamente en su riqueza y variedad, y en los límites de lo que se puede enseñar. 

Además necesitamos una revisión de la Teología de la Liberación, que discierna el pasado y se proyecte al futuro. Porque corre el riesgo de que la opción preferencial por los pobres, lo más noble y cristiano que tiene, se convierta en una nostalgia revolucionaria ilusa o en una retórica inoperante. Hace falta esfuerzo político y moral (y teológico) para construir sociedades justas con inspiración cristiana. 

Tenemos un inmenso patrimonio para inspirarnos y entablar el diálogo evangelizad que hoy nos toca.

Fuente: omnesmag.com

Publicado por JOQUIVESA en 16:22

El peligro de aficionarse a cancelar

Juan Luis Selma

No escuchar, etiquetar y descalificar no son propios de una cultura democrática, sino que huelen a totalitarismo.

Dar con el camino adecuado.

En su discurso en el Foro de Seguridad de Múnich, JD Vance habló sobre los peligros de la cancelación y la retirada de la libertad de expresión en Europa. Criticó a los líderes europeos por lo que él considera un retroceso en los valores democráticos y la libertad de expresión.

La cultura de la cancelación es un fenómeno social y cultural que se ha vuelto prominente en los últimos años. Se refiere a la práctica de retirar apoyo, ya sea online o en la vida real, a personas, empresas, figuras públicas o instituciones, debido a acciones o declaraciones que se consideran ofensivas, inapropiadas o moralmente cuestionables. Esta retirada de apoyo suele manifestarse en redes sociales, donde se pide a otros usuarios que "cancelen" o boicoteen al individuo o entidad en cuestión.

Como todo se pega, nos podemos aficionar a cancelar a todo aquel que no nos caiga bien, piense de un modo distinto o nos moleste. Los políticos son siempre un referente y sus actos y declaraciones suelen crear escuela. Si los vemos levantando muros, promoviendo cinturones sanitarios, descalificando a los otros, cancelando y estigmatizando, nos puede entrar la afición.

Los peligros de no escuchar, de etiquetar y descalificar, de ignorar, no son propios de una cultura democrática, de una civilización civilizada, moderna. Huelen a totalitarismo, a fundamentalismo y, como enfrentan a la gente, a lucha de clases, donde los vencedores oprimen a los vencidos.

Estoy a favor de la verdad, de la responsabilidad. Pienso que no forman parte de la libertad de expresión las fake news, pero la verdad no necesita de una nueva inquisición que la cuide y proteja. Una característica de lo verdadero es su intrínseca capacidad de darse a conocer, de pervivir. Puede ser amordazada, secuestrada, pero al final será proclamada desde los tejados. Es inmortal.

Con los “cancelados” se debería hablar, discutir, profundizar en sus razones. La cancelación es señal clara de miedo a no tener razón; quizás, remordimiento de obrar mal, tufillo de manipulación. Cerrar las puertas, anular, puede atentar a la libertad, imprescindible en una sociedad democrática. Puede intimidar a quien está en minoría, retraerle a manifestar sus opiniones. Impedir, en caso de que esté equivocado, su redención. El “cancelador”, por su entusiasmo en conservar el bien, puede caer en la precipitación, en juicios temerarios. Además, las campañas de cancelación pueden derivar en acoso y abuso, afectando negativamente la salud mental de las personas involucradas.

Pero, vayamos al Evangelio: “amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros”. Tachar, atacar, ignorar no es cristiano. El enfrentamiento no es propio de los seguidores de Jesús, al que vemos con los brazos abiertos en la cruz, perdonando y acogiendo.

Esta enseñanza de Jesús es muy conveniente en el ámbito familiar. La familia nace del amor y está destinada a transmitir amor. Se supone que los cónyuges han decidido libremente quererse, que son esposos y no contrincantes. Que sus relaciones deben moverse en el ámbito del cariño, de la comprensión, del perdón. Entre marido y mujer se ha colado sibilinamente el ethos del poder, de la lucha de clases, la sospecha, la cancelación por tener sexos opuestos. No es que se hayan perdido los principios de la caridad cristiana, nos olvidamos también del respeto a la persona, de las pautas elementales de la educación.

Como dice el Papa: “para resolver sus problemas de relación, el hombre y la mujer deben, en cambio, hablarse más, escucharse más, conocerse más, quererse más. Deben tratarse con respeto y cooperar con amistad. Con estas bases humanas, sostenidas por la gracia de Dios, es posible proyectar la unión matrimonial y familiar para toda la vida. El vínculo matrimonial y familiar es una cosa seria, lo es para todos, no solo para los creyentes”.

También en la esfera social, en el ámbito de la política, sucede algo similar. No vemos personas sino enemigos. No hay diálogo, no aprendemos del otro. Así nos pasa como con Google, que va estudiando nuestros gustos y el algoritmo solo nos presenta noticias a nuestro estilo, de modo que nuestro horizonte se va estrechando cada vez más. No somos del todo conscientes, pero nos vamos radicalizando, polarizando. Primero ya no caben más que los míos y luego, me quedo solo.

Quien ama, habla bien, incluso de quienes lo maldicen, y les desea lo mejor, que Dios los bendiga. Quien sigue a Cristo reza hasta por aquellos que lo están fastidiando: “rogad por los que os calumnian”. Esta es la revolución de Jesús: compasión, cercanía y ternura.

Fuente: eldiadecordoba.es

Publicado por JOQUIVESA en 13:51

Ángelus 23F

Texto preparado por el Santo Padre

¡Hermanos y hermanas, feliz domingo!

Esta mañana se ha celebrado la Eucaristía en la Basílica de San Pedro con la ordenación de algunos candidatos al diaconado. Saludo a ellos y a los participantes en el Jubileo de los Diáconos que tuvo lugar estos días en el Vaticano; y doy las gracias a los Dicasterios para el Clero y para la Evangelización por la preparación de este evento.

Queridos hermanos diáconos, ustedes se dedican a anunciar la Palabra y al servicio de la caridad; desempeñan su ministerio en la Iglesia con palabras y obras, llevando a todos el amor y la misericordia de Dios. Los exhorto a continuar con alegría su apostolado y a ser, como nos sugiere el Evangelio de hoy, signo de un amor que abraza a todos, que transforma el mal en bien y genera un mundo fraterno. ¡No tengan miedo de “arriesgar el amor”!

Por mi parte, continuo con confianza mi hospitalización en el Policlínico Gemelli, siguiendo con los tratamientos necesarios; ¡y el descanso también forma parte de la terapia! Agradezco de corazón a los médicos y al personal sanitario de este hospital por la atención que me están demostrando y por la dedicación con la que realizan su servicio entre las personas enfermas.

Mañana se cumple el tercer aniversario de la guerra a gran escala contra Ucrania: ¡un acontecimiento doloroso y vergonzoso para toda la humanidad! Mientras renuevo mi cercanía al martirizado pueblo ucraniano, los invito a recordar a las víctimas de todos los conflictos armados y a rezar por el don de la paz en Palestina, en Israel y en todo Oriento Medio, en Myanmar, en Kivu y en Sudán.

En estos días me han llegado muchos mensajes de afecto y me han impresionado especialmente las cartas y dibujos de los niños. ¡Gracias por esta cercanía y por las oraciones de confortación que he recibido de todo el mundo! Encomiendo a todos a la intercesión de María y les pido que recen por mí.

Fuente: vatican.va


Publicado por JOQUIVESA en 13:48

2/22/25

¿Qué es enamorarse?

José María Contreras Luzón


Somos iguales y no hay «otra forma de ser persona». El misterio «del otro», que tanto atrae, no existe. Esto trae como consecuencia que todas esas habilidades emocionales se vayan perdiendo

Poetas, intelectuales, artistas, psicólogos y demás personas de saber han intentado acercarse a la esencia del enamoramiento. No hay una definición redonda: todavía nadie ha dado en el clavo de una manera contundente.

A mí, personalmente, me gusta el acercamiento de Julián María. Dice que uno se enamora de «otra forma de ser persona». Tiene mucho de verdad. Uno se enamora de alguien que también es persona, pero distinta a mi forma de ser; uno se enamora de otro, en el que se admira su manera distinta de sentir, pensar, enfocar la realidad.

Con esta premisa, se puede concluir que todos los esfuerzos que actualmente existen para conseguir que los hombres y las mujeres sean iguales y, por tanto, se comporten de manera similar en todo lo relacionado con la sexualidad y la afectividad, estaría dañando la capacidad de enamorarse.

Por decirlo de otra manera, las habilidades que hay que poner en práctica para conseguir que otra persona se fije en ti —lo que toda la vida se ha llamado galanteo o conquista— ya no serían necesarias. Somos iguales y no hay «otra forma de ser persona». El misterio «del otro», que tanto atrae, no existe. Esto trae como consecuencia que todas esas habilidades emocionales se vayan perdiendo.

Ya lo dicen los psicólogos: las nuevas generaciones son cada vez más analfabetas emocionalmente. Si de verdad somos iguales, casi lo único que interesaría del otro sería el sexo. A mi parecer, ésta es una de las presiones que se están sufriendo en nuestros días, y la mujer como consecuencia de ser más madura en el terreno de los sentimientos que el hombre, quizás lo sufra más en muchos casos.

Si los sentimientos amorosos estorban en este mundo moderno; si querer el compromiso y el afecto en una relación es síntoma de debilidad emocional —muchos profesionales de la salud están tratando estos deseos de compromiso y afecto—; si esto es así, quien tenga más habilidades y madurez en el campo afectivo y emocional, será quien pierda. Si no te interesa el sexo por el sexo, estás perdido.

A una gran cantidad de mujeres no les interesa y tienen que imitar al hombre al que, por su constitución antropológica, es más frecuente que le interese el sexo por el sexo. Muchas personas están sufriendo las consecuencias. En la medida que las mujeres se comporten como hombres en la afectividad, menos las necesitaran los hombres. Sólo para el sexo. Repetía un profesor mío en la facultad de biológicas, que Dios perdona siempre, el hombre algunas veces, la naturaleza nunca.

Si uno quiere obviar su ser antropológico, lo terminará pagando. Si quien quiere hacerlo es toda una sociedad, esta lo pagará. Para hacer desaparecer esta civilización, solo será necesario convencer a la mujer de que se comporte como lo que no es. En el fondo, lo que consigue la revolución sexual es una ruptura entre genitalidad por un lado y amor por otro; entre sentimientos, galanteo, intimidad y emoción por una parte y corporalidad por la otra. Ruptura más asumible, a corto plazo, por el hombre que por la mujer, pero a medio y largo plazo con consecuencias negativas para ambos. ¡Con lo bonito que es el compromiso en el enamoramiento!

Fuente: eldebate.com

Publicado por JOQUIVESA en 12:09
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