5/13/10

“Que torne la calma después de la tempestad”

Acto de consagración de los sacerdotes al Corazón Inmaculado de María



Madre Inmaculada, en este lugar de gracia, convocados por el amor de tu Hijo Jesús,Sumo y Eterno Sacerdote, nosotros,hijos en el Hijo y sacerdotes suyos,nos consagramos a tu Corazón materno,para cumplir fielmente la voluntad del Padre.
Somos conscientes de que, sin Jesús,no podemos hacer nada (Cf. Juan 15,5)y de que, sólo por Él, con Él y en Él,seremos instrumentos de salvación para el mundo.
Esposa del Espíritu Santo,alcánzanos el don inestimablede la transformación en Cristo.Por la misma potencia del Espíritu que,extendiendo su sombra sobre ti,te hizo Madre del Salvador,ayúdanos para que Cristo, tu Hijo,nazca también en nosotros.Y, de este modo, la Iglesia puedaser renovada por santos sacerdotes,transfigurados por la gracia de Aquelque hace nuevas todas las cosas.
Madre de Misericordia,ha sido tu Hijo Jesús quien nos ha llamadoa ser como Él:luz del mundo y sal de la tierra(Cf. Mateo 5,13-14).
Ayúdanos,con tu poderosa intercesión,a no desmerecer esta vocación sublime,a no ceder a nuestros egoísmos,ni a las lisonjas del mundo,ni a las tentaciones del Maligno.
Presérvanos con tu pureza,custódianos con tu humildady rodéanos con tu amor maternal,que se refleja en tantas almas consagradas a tiy que son para nosotrosauténticas madres espirituales.
Madre de la Iglesia,nosotros, sacerdotes,queremos ser pastoresque no se apacientan a sí mismos,sino que se entregan a Dios por los hermanos,encontrando la felicidad en esto.Queremos cada día repetir humildemente no sólo de palabra sino con la vida,nuestro "aquí estoy".
Guiados por ti,queremos ser apóstolesde la Divina Misericordia,llenos de gozo por poder celebrar diariamenteel Santo Sacrificio del Altary ofrecer a todos los que nos lo pidanel sacramento de la Reconciliación.
Abogada y Mediadora de la gracia,tú que estas unidaa la única mediación universal de Cristo,pide a Dios, para nosotros,un corazón completamente renovado,que ame a Dios con todas sus fuerzasy sirva a la humanidad como tú lo hiciste.
Repite al Señoresa eficaz palabra tuya: "no les queda vino" (Juan 2,3),para que el Padre y el Hijo derramen sobre nosotros,como una nueva efusión,el Espíritu Santo.
Lleno de admiración y de gratitudpor tu presencia continua entre nosotros,en nombre de todos los sacerdotes,también yo quiero exclamar:"¿quién soy yo para que me visitela Madre de mi Señor? (Lucas 1,43)
Madre nuestra desde siempre,no te canses de "visitarnos",consolarnos, sostenernos.Ven en nuestra ayuday líbranos de todos los peligrosque nos acechan.Con este acto de ofrecimiento y consagración,queremos acogerte de un modo más profundo y radical,para siempre y totalmente,en nuestra existencia humana y sacerdotal.
Que tu presencia haga reverdecer el desiertode nuestras soledades y brillar el solen nuestras tinieblas,haga que torne la calma después de la tempestad,para que todo hombre vea la salvacióndel Señor,que tiene el nombre y el rostro de Jesús,reflejado en nuestros corazones,unidos para siempre al tuyo.
Así sea.