8/02/25

León XIV nombra Doctor de la Iglesia a san John Henry Newman

Javier García Herrería

Newman se convierte en el Doctor de la Iglesia número 38, tras los últimos nombramientos de Santa Hildegarda de Bingen (2012), San Gregorio de Narek (2015) y San Ireneo (2022).

En una decisión de gran relevancia para la Iglesia universal, el Papa León XIV

Con esta proclamación, Newman se convierte en el Doctor de la Iglesia número 38, uniéndose a un selecto grupo de santos cuyas enseñanzas han sido reconocidas como particularmente iluminadoras para la fe católica en todos los tiempos. La ceremonia oficial de proclamación será anunciada en los próximos días.

Perfil de Newman

El teólogo español Juan Luis Lorda publicó hace dos años un texto en Omnes sobre la figura de Newman y su influencia. Según Lorda, «lo más importante de Newman es que es un converso», no solo por su paso del anglicanismo al catolicismo en 1845, sino porque toda su vida fue una «vida de constante conversión, a la búsqueda de la verdad que es Dios». Desde su infancia, explica el teólogo, Newman se sintió guiado por la luz de esa verdad, que lo llevó a «rezar, a servir al Señor, a ser célibe, a ser ministro anglicano» y a emprender una profunda renovación espiritual e intelectual en Oxford.

Aunque hoy, por sensibilidad ecuménica, se prefiere hablar de «alcanzar la plena comunión», Lorda insiste en que su trayectoria espiritual conserva toda la fuerza de una auténtica conversión, al estilo de los grandes santos de la tradición cristiana.

La grandeza teológica de Newman radica en que «su reflexión está tan marcadamente unida a su vida», lo que le confiere un valor singular y una autenticidad difícil de igualar. Sus ideas sobre la fe, la conciencia, la relación entre fe y razón, el desarrollo doctrinal y el papel de la Iglesia en la historia no son meras especulaciones académicas, sino el fruto maduro de un itinerario personal en el que el estudio fue siempre «una forma de búsqueda de la verdad».

Para Lorda, su obra más emblemática es la Apología pro vita sua, escrita para defender su honestidad intelectual y espiritual al convertirse al catolicismo. «Su itinerario espiritual, magníficamente narrado, tiene un valor extraordinario para todos los temas que tienen que ver con la fe, la conciencia y la credibilidad de la Iglesia», afirma. No duda en situarlo «en la estela de las Confesiones de san Agustín», por su profundidad y su poder de interpelación.

Fuente: omnesmag.com