10/28/14

'Entrar en la Iglesia, no quedarse en la recepción'

El Papa en la homilía de este martes



La Iglesia la hace Jesús, que no mira el pecado del hombre sino su corazón, al que busca para curarlo. Así lo ha indicado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada este martes por la mañana en la Casa de Santa Marta. El Santo Padre ha exhortado a que los cristianos se sientan parte de la Iglesia, sin detenerse en el umbral. 
De este modo, ha recordado que el “trabajo” lo hizo Jesús hace dos mil años, cuando eligió doce columnas para construir sobre ellas a la Iglesia y poniéndose a Él mismo como “base” y “piedra angular". Después ha abierto las puertas de esa Iglesia a todos, sin distinción, porque a Cristo le interesa amar y sanar los corazones, no medir los pecados.  A propósito, el Pontífice ha reflexionado sobre el Evangelio del día, que habla del nacimiento de la Iglesia con la llamada de los Apóstoles, y sobre la Lectura de Pablo, que describe la Iglesia como un edificio que crece “bien ordenado” sobre sus fundamentos. Francisco ha llamado la atención sobre acciones que marcan la fundación de la Iglesia. Jesús, que se retira en oración, después baja, va donde los discípulos, elige doce y contemporáneamente acoge y sana a quien trata tan solo de tocarle. 
El Papa lo ha explicado así: “Jesús reza, Jesús llama, Jesús elige, Jesús envía a sus discípulos, Jesús sana la multitud. Dentro de este templo, Jesús que es la piedra angular hace todo este trabajo: es Él quien lleva a la Iglesia adelante así. Como decía Pablo, esta Iglesia está edificada sobre el fundamento de los apóstoles. Los que Él ha elegido, aquí: eligió dice. Todos pecadores, todos. Judas no era el más pecador: no se quien era el más pecador… Judas, pobrecillo, es el que se ha cerrado al amor y por esto se convirtió en traidor. Pero todos escaparon en el difícil momento de la Pasión y dejaron solo a Jesús. Todos son pecadores. Pero Él, elige”.
Citando a san Pablo, Francisco ha dicho que Jesús nos quiere “dentro” de la Iglesia no como huéspedes o extranjeros, sino “con el derecho de un ciudadano”. De este modo, el Santo Padre ha subrayado que en la Iglesia “no estamos de paso, estamos enraizados ahí. Nuestra vida está ahí”.
A continuación, el Obispo de Roma ha precisado que “nosotros somos ciudadanos, conciudadanos de esta Iglesia. Si nosotros no entramos en este templo y hacemos parte de esta construcción para que el Espíritu Santo habite en nosotros, nosotros no estamos en la Iglesia. Nosotros estamos en la puerta y miramos: ‘Pero, que bonito…, sí, esto es bonito…’ Cristianos que no van más allá de la recepción de la Iglesia: están allí, en la puerta… ‘Pero sí, soy católico, sí, pero demasiado no… así…’”.
Esta actitud, ha advertido el Papa, no tiene sentido respecto al amor y la misericordia total que Jesús siente por cada persona. La demostración está en la actitud de Cristo respecto a Pedro, que puso a la cabeza de la Iglesia.  Y si bien la primera de las columnas traicionó a Jesús, Él responde con el perdón y le mantiene en su puesto.  
Para concluir la homilía, Francisco ha recordado que “a Jesús no le importó el pecado de Pedro: buscaba el corazón. Pero para encontrar este corazón y para sanarlo, rezó. Jesús que reza y Jesús que sana, también por cada uno de nosotros. Nosotros no podemos entender a la Iglesia sin este Jesús que reza y este Jesús que sana”. Finalmente, el Pontífice ha pedido que “el Espíritu Santo nos haga entender, a todos nosotros, esta Iglesia que tiene la fuerza en la oración de Jesús por nosotros y que es capaz de sanarnos, a todos nosotros”.