No al arribismo en la Iglesia
El Papa en la Misa de hoy
¿Cuál será la recompensa que recibiremos por seguirte? Así ha abierto el papa Francisco su homilía, a partir de la pregunta que Pedro le dirige a Jesús y que, después de todo, se refiere a la vida de todo cristiano. Jesús, observó el papa, observó que los que lo siguen tendrán "muchas cosas buenas", pero "con persecuciones". El camino del Señor, continuó, "es un camino de ‘abajamiento’, un camino que termina en la Cruz".
Por eso, agregó, "siempre habrá dificultades", "persecuciones". Siempre las habrá, "porque Él ha hecho este camino antes" de nosotros. Advirtió que "cuando un cristiano no tiene ninguna dificultad en la vida --todo está bien, todo es bello--, algo está mal". Se puede pensar en esta persona como "un gran amigo del espíritu del mundo, de lo mundano". Y esto, señaló, "es la tentación propia de un cristiano":
"Seguir a Jesús, sí, pero hasta cierto punto; seguir a Jesús como una forma cultural: soy cristiano, tengo esta cultura... Pero sin la exigencia del verdadero seguimiento de Jesús, la exigencia de seguir su camino. Se sigue a Jesús como una propuesta cultural, se utiliza este camino para ir más alto, para tener más poder. Y la historia de la Iglesia está llena de esto, comenzando por algunos emperadores y luego por muchos gobernantes y tanta gente, ¿no? E incluso algunos --no voy a decir muchos, pero algunos--, presbíteros, obispos, ¿no? Algunos dicen que hay muchos..., pero hay algunos de los que piensan que seguir a Jesús es hacer carrera".
No a la carrera eclesiástica
El Papa recordó que en una ocasión, "en la literatura de hace dos siglos", a veces se acostumbraba decir que uno "de un niño quería hacer la carrera eclesiástica". Reiteró que "muchos cristianos, tentados por el espíritu del mundo, creen que seguir a Jesús es bueno porque se puede hacer una carrera, se puede salir adelante". Pero esto "no es el espíritu", es, al contrario, la actitud de Pedro que habla de carrera y Jesús le responde: "Sí, te daré todo, pero con persecución".
"No se puede quitar la Cruz del camino de Jesús: siempre está ahí". Y, sin embargo, advirtió, esto no significa que los cristianos deben salir lastimados. El cristiano "sigue a Jesús por amor y cuando se sigue a Jesús por amor, la envidia del diablo hace muchas cosas". El "espíritu del mundo –observó--, no tolera esto, no tolera el testimonio":
"Piensen en la madre Teresa: ¿qué dice el espíritu del mundo sobre la madre Teresa? 'Ah, la beata Teresa es una gran mujer, ha hecho muchas cosas buenas por los demás...’. El espíritu del mundo nunca dice que la beata Teresa, todos los días, por muchas horas, estaba en adoración... ¡Nunca! Reduce la actividad cristiana al bien social. Como si la vida cristiana fuera una pintura, un barniz de cristianismo. La proclamación de Jesús no es un barniz: el anuncio de Jesús llega a los huesos, al corazón, entra y nos cambia. Y eso no lo tolera el espíritu del mundo, no lo tolera y por lo tanto vienen las persecuciones".
Los que dejan su hogar, su familia para seguir a Jesús, repitió Francisco, recibirán cien veces más "ya ahora en este tiempo". Cien veces junto a las persecuciones. Y esto no se olvida:
"Seguir a Jesús es propiamente esto: ir por amor con Él, detrás de Él: el mismo camino, la misma vía. Y el espíritu del mundo no lo va a tolerar y nos hará sufrir, pero un sufrimiento como el de Jesús. Pidamos esta gracia: seguir a Jesús en el camino que Él nos ha revelado y que Él nos ha enseñado. Esto es hermoso, porque jamás nos deja solos. ¡Nunca! Siempre está con nosotros. Que así sea".