Rocío Lancho García
A la llegada del papa miles de personas se encontraban ya reunidas en la plaza de San Pedro respondiendo a la llamada de Francisco para pedir el don de la paz en Siria, Oriente Medio y el mundo entero. En total, se calcula que unas 100.00 personas han estado presentes en la plaza en esta vigilia en la jornada de ayuno y oración. Familias, jóvenes, grupos y asociaciones, no creyentes y de otras religiones, todos con un mismo deseo en el corazón, que reine la paz en el mundo.
Pocos minutos antes de las 19.00, Francisco ha entrado en la plaza para dar comienzo la vigilia. Tras la bendición litúrgica del papa, el canto del "Veni Creator" y la Entronización de la "Salus Populi Romani", ha iniciado el rezo del rosario. Al finalizar la oración mariana, el papa ha dirigido unas palabras a los presentes, y al mundo entero. Durante su discurso Francisco ha recordado las palabras de la génesis "Y vio Dios que era bueno" , versículo que "nos introduce así en el corazón de Dios y, de su interior, recibimos este mensaje". El santo padre ha explicado el significado de estas palabras diciendo que "nos dicen simplemente que nuestro mundo, en el corazón y en la mente de Dios, es 'casa de armonía y de paz' y un lugar en el que todos pueden encontrar su puesto y sentirse 'en casa', porque 'es bueno'. Toda la creación forma un conjunto armonioso" y ha añadido que "forman una sola familia", "marcadas por una fraternidad real". Por eso, ha subrayado "el mundo de Dios es un mundo en el que todos se sienten responsables de todos, del bien de todos".
El santo padre ha invitado a pensar en el mundo que queremos, y ha preguntado si "el mundo que queremos ¿no es un mundo de armonía y de paz, dentro de nosotros mismos, en la relación con los demás, en las familias, en las ciudades, en y entre las naciones?"
En este punto ha hecho reflexionar sobre el mundo en el que en realidad vivimos, donde hay "violencia, división, rivalidad, guerra". Y esto sucede, ha explicado, cuando el hombre, vértice de la creación, pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad, y se cierra en su propio egoísmo".
Y ha advertido que "ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros. Sin embargo, cuando se pierde la armonía, se produce una metamorfosis: el hermano que deberíamos proteger y amar se convierte en el adversario a combatir, suprimir".
Para finalizar ha invitado a preguntarse "¿es posible seguir otro camino?". El papa ha respondido con fuerza "Sí, es posible para todos". También ha indicado la Cruz como lugar donde se puede leer la respuesta de Dios: allí, a la violencia no se ha respondido con violencia, a la muerte no se ha respondido con el lenguaje de la muerte". Y ha propuesto a cada uno que mire dentro de su propia conciencia y escuche la palabra que dice "sal de tus intereses que atrofian tu corazón, supera la indiferencia hacia el otro que hace insensible tu corazón, vence tus razones de muerte y ábrete al diálogo, a la reconciliación; mira el dolor de tu hermano y no añadas más dolor, detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha perdido; y esto no con la confrontación, sino con el encuentro. ¡Que se acabe el sonido de las armas! La guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad".
Una vez más ha recordado que "perdón, diálogo, reconciliación son las palabras de la paz: en la amada nación siria, en Oriente Medio, en todo el mundo".
Tras la reflexión de Francisco, un conmovedor silencio ha cubierto la plaza durante varios minutos siendo el Santísimo el centro de atención. Durante la adoración se han leído oraciones de los papas Pío XII, Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI que han acompañado en la reflexión por la paz.
Pocos minutos antes de empezar tres mujeres francesas cuentan a ZENIT que tras unos días de vacaciones en Roma hoy debían coger el avión de vuelta, pero por 5 minutos lo han perdido. Por eso han decidido aprovechar el momento y acudir a la vigilia a rezar por la paz, "un momento importante porque es para pedir por el mundo". También un matrimonio italiano, sentados en la columnata de la plaza, preparados para comenzar la oración hablan sobre la importancia que esta vigilia tiene "para que en todo el mundo reine la paz y el amor", cristianos, de otras religiones o no creyentes "porque todos necesitamos paz". Al otro lado de la plaza se encontraban 5 hermanas franciscanas del Sagrado Corazón, una de ellas cuenta que han decidid venir a rezar por la paz que es tan importante en estos momentos y "conmovidas han respondido a la llamada del papa y como cristianas y religiosas queremos rezar junto a todas las personas que están aquí en San Pedro".
Del mismo modo dos sacerdotes españoles que se acercaban a la plaza explican que acuden a la vigilia para "sumarse a la iniciativa del santo padre y rezar con él y otras personas por la paz en Siria y en todo el mundo".
Entre las personalidades que anunciaron su presencia se encontraba el alcalde de Roma, Ignacio Mario, junto con parlamentarios o el ministro de defensa italiano Mario Mauro. También se encontraban representantes de cuerpo diplomático en la Santa Sede de varios países o representantes de algunos movimientos como Acción Católica Italiana, Renovación Carismática Católica o la Comunidad de San Egidio.