CÓMO EXPLICAR LA NAVIDAD
A LOS NIÑOS
Rachel Abdalla
A todo niño le gusta aquello que le es propio, o sea ver la realidad en la óptica pura e inocente de los hechos que presencia y de los deseos que siente, principalmente aquellos que están asociados a la alegría. Por eso, debemos presentar Jesús a los niños de modo alegre y con equilibrio, y para su tamaño.
Con base en las enseñanzas que Jesús nos dejó en los evangelios, todo lo que se habla debe tener una connotación verdadera, sin bien es necesario colocarlo de modo lúdico, o sea en el lenguaje que circunda y en el que participa el niño, creando así un vínculo entre aquello que oye y vive.
Al hablar a los pequeños sobre el nacimiento de Jesús, los padres y catequistas pueden hacer una correlación de este día con el nacimiento de ellos, recordando la alegría y la emoción, la preparación y la expectativa de la llegada de un niño al mundo. Aquí, en Navidad, de un pequeño muy especial, porque es el Hijo de Dios.
Cuando el ángel Gabriel le anuncia a María que ella será la madre del Hijo de Dios, inicia con la palabra griega khaire que significa 'alégrate', ¡porque la novedad que trae es motivo de mucha alegría! ¡Va a nacer un niño, un niño viene al mundo! Es pues con esa misma alegría del ángel al anunciar a María la venida de Jesús, es que nosotros debemos también anunciarlo al mundo y especialmente a los niños
¿Pero, dónde está la alegría? ¿Cómo mostrarla a los pequeños?
El motivo de alegría para María era tener al Señor en su vientre y para nosotros es el hecho que Jesús ha nacido entre los hombres.
Con relación a los niños podemos introducirlos en el contexto de la familia, de los amigos, de los parientes, como una relación de amor entre todos.
¡Al final de cuentas ser feliz es tener un encuentro con el amor! Dios es amor y nosotros nos encontramos con este amor en la persona de Jesús. Al mostrar a Jesús como un niño estamos colocándolo en el mismo contexto en que viven los los pequeños.
Es interesante, en este proceso evangelizador, despertar en ellos alguna otro inquietud sobre el Niño Jesús: por ejemplo hablar de cómo Él nació; que lloraba, pero que también sonreía; cómo serían sus facciones a partir de las características de su pueblo; cuándo comenzó a caminar, lo que le gustaba comer, quiénes eran sus amiguitos, cuál era su broma preferida... finalmente, describir situaciones simples que no interfieran en la verdad y puedan ser presentadas conforme a la expectativa del niño y de su edad, puesto que Jesús era un niño, común aún siendo Dios, y creció como todos nosotros dentro de una realidad humana y limitada. Así, ellos crecerán con Jesús, gradualmente, de modo simple y natural.
¡Este tiempo de la Navidad, hablemos sobre Jesús y enseñemos el amor a los niños, con la alegría que ellos tienen! ¡Es un lenguaje que ellos entienden!
¡Feliz Navidad!