9/30/13

Juan Pablo II y Juan XXIII serán canonizados el 27 de abril de 2014

Lo confirmó hoy el Papa en su primer consistorio.

El papa Francisco decidió hoy en el primer consistorio que ha convocado, la fecha de canonización del beato Juan Pablo II y del beato Juan XXIII, que será el domingo 27 de abril del 2014 en Roma. 
El papa en su viaje de regreso de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, había indicado la fiesta de la Divina Misericordia, el 27 de abril, porque si era antes el invierno europeo habría producido muchos problemas especialmente a los peregrinos de pocos recursos. Desde Polonia indican que llegarán a Roma varios cientos de miles de peregrinos.
En el caso de Juan XXIII, el papa Francisco autorizó el proceso sin necesidad de un segundo milagro.
Los milagros de Juan Pablo II que fueron tomados en consideración para su canonización fue la sanación milagrosa de una monja francesa que sufría un parkinson irreversible y avanzado. El segundo milagro necesario que se aprobó fue la curación de una mujer de Costa Rica que sufría un aneurisma cerebral.


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Anécdotas, textos y oraciones para la devoción a los dos futuros santos



Oración para pedir la intercesión de Juan XXIII

    Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia.
    Te pido nos alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos los hombres.
    Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles discípulos de Jesús y apóstoles de su palabra. Te pido de manera especial, por todas las familias para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
              Intercede por todos nosotros en unión de nuestra Madre Santísima María. Amén.


Oración para pedir la intercesión de Juan Pablo II
    
Oh Trinidad Santa,
    Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor.
    Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.
    Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos. Amén.

Anécdotas de Juan XXIII

      Cuando lanzaron el primer cohete a la luna con su alunizaje en ella, publicaron los periódicos la noticia con gran impacto y espectaculares titulares sensacionalistas. El papa Juan XXIII se limitó a comentarlo con sus íntimos moviendo lentamente la cabeza mientras exclamaba varias veces: «Hay tanto que hacer en la tierra, ¡hay tanto que hacer!».
* * *
      Contaba un obispo francés que, al final de la primera sesión del concilio, un día habló con Juan XXIII sobre el discurso de apertura, y el Papa le decía: «La verdad es que en el discurso de apertura que dirigí a los obispos al empezar el concilio, no había visto tantas cosas como luego, estudiándolo, encontraban los obispos. Sin embargo, ahora, cuando lo releo, también yo las encuentro... Se ve que el Espíritu Santo es más listo que todos nosotros».
* * *
      Regresaba un día al Vaticano con su secretario después de haber visitado un asilo de ancianos y de haberles obsequiado algunos regalos. Al pasar por delante de una casa, el secretario, señalándola, le dijo: «Santidad, en esta casa vive el profesor Lolli, redactor de L´Osservatore Romano. Tiene a su mujer muy enferma. ¿No podría enviarle una bendición?»
      El papa le contestó: «Es difícil mandar una bendición por el aire, don Loris. ¿No es mejor llevársela personalmente?»
      Y sin avisar, como tantas veces hacía, estaba llamando a la puerta del redactor del diario para llevarle la bendición en persona...
* * *
      Al principio de su pontificado, Juan XXIII tuvo que posar para los fotógrafos, para que éstos hicieran las fotografías oficiales del nuevo Papa. En una ocasión, inmediatamente después de posar ante las cámaras, recibió en audiencia a monseñor Fulton Sheen, que era un obispo muy conocido en Estados Unidos porque predicaba en televisión. Al saludarle, Juan XXIII le manifestó con toda sencillez: «Mire, Dios nuestro Señor supo ya muy bien desde hace setenta y siete años que yo había de ser Papa. ¿No pudo haberme hecho más fotogénico?»
* * *
      Cuentan que en su primera noche como Pontífice pidió al cardenal Nasalli que se quedara a cenar con él. Pero el purpurado le dijo que era costumbre que los Papas comieran solos, a lo que el recién elegido respondió: «¡Tampoco de Papa van a dejarme hacer lo que me dé la gana!». El cardenal, accediendo a la petición preguntó: «¡Santidad!, ¿puedo traer champán?». Juan XXIII respondió: «¡Sí, por favor, pero no me llame Santidad, que cada vez que así lo hace me parece que me está tomando el pelo!».

Anécdotas de Juan Pablo II

      En su última celebración del Corpus Domini que presidió en 2004, el Papa ya no podía andar, de forma que hubo que fijar su silla a la plataforma del vehículo dispuesto para la procesión. Delante de él, sobre el reclinatorio, se exhibía el ostensorio con el Santísimo Sacramento. Poco después de la partida, Juan Pablo II se dirigió a uno de los maestros de ceremonias y le preguntó si podía arrodillarse. Con delicadeza, éste le explicó que era demasiado arriesgado, dado que el recorrido era bastante accidentado y eso menguaba la estabilidad del vehículo. Pasados unos minutos el Papa repitió:
─ «Querría arrodillarme».
      Le respondieron que esperase a que el firme fuese mejor. Unos instantes después dijo:
─ «Ahí está Jesús, ¡por favor!»
      Los dos maestros de ceremonias lo ayudaron a arrodillarse en el reclinatorio. Como no lograba sostenerse con las piernas, el Papa intentó sujetarse aferrándose al borde de aquel, pero, casi de inmediato, tuvieron que sentarlo de nuevo en la silla.
* * *
      Cuenta el Cardenal Coppa, sobre un viaje del Papa a República Checa en el año 1995, cuando ya comenzaba a usar bastón a causa de su salud:
      «La primera noche de aquel viaje, luego de volver de la cena con los obispos, bajó a la capilla ante el Santísimo. Las hermanas habían preparado para él un gran reclinatorio, pero prefirió rezar en uno de las bancas habituales. Yo lo acompañaba, esperándolo afuera de la capilla... La noche siguiente tuve que responder a una llamada urgente y no pude acompañarlo a la capilla. Llegué luego, cuando ya estaba arrodillado. Antes de entrar escuché como una música distinta, y cuando abrí silenciosamente la puerta, escuché cómo, arrodillado en la banca, cantaba ante el tabernáculo. Nunca he olvidado ese delicado canto, que era como un coloquio de amor con Cristo...».
* * *
      Un día, Monseñor Álvaro del Portillo, Prelado del Opus Dei, esperaba para ser recibido en audiencia por Juan Pablo. Al oírle llegar, notó que lo hacía arrastrando los pies. El Prelado le comentó: «¡Qué cansado está, Santidad!». A lo que el Papa replicó de inmediato: «Si a estas horas de la noche el Papa no estuviera cansado sería porque hoy no habría cumplido con su deber».
* * *
      En 1994, la revista Time nombró a Juan Pablo II “Hombre del año”. Su portavoz le mostró la portada y el Papa le dio la vuelta. Su asesor se la mostró de nuevo y el Papa de nuevo la giró. «Santidad, ¿no le gusta la revista?», le preguntó. «Quizá−dijo− es que me gusta demasiado».
* * *
      En 2001 el Papa realizó un histórico viaje a Grecia, donde pudo reunirse con los obispos ortodoxos. En uno de los encuentros con el Arzobispo de Atenas, Su Beatitud Christodoulos, Juan Pablo les comentó que tenía una gran ilusión de rezar el Padre Nuestro con él en griego, y él también lo quiso y lo rezaron juntos en voz alta. Este gesto importante −hacía diez siglos que no sucedía algo así− no fue improvisado: el Papa, antes del viaje, había recitado durante varios días el Padre Nuestro en griego, para aprenderlo.

El ‘Decálogo de la serenidad’ de Juan XXIII

    1. Sólo por hoy, trataré de vivir exclusivamente al día, sin querer resolver el problema de mi vida de una vez.
    2. Sólo por hoy, tendré el máximo cuidado de mi aspecto; trataré de ser cortés; de no criticar a nadie ni pretender disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
    3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
    4. Sólo por hoy, me adaptaré a las circunstancias, sin querer que las circunstancias se adapten a mis deseos.
    5. Sólo por hoy, dedicaré treinta minutos de mi tiempo a una buena lectura recordando que así como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, la buena lectura es necesaria para mi mente y espíritu.
    6. Sólo por hoy, haré una buena acción a favor de alguien que solamente yo sabré.
    7. Sólo por hoy, haré dos acciones positivas que no sean de mi agrado y procuraré que nadie se entere.
    8. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
    9. Sólo por hoy, haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré íntegramente, pero lo redactaré. Y me cuidaré de dos calamidades, la prisa y la indecisión.
    10. Sólo por hoy, no tendré temores, no tendré miedo a gozar de lo que es bello y de creer en la bondad. Puedo hacer durante un día lo que me descorazonaría si pensase tener que hacerlo durante toda mi vida.

Oración de Juan Pablo II al Espíritu Santo

    Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido profundo del gran Jubileo y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con la fe, en la esperanza que no defrauda, en la caridad que no espera recompensa.
    Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la Humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo, la culminación de la Historia.
    Ven, Espíritu de amor y de paz.
    Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva.
    Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.
    Ven, Espíritu de amor y de paz.
    Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios.
    Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario, infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.
    Ven, Espíritu de amor y de paz.
    Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón, orienta el camino de la ciencia y la técnica al servicio de la vida, de la justicia y de la paz. Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.
    Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que Tú pones en el curso de la Historia.
    Ven, Espíritu de amor y de paz.
    A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos.
    Amén.
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9/29/13

"Si perdemos la memoria de Dios, también nosotros perdemos la consistencia"

Homilía del Papa en la eucaristía de la Jornada de los Catequistas


1. «¡Ay de los que se fían de Sión,... acostados en lechos de marfil!» (Am 6,1.4); comen, beben, cantan, se divierten y no se preocupan por los problemas de los demás.
Son duras estas palabras del profeta Amós, pero nos advierten de un peligro que todos corremos. ¿Qué es lo que denuncia este mensajero de Dios, lo que pone ante los ojos de sus contemporáneos y también ante los nuestros? El riesgo de apoltronarse, de la comodidad, de la mundanidad en la vida y en el corazón, de concentrarnos en nuestro bienestar. Es la misma experiencia del rico del Evangelio, vestido con ropas lujosas y banqueteando cada día en abundancia; esto era importante para  él. ¿Y el pobre que estaba a su puerta y no tenía para comer? No era asunto suyo, no tenía que ver con él. Si las cosas, el dinero, lo mundano se convierten en el centro de la vida, nos aferran, se apoderan de nosotros, perdemos nuestra propia identidad como hombres: mirad bien, el rico del Evangelio no tiene nombre, es simplemente «un rico». Las cosas, lo que posee, son su rostro, no tiene otro.
Pero intentemos preguntarnos: ¿Por qué sucede esto? ¿Cómo es posible que los hombres, tal vez también nosotros, caigamos en el peligro de encerrarnos, de poner nuestra seguridad en las cosas, que al final nos roban el rostro, nuestro rostro humano? Esto sucede cuando perdemos la memoria de Dios. 'Ay de los que se fían de Sion', decía el profeta.  Si falta la memoria de Dios, todo queda comprimido en el yo, en mi bienestar. La vida, el mundo, los demás, pierden consistencia, ya no cuentan nada, todo se reduce a una sola dimensión: el tener. Si perdemos la memoria de Dios, también nosotros perdemos la consistencia, también nosotros nos vaciamos, perdemos nuestro rostro como el rico del Evangelio. Quien corre en pos de la nada,  él mismo se convierte en nada, dice otro gran profeta, Jeremías (cf. Jr 2,5). Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, no a imagen y semajanza de las cosas, no de los ídolos.
2. Entonces, mirándoles a ustedes, me pregunto: ¿Quién es el catequista? Es el que custodia y alimenta la memoria de Dios; la custodia en sí mismo y sabe despertarla en los demás. Qué bello es esto: hacer memoria de Dios, como la Virgen María que, ante la obra maravillosa de Dios en su vida, no piensa en el honor, el prestigio, la riqueza, no se cierra en sí misma. Por el contrario, tras recibir el anuncio del Ángel y haber concebido al Hijo de Dios, ¿qué es lo que hace? Se pone en camino, va donde su anciana pariente Isabel, también ella encinta, para ayudarla; y al encontrarse con ella, su primer gesto es hacer memoria del obrar de Dios, de la fidelidad de Dios en su vida, en la historia de su pueblo, en nuestra historia: «Proclama mi alma la grandeza del Señor... porque ha mirado la humillación de su esclava... su misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (cf. Lc 1,46.48.50). María tiene memoria de Dios. En este cántico de María está también la memoria de su historia personal, la historia de Dios con ella, su propia experiencia de fe. Y así es para cada uno de nosotros, para todo cristiano: la fe contiene precisamente la memoria de la historia de Dios con nosotros, la memoria del encuentro con Dios, que es el primero en moverse, que crea y salva, que nos transforma; la fe es memoria de su Palabra que inflama el corazón, de sus obras de salvación con las que nos da la vida, nos purifica, nos cura, nos alimenta. El catequista es precisamente un cristiano que pone esta memoria al servicio del anuncio; no para exhibirse, no para hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, de su amor y su fidelidad. Hablar de transmitir todo aquello que Dios ha revelado, es decir, la doctrina de su totalidad, sin quitar ni añadir. San Pablo recomienda a su discípulo y colaborador Timoteo sobre todo una cosa: Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, a quien anuncio y por el que sufro (cf. 2 Tm 2,8-9). Pero el Apóstol puede decir esto porque  él es el primero en acordarse de Cristo, que lo llamó cuando era un perseguidor de los cristianos, lo conquistó y transformó con su gracia.
El catequista, pues, es un cristiano que lleva consigo la memoria de Dios, se deja guiar por la memoria de Dios en toda su vida, y la sabe despertar en el corazón de los otros. Esto requiere esfuerzo. Compromete toda la vida. El mismo Catecismo, ¿qué es sino memoria de Dios, memoria de su actuar en la historia, de su haberse hecho cercano a nosotros en Cristo, presente en su Palabra, en los sacramentos, en su Iglesia, en su amor? Queridos catequistas, les pregunto: ¿Somos memoria de Dios? ¿Somos verdaderamente como centinelas que despiertan en los demás la memoria de Dios, que inflama el corazón?
3. «¡Ay de los que se fían de Sión», dice el profeta. ¿Qué camino se ha de seguir para no ser «superficiales», como los que ponen su confianza en sí mismos y en las cosas, sino hombres y mujeres de la memoria de Dios? En la segunda Lectura, san Pablo, dirigiéndose de nuevo a Timoteo, da algunas indicaciones que pueden marcar también el camino del catequista, nuestro camino: Tender a la justicia, a la piedad, a la fe, a la caridad, a la paciencia, a la mansedumbre (cf. 1 Tm 6,11).
El catequista es un hombre de la memoria de Dios si tiene una relación constante y vital con él y con el prójimo; si es hombre de fe, que se fía verdaderamente de Dios y pone en  él su seguridad; si es hombre de caridad, de amor, que ve a todos como hermanos; si es hombre de «hypomoné», de paciencia y perseverancia, que sabe hacer frente a las dificultades, las pruebas y los fracasos, con serenidad y esperanza en el Señor; si es hombre amable, capaz de comprensión y misericordia.
Pidamos al Señor que todos seamos hombres y mujeres que custodian y alimentan la memoria de Dios en la propia vida y la saben despertar en el corazón de los demás. Amén.

El Papa invita a pedir la gracia de no huir de la Cruz

Homilía del día 28 en Santa Marta

El papa en la homilía de Santa Marta,  haciendo referencia al Evangelio del día en el que Jesús anuncia a los discípulos su pasión, ha invitado a pedir la gracia de no huir de la Cruz. "El Hijo del hombre va a ser entregado a las manos de los hombres", a estas palabras de Jesús se ha referido el papa para decir que "congelan a los discípulos que pensaban en un camino triunfal. Palabras que "se mantenían misteriosas para ellos porque no entendían el sentido" y "tenían miedo de interrogarlo sobre este argumento". 
En palabras del papa "tenían miedo de la Cruz, tenían miedo de la Cruz. El mismo Pedro, después de esa confesión solemne en la región de la Cesarea de Felipe, cuando Jesús dice esto otra vez, reprendía al Señor: '¡No, nunca, Señor! ¡Esto no!' Tenía miedo de la Cruz, pero no solo los discípulos, no solo Pedro, ¡el mismo Jesús tenía miedo de la Cruz! Él no podía engañarse, Él sabía. Tanto era el miedo de Jesús que esa tarde del jueves sudó sangre; tanto era el miedo de Jesús que casi dijo lo mismo que Pedro, casi... 'Padre, aparta de mí este cáliz. ¡Se haga tu voluntad!' ¡Esta era la diferencia!".
Ha subrayado el papa que la Cruz nos da miedo también en la obra de evangelización, pero está la "regla" que "el discípulo no es más grande del Maestro. Está la regla que no hay redención sin la efusión de la sangre", no hay obra apostólica fecunda sin la Cruz.
Por eso Francisco ha afirmado que "quizá nosotros pensamos, cada uno de nosotros puede pensar: 'Y a mí, ¿a mí qué me sucederá? ¿Cómo será mi Cruz?' No sabemos. No sabemos, ¡pero estará! Debemos pedir la gracia de no huir de la Cruz cuando venga: con miedo ¡eh! ¡Eso es verdad! Eso nos da miedo. Pero seguir a Jesús termina allí. Me vienen a la mente las últimas palabras que Jesús ha dicho a Pedro, en esa coronación pontificia en el Tiberiades: '¿me amas? ¡alimenta! ¿me amas? ¡alimenta!.... pero las últimas palabras eran esas: 'te llevarán donde no quieres ir. La promesa de la Cruz".
Para finalizar su homilía el santo padre lo ha hecho con una oración a María: "muy cercana a Jesús, en la Cruz, era su madre, su mamá. Quizá hoy, el día que nosotros la rezamos, será bueno pedirle la gracia no de quitar el miedo - eso debe venir, el miedo de la Cruz... - sino la gracia de no asustarse y huir de la Cruz. Ella estaba allí y sabe como se debe estar cerca a la Cruz".

El verdadero cristiano no evita la cruz y lleva las humillaciones con alegría y paciencia

El Papa el día 27 en la homilía de Santa Marta


"La capacidad de llevar con alegría y paciencia las humillaciones es la prueba para entender si se es cristiano". Y ha advertido sobre las "tentaciones del bienestar espiritual" que impiden amar a Cristo con todo nuestro ser. 
También ha hablado del peligro de la tibieza, de una fe hecha de cálculos y pasos retenido, está siempre detrás de la esquina.
El punto de partida en la homilía ha sido el Evangelio de Lucas en el fragmento en el que Jesús pide primero a los discípulos, quién dice la gente qué es Él y qué dicen ellos. El papa ha afirmado que también se dirige a nosotros esta pregunta y ha enumerado una serie de respuestas en las cuales se asoma la esencia de una fe que estaba madura a medias. "¿Para ti quién soy yo? El dueño de esta empresa, un buen profeta, un buen maestro, uno que te hace bien al corazón? - lo que también es 'todo verdad'. ¿Soy uno que camina contigo en la vida, que te ayudar a ir adelante, a ser un poco bueno? Sí, es verdad, pero no termina ahí", ha afirmado el papa.
Por eso ha explicado que "ha sido el Espíritu Santo el que ha tocado el corazón de Pedro para que pueda decir quién es Jesús". El papa ha recordado que la reacción de Pedro cuando Jesús les pide que no lo revelen y les anuncia la Pasión, muerte y la Resurrección, está descrita en el Evangelio de san Mateo, "Pedro se asusta, se escandaliza".
Y a esto se ha referido como la "tentación del bienestar espiritual". "Tenemos  todo: tenemos la Iglesia, tenemos a Jesucristo, los sacramentos, a la Virgen, todo, un buen trabajo para el Reino de Dios. (...) Pero no basta el bienestar espiritual sino hasta un cierto punto. Como aquel joven que era rico: quería ir con Jesús, pero hasta un cierto punto. Falta esta última unción del cristiano, para ser cristiano de verdad: la unión de la cruz, la unción de la humillación", ha subrayado el papa. Y ha preguntado a los presentes: "¿Soy un cristiano de cultura y de bienestar? ¿Soy un cristiano que acompaña al Señor hasta la cruz? El signo es la capacidad de llevar la humillación".
El santo padre ha advertido que el escándalo de la Cruz continúa bloqueando a muchos cristianos. "La verificación si un cristiano es un verdadero cristiano es su capacidad de llevar con alegría y con paciencia las humillaciones; y como esto es algo que a nadie le no gusta... hay muchos cristianos que, mirando al Señor, piden humillaciones para parecerse a Él. Esta es la elección: o cristianos de bienestar - que irán al Cielo ¿eh?, seguro te salvarás ¿eh? - o cristiano cerca de Jesús, por el camino de Jesús".

El papa invita a practicar una fe-camino contrapuesta a la fe-laboratorio

Rocío Lancho García 


En el encuentro que el papa Francisco tuvo con los padres colaboradores de La Civiltà Cattolica anunció tres características para el trabajo cultural del jesuita: diálogo, discernimiento y frontera. 
Y el papa puso un ejemplo al respecto a partir de su experiencia personal: "cuando se habla de problemas sociales, una cosa es reunirse a estudiar el problema de la droga de una villa miseria, y otra cosa es ir allí, vivir allí y captar el problema desde dentro y estudiarlo", afirma Francisco.
Así mismo, habla de una carta del padre Arrupe a los Centros de Investigación y Acción Social (CIAS) sobre la pobreza, en la que dice claramente que no se puede hablar de pobreza si no se la experimenta, con una inserción directa en los lugares en los que se vive esa pobreza. Aunque al respecto el papa advierte que la palabra ‘inserción’ es peligrosa, "porque algunos religiosos la han tomado como una moda, y han sucedido desastres por falta de discernimiento. Pero es verdaderamente importante”.
Y da otro ejemplo: afirma que está vivo gracias a las religiosas que viven en los hospitales, que viven en las fronteras. Francisco explica que "con ocasión de mi problema de pulmón en el hospital, el médico me prescribió penicilina y estreptomicina en cierta dosis. La hermana que estaba de guardia la triplicó porque tenía ojo clínico, sabía lo que había que hacer porque estaba con los enfermos todo el día".  El santo padre narra que el médico, " que verdaderamente era un buen médico, vivía en su laboratorio, la hermana vivía en la frontera y dialogaba con la frontera todos los días".  Por eso confirma el santo padre que "domesticar las fronteras significa limitarse a hablar desde una posición de lejanía, encerrase en los laboratorios, que son cosas útiles. Pero la reflexión, para nosotros, debe partir de la experiencia".
En otro momento de la entrevista, Spadaro y el papa conversaron acerca del encuentro con Dios. El buscar y encontrar a Dios en todas las cosas deja siempre un margen de incertidumbre, comenta Francisco. "Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien". El santo padre explica que para él esto es una clave importante, que si uno tiene respuestas a todas las preguntas, "estamos ante una prueba de que Dios no está con él". Y por eso recuerda a los grandes guías del pueblo de Dios, como Moisés, que "siempre han dado espacio a la duda". Así invita a ser humildes, "tenemos que hacer espacio al Señor, no a nuestras certezas", afirma el pontífice durante la entrevista.
El santo padre recomienda la actitud agustiniana: "buscar a Dios para hallarlo, y hallarlo para buscarle siempre". También menciona la experiencia de los grandes Padres de la fe e invita a releer el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos. "Abrahán, por la fe, partió sin saber a dónde iba. Todos nuestros antepasados en la fe murieron teniendo ante los ojos los bienes prometidos, pero muy a lo lejos... No se nos ha entregado la vida como un guión en el que ya todo estuviera escrito, sino que consiste en andar, caminar, hacer, buscar, ver... Hay que embarcarse en la aventura de la búsqueda del encuentro y del dejarse buscar y dejarse encontrar por Dios”, recomienda el santo padre.
Así mismo recuerda que Dios está siempre el primero, "Dios primerea", "a Dios se le encuentro caminando, en el camino". Al respecto, el papa comenta que al oír esto alguno podría pensar que es relativismo. Por eso explica Francisco que hay te entenderlo en el sentido bíblico, "según el cual Dios es siempre una sorpresa y jamás se sabe dónde y cómo encontrarlo, porque no eres tú el que fija el tiempo ni el lugar para encontrarse con Él. Es preciso discernir el encuentro. Y por eso el discernimiento es fundamental”.
En relación a este argumento, Francisco subraya que “un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada. La tradición y la memoria del pasado tienen que ayudarnos a reunir el valor necesario para abrir espacios nuevos a Dios. Aquel que hoy buscase siempre soluciones disciplinares, el que tienda a la ‘seguridad’ doctrinal de modo exagerado, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, posee una visión estática e involutiva. Y así la fe se convierte en una ideología entre tantas otras. Por mi parte, tengo una certeza dogmática: Dios está en la vida de toda persona". Y añade que "Dios está en la vida de cada uno. Y aún cuando la vida de una persona haya sido un desastre, aunque los vicios, la droga o cualquier otra cosa la tengan destruida, Dios está en su vida". Por eso, concluye respecto a este tema, "se puede y se debe buscar a Dios en toda vida humana. Aunque la vida de una persona sea terreno lleno de espinas y hierbajos, alberga siempre un espacio en que puede crecer la buena semilla. Es necesario fiarse de Dios”.

9/25/13

El papa invita a rezar incesantemente por la paz en Siria, Lí­bano y Oriente Medio

Hoy en la homilí­a de Santa Marta


El papa esta mañana ha concelebrado la eucaristía matutina en Santa Marta con los cardenales Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los maronitas, junto a un grupo de obispos maronitas venidos del Líbano, de Siria, de Tierra Santa y de otros países de todo el mundo. Las ideas que han estado al centro de su predicación han sido "la vergüenza delante de Dios, la oración para implorar la misericordia divina y la plena confianza en el Señor".
El santo padre ha comentado las lecturas de la liturgia deteniéndose de forma particular en el fragmento del libro de Esdras. Francisco ha desarrollado la homilía en torno a tres conceptos.
En primer lugar la actitud de vergüenza y confusión del Esdras delante de Dios, hasta el punto de no poder alzar los ojos hacia Él. Vergüenza y confusión de todos nosotros por los pecados cometidos, que nos han llevado a la esclavitud porque hemos servido a ídolos que no son Dios.
A continuación ha pasado al segundo concepto: la oración. "Según el ejemplo de Esdras, que de rodillas alza las manos hacia Dios implorando misericordia, así debemos hacer nosotros por nuestro innumerables pecados". Ha continuado el papa remarcando que es necesario elevar también una oración por la paz en Líbano, en Siria y en todo Oriente Medio. Y ha añadido que "la oración es siempre y sin embargo, el camino que debemos recorrer para afrontar los momentos difíciles, como las pruebas más dramáticas y la oscuridad que a veces nos rodea en situaciones impredecibles. El pontífice ha subrayado que para encontrar el camino de salida de todo ello es necesario rezar incesantemente".
Finalmente, el santo padre ha hablado de la confianza absoluta en Dios que nunca nos abandona. "Estamos seguros que el Señor está con nosotros y, por tanto, nuestro caminar debe hacerse perseverar gracias a la esperanza que infunde fortaleza. La palabra de los pastores será tranquilizante para los fieles: el Señor no nos abandonará nunca", ha señalado el papa.
Después de la comunión, el cardenal Bechara Raï ha dirigido un agradecimiento al santo padre y un saludo cordial en nombre de los obispos participantes, de todos los maronitas y de todo el Líbano, confirmando su fidelidad a Pedro y a su sucesor "que nos sostiene en nuestro camino a menudo espinoso". En particular ha dado las gracias al papa por el fuerte impulso que ha dado a la búsqueda de la paz: "Su oración y exhortación por la paz en Siria y en Oriente Medio ha sembrado esperanza y consuelo".

El Papa aconseja morderse la lengua para no murmurar, porque el chismerí­o hace mal

 Rocío Lancho García


La unidad de la Iglesia ha sido el tema central en la catequesis de la audiencia general de hoy miércoles. Como ya es habitual, una gran multitud de peregrinos llegados de todas las partes del mundo esperaban al papa Francisco en la plaza de San Pedro. El santo padre ha salido en el jeep descubierto a las 9.50 y ha recorrido los pasillos para saludar y bendecir a los presentes. Durante este tiempo, un especial protagonismo tienen los niños, que el papa abrazaba con ternura.
A las 10.30 ha comenzado la catequesis del santo padre en la que ha hablado principalmente sobre la unidad de la Iglesia. Como ha recordado, aún en la diversidad de culturas, existe una unidad en la fe, en la esperanza y en la caridad. Del mismo modo que existe unidad en los sacramentos y en el ministerio, que son los pilares del edificio que es la Iglesia. Francisco ha comparado a la Iglesia con una familia, que aún estando lejos se siente unida.
Ha interrogado a los presentes sobre si rezamos y tenemos presentes a los cristianos que sufre o que son perseguidos sintiéndoles como hermanos. Y ha dado cuatro ideas sobre los verdaderos caminos de la Iglesia: humildad, dulzura, magnanimidad y amor para conservar la unidad.
Como ya lo ha hecho en otras ocasiones ha advertido que el chismerío hace mal a la Iglesia y aconseja que un cristiano antes de murmurar, debe morderse la lengua, porque de este modo se hincha y así no se puede hablar.
Para finalizar la catequesis, el obispo de Roma ha recitado algunos versos de la oración de san Francisco "que allí donde haya odio, ponga yo amor; 
donde haya ofensa, ponga yo perdón; 
donde haya discordia, ponga yo unión..."
Publicamos a continuación el resumen que el santo padre ha hecho de la catequesis en lengua española.
Queridos hermanos y hermanas
En el Credo profesamos la fe en "la Iglesia, que es una". En efecto, la Iglesia es única, aunque esté esparcida por todo el mundo y haya muchas diversidades. Lo hemos visto en la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: tantos rostros, tantas lenguas, tantos lugares de proveniencia, pero una sola Iglesia, como una gran familia, unidos como hermanos en una misma fe y esperanza, en la caridad y en los sacramentos, en el ministerio apostólico instituido por Cristo. ¿Vivimos así, o estamos encerrados en nosotros mismos o en nuestro propio grupo? ¿Nos preocupamos por los demás, aunque estén lejos? ¿Rezamos por ellos, especialmente por los cristianos que están perseguidos? A veces surgen tensiones y conflictos que hieren la unidad de la Iglesia, pero somos nosotros quienes las provocamos. Y una de las cosas que más desunen a la Iglesia es el chismerío. Un cristiano no puede ser chusma, no puede andar hablando mal de otros. Le conviene primero morderse la lengua y después hablar mal de otros. Y por eso hay que fomentar siempre la comunión en todos los ámbitos de la vida para crecer en la unidad que Dios nos da, y también para favorecer el camino ecuménico. Y, como esta unidad no es fruto de acuerdos humanos, sino obra del verdadero artífice, el Espíritu Santo, hemos de pedirla con perseverancia en la oración.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a la comunidad del Colegio Mexicano de Roma, a las peregrinaciones diocesanas de Tarazona, con su obispo Eusebio Hernández, y de Tortosa, con su obispo Enrique Benavent, así como a los demás grupos venidos de España, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México y otros países latinoamericanos. Muchas gracias.

9/24/13

El sacramento no es un rito mágico, sino el encuentro con Jesús que nos espera

El Papa en la misa de Santa Marta 

Jesús nos espera siempre, esta es la humildad de Dios. Es lo que dijo el papa Francisco en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El papa, quien se inspiró en el salmo "Vamos alegres a la casa del Señor", subrayó que el sacramento no es un ritual mágico, sino un encuentro con Jesús, que nos acompaña en la vida.
El papa Francisco se inspiró en el salmo de hoy, recitado después de la primera lectura, para detenerse sobre la presencia del Señor en nuestra vida. Una presencia que acompaña. En la historia del Pueblo de Dios, observó el papa, hay "buenos momentos que dan alegría", y también momentos malos "de dolor, de martirio, de pecado":
"Y sea en los momentos malos, como en los buenos tiempos, una cosa es siempre la misma: ¡el Señor está allí, nunca abandona a su pueblo! Porque el Señor, aquel día del pecado, del primer pecado, ha tomado una decisión, hizo una elección: hacer historia con su pueblo. Y Dios, que no tiene historia, porque es eterno, ha querido hacer historia, caminar cerca de su pueblo. Pero más aún: convertirse en uno de nosotros, y como uno de nosotros, caminar con nosotros, en Jesús. Y esto nos habla de la humildad de Dios".
He aquí, pues, que la grandeza de Dios --añadió, es su humildad: "Ha querido caminar con su pueblo". Y cuando su pueblo "se alejaba de Él por el pecado, con la idolatría", "Él estaba allí" esperando. Y también Jesús –continuó, viene con "esta actitud de humildad”. Él quiere "caminar con el pueblo de Dios, caminar con los pecadores; incluso caminar con los soberbios". El Señor, dijo, ha hecho mucho "para ayudar a estos corazones soberbios de los fariseos":
"Humildad. Dios siempre está listo. Dios está a nuestro lado, Dios camina con nosotros, es humilde, siempre nos espera. Jesús siempre nos espera. Esta es la humildad de Dios. Y la Iglesia canta con alegría esta humildad de Dios que nos acompaña, como lo hicimos con el Salmo. "Vamos alegres a la casa del Señor': vamos con alegría porque Él nos acompaña, Él está con nosotros. Y el Señor Jesús, incluso en nuestra vida personal nos acompaña: con los sacramentos. El sacramento no es un ritual de magia: se trata de un encuentro con Jesucristo, nos encontramos con el Señor. Es Él quien está al lado de nosotros y nos acompaña".
Jesús se hace "compañero de camino". "También el Espíritu Santo –añadió, nos acompaña y nos enseña todo lo que no sabemos, en el corazón" y "nos recuerda todo lo que Jesús nos enseñó". Y así "nos hace sentir la belleza del buen camino".
"Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo -dijo el papa Francisco, son compañeros de camino, hacen la historia con nosotros".
Y esto --continuó, la Iglesia lo celebra "con gran alegría, incluso en la Eucaristía", con la "cuarta oración eucarística", donde "se canta el amor tan grande de Dios que ha querido ser humilde, que ha querido ser compañero de viaje de todos nosotros, que ha querido también Él hacerse historia con nosotros".
"Y si Él entró en nuestra Historia, entremos también nosotros un poco en la historia de Dios, o por lo menos pidámosle la gracia de dejar escribir nuestra historia por Él: que Él escriba nuestra historia. Es algo seguro".

'El santo padre llevó esperanza a la gente de Cerdeña'

Arzobispo Miglio comenta la visita del papa a Cagliari

Las palabras de la visita del santo padre a la capital de la isla italiana de Cerdeña este domingo se han centrado en el desempleo, la esperaza de los jóvenes y su cercanía a los enfermos, a los pobres y a los detenidos. En una entrevista a Radio Vaticana, el arzobispo de Cagliari, monseñor Miglio ha comentado algunos aspectos sobre el viaje.
"He visto gran satisfacción, sobre todo en las personas que se encontraban allí. Creo que todos los que han venido a Cagliari, al menos por un momento, han podido ver al papa de cerca y esto me parece que era lo que todos deseaban. Muchos han buscado el contacto físico con la mano y el papa no se ha echado atrás, sino que mantuvo su mano siempre extendida".
Sobre el encuentro con el mundo del trabajo, monseñor Miglio comenta que el papa ha "acogido la palabra 'lucha' y ha dicho que quien no lucha está ya derrotado. Esto ha sido un momento muy, muy, fuerte. Ha invitado a no rendirse. Ha sido muy tocante también el encuentro en la Basílica de Nuestra Señora de Bonaria con los enfermos, a quienes ha abrazado uno por uno".
También cuenta el arzobispo que el papa abrazó a Antonio Leone que desde hace sesenta años vive en la leprosería de Cagliari y que tenía un sueño: "el de ser abrazado por el papa Francisco como el 'leproso'".
También ha comentado en la entrevista que la frase que dijo el papa "no vengo como un empleado público" le conmovió mucho, y subraya que "el papa 'somatiza' estos problemas".
"Mi impresión hoy es que la falta de trabajo, la precariedad no le pasan solo al lado sino que de alguna manera lo asume, ahí se le ve que 'somatiza': no me vienen otras palabras, me da la idea de una participación profunda que él vive por todos estos problemas", afirmó el alto prelado.
Para el arzobispo de Cagliari, esta visita ha despertado realmente todas las energías de la diócesis. "Ahora nos ha dejado una tarea, por las cosas que nos ha dicho, ¡ay de nosotros si dejamos caer alguna de sus palabras! No ha dicho palabras sin más, nos ha dejado líneas precisas", comentó monseñor Miglio.
Concluye la entrevista comentado que el papa ha estado "cercano a los últimos y cercano a Jesús".
"Ha hablado mucho de Jesús, de la relación con la persona de Jesús. Ha dicho a los jóvenes que abrirse a Dios y abrirse al prójimo son dos cosas inseparables. Por tanto, salir hacia Dios y salir hacia el prójimo, hacia los hermanos, son dos aperturas que se acreditan mutuamente", concluyó.

El discurso en Cerdeña que el papa no pronunció

'No hay esperanza social sin un trabajo digno para todos'

En el viaje pastoral del papa Francisco realizado ayer a Cagliari, en la isla italiana de Cerdeña, el santo padre dejó de lado el discurso que había preparado para el encuentro con el mundo del trabajo e improvisó unas palabras y una oración ante la multitud que allí le atendía.
En Radio Vaticana, hoy se puede leer algunos fragmentos del discurso que tenía escrito y que entregó a monseñor Miglio, obispo de Cagliari.
Tener el coraje para "afrontar con solidaridad e inteligencia" el desafío del trabajo. Es una de las ideas que el papa subraya en el texto. En primer lugar señala que es necesario "poner de nuevo en el centro a la persona y el trabajo". "La crisis económica tiene una dimensión europea y global", dice el papa. Y añade que no crisis "no es solo económica, sino también ética, espiritual y humana". De hecho, destaca el papa, a la raíz hay "una traición del bien común, sea de parte de individuos que de grupos de poder. A este punto añade que "es necesario por tanto quitar centralidad a la ley del provecho y de la rentabilidad y colocar de nuevo en el centro a la persona y al bien común".
El papa también subraya que un "factor muy importante para la dignidad de la persona es precisamente el trabajo, para que haya una auténtica promoción de la persona se garantiza el trabajo".
Por eso, explica el pontífice en el texto, esta "es una tarea que pertenece a toda la sociedad" y por esto "se reconoce un gran mérito a los emprendedores, que a pesar de todo, no han parado" de comprometerse y "de arriesgar parar garantizar el empleo". Continúa Francisco recordando que la cultura del trabajo "implica educación al trabajo desde jóvenes", "dignidad para toda actividad laboral", "eliminación de cualquier trabajo en negro". 
Por esto el papa anima a que "en esta fase toda la sociedad, en todos sus componentes, haga todo tipo de esfuerzo posibles para que el trabajo, que es fuente de dignidad, ¡sea preocupación central!"
Sobre el "Evangelio de la esperanza" se detiene el papa al subrayar que Cerdeña es una tierra bendecida por Dios con muchos recursos, "pero como en el resto de Italia es necesario un nuevo impulso para iniciar". Y realiza una exhortación porque "los cristianos pueden y deben hacer su parte, llevando su contribución: la visión evangélica de la vida".
Francisco propone una "respuesta justa" que es "mirar a la cara a la realidad, conocerla bien, entenderla y buscar juntos los caminos, con el método de colaboración y del diálogo, viviendo la cercanía para llevar esperanza. ¡No confundir nunca la esperanza!". La esperanza que es "creativa, es capaz de crear futuro". Y dirige un llamamiento para que a todos se les garantice un trabajo digno.
Para concluir el texto, el santo padre recuerda que "una sociedad abierta a la esperanza no se cierra en sí misma, en la defensa de los intereses de pocos, sino que mira adelante en la prospectiva del bien común". Y esto, subraya Francisco "requiere por parte de todos un fuerte sentido de responsabilidad".
Así mismo, recordando las palabras de Benedicto XVI en Caritas in veritate, Francisco remarca que "no hay esperanza social sin un trabajo digno para todos, por esto es necesario 'perseguir como prioridad el objetivo del acceso al trabajo o su mantenimiento para todos".
Subraya también que precisamente cuando hay crisis se hace más fuerte la necesidad de trabajo digno porque "aumenta el trabajo deshumano, el trabajo-esclavo, el trabajo sin seguridad justa, o sin respeto por la creación, o sin respeto por el descanso, de la fiesta y de la familia, el trabajo de domingo cuando no es necesario".
Así, concluye Francisco afirmando que "espero que en la lógica de la gratuidad y de la solidaridad, se pueda salir juntos de esta fase negativa, para se asegure un trabajo seguro, digno y estable".

¿Administramos bien lo que Dios nos ha dado?

 Luis Javier Moxó Soto


En esta semana, 25ª, del Tiempo Ordinario, se nos anima a considerar la importancia de la buena administración de los dones divinos recibidos. No basta reconocer que no los merecemos ni nos los hemos ganado. Se exige fidelidad, honradez, diligencia, trasparencia, bondad, justicia y astucia para poder dar cuenta cabal de los mismos a Dios, al final de nuestros días. El riesgo de una mala administración puede implicar no sólo la retirada de lo dado sino también la pérdida de confianza, de acogida y despido, según nos relata el Evangelio (Lc 16, 1-13). Esto es muy serio.
Podemos preguntarnos si respecto de lo que hemos recibido, y de nuestro trabajo sobre ello, estamos dando el fruto que se espera de nosotros. ¿Estamos rindiendo u ocultando -haciendo trampas- con aquellas partidas de las que debiéramos dar cuenta? Mientras vivamos aquí nos encontramos a tiempo de convertirnos, y de optar por esa claridad que nos falta actualmente en la contabilidad de nuestra vida.
Tenemos, como siempre, la referencia de varios santos durante la semana que nos indican dónde pueden hallarse las claves, para obtener el mejor fruto a nuestra vida y cuadrar mejor nuestro balance.
El viernes 27, con la memoria de san Vicente de Paúl, nos presenta una realidad que tenemos muchas veces marginada o apartada, como en una periferia permanente: la pobreza. Tenemos que atender a los más necesitados con nuestra oración, sí, pero también con nuestro tiempo y dinero. Siendo indiferentes, como de costumbre hace la mayoría, no podemos decir luego que deseamos mayor justicia e igualdad para todos.
El evangelio del lunes 23, con la memoria de san Pío de Pietrelcina, hombre de Dios al servicio de todos, nos avisa que la luz del Señor no puede esconderse, que hay que dartestimonio de Jesucristo con toda la vida, implicándose totalmente.
Por último, tenemos el testimonio martirial presente el jueves 26 con los santos Cosme y Damián, y el sábado 28 con los santos Lorenzo Ruiz y compañeros. Pero dejemos que sea elMartirologio Romano el que nos lo explique:
Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).
Santos Lorenzo de Manila Ruiz y quince compañeros mártires, tanto presbíteros como religiosos y seglares, sembradores de la fe cristiana en Filipinas, Formosa y otras islas japonesas, a causa de lo cual, por decreto del supremo jefe del Japón, Tokugawa Yemitsu, en distintos días consumaron en Nagasaki su martirio por amor a Cristo, pero celebrados en única conmemoración (1633-1637).
El mayor don divino que tenemos es la vida, nuestra alma inmortal. Hemos de dar a Dios lo que es de suyo: nuestro amor y adoración a Jesucristo por encima de todas las cosas. ¿Acaso dudamos que esta obligación primera nos impulsará a dar fruto de los talentos recibidos y cumplir con el resto de nuestros deberes (sociales, políticos, económicos,…)?