Leopoldo Abadía
Voy a copiar algunas notas que tengo en casa y que he ido escribiendo por si acaso sucedía algo inesperado y me llamaban
Me parece que otra vez llego tarde. Toda la vida esperando que me nombren ministro de Educación y nada.
Lo tenía muy pensado. En cuanto me nombrasen, haría una reforma, para seguir los pasos de mis antecesores. Ya veríamos más adelante si era necesaria o no, pero yo la haría. También veríamos el contenido, si aprovechaba lo anterior o lo inventaba casi todo.
Como cada vez tengo menos probabilidades de que me llamen desde la Moncloa para ofrecerme el puesto y que yo lo acepte lleno de entusiasmo, voy a copiar algunas notas que tengo en casa y que he ido escribiendo por si acaso sucedía algo inesperado y me llamaban.
- Para centrar las cosas, yo siempre he pensado que la educación es responsabilidad única y exclusiva de los padres. Lo que pasa es que los padres no lo saben todo y es conveniente que en el colegio les ayuden, enseñando a los chavales Geografía, Matemáticas, etc.
- También he pensado que el objetivo de la educación es hacer personas de una pieza. Lo que antes se llamaba “hombres de bien” y que ahora llamaríamos “personas de bien”.
- O sea, personas nobles, serias, fiables, honradas, sinceras, leales…
- Repito que eso es responsabilidad de los padres y que los colegios ayudan.
- Para ello, a mí me parece que los profesores, en sus vidas, deben ser nobles. serios, fiables…
- Digo “en sus vidas” porque yo puedo enseñar Matemáticas si sé Matemáticas, aunque las Matemáticas no influyan para nada en mi vida, pero no puedo enseñar a ser noble, serio, fiable… si no soy noble, serio, fiable…
- Me gustaría que se enseñase Religión. Como los alumnos tienen ahora una variedad de procedencias que no tenían cuando yo estudiaba en el Colegio del Salvador de Zaragoza, procuraría que hubiera profesores disponibles para cada una de las creencias.
- “Disponible” quiere decir que para los alumnos que sigan una religión muy minoritaria, se podrían proporcionar algo así como servicios centralizados, o sea, profesores que impartieran sus conocimientos y, repito, su manera de vivir, a chavales de distintos colegios.
- Claramente, los sueldos de esos profesores deben ser pagados por los colegios donde den clase y no por la Iglesia católica, la luterana, los musulmanes, etc. No se trata de actos de propaganda de las distintas religiones. Se trata de ayudar a los chicos a tener una formación integral y ahí la Religión juega un papel fundamental. Por ello, cada colegio paga a todos sus profesores, sin exigir a la Iglesia católica que pague a los profesores de Religión católica, como no le exigiría a la Real Sociedad Matemática Española que pagase a los profesores de ‘Mates’.
- Copio de mi libro “La economía en 365 preguntas”: “Me gustaría que la Historia se enseñase en España de una manera, no de diecisiete, según la comunidad autónoma en la que se viva. Primero, porque si hay diecisiete maneras, alguna de ellas será falsa. Segundo, por el desconcierto que producirá a un chico cuya familia se traslade de una comunidad a otra y vea que lo que le enseñaban ayer en Badajoz no es lo que le enseñan hoy en Olot. Si solo son detalles, no pasa nada. Si es algo más que detalles, sí pasa”.
- Y por supuesto. Inglés, por favor, inglés. Que en un mundo globalizado hay muchas más oportunidades laborales que en mi pueblo, aunque mi pueblo sea muy majo y tenga un equipo de fútbol que el lunes pasado le ganó al Nastic y se esté escapando de bajar a 2ª B.
De un tirón, me han salido once cosas. Pero tengo más, todas en la línea de lo que he puesto aquí. No las incluyo en este artículo porque ya no me caben y porque si pongo todas, me las copiarán y nunca me llamarán de la Moncloa para ofrecerme ser ministro de Educación.