Carta del Papa al Patriarca Latino de Jerusalén
Tras la visita apostólica a Chipre.
Para Su Beatitud Fouad Twal:
Le escribo para darle las gracias sinceramente por la cálida acogida que recibí de usted y de la grey confiada a su cuidado durante mi reciente viaje apostólico a la República de Chipre.
Con gran satisfacción personal, tuve la oportunidad de conocer de primera mano cómo, bajo su atento cuidado pastoral, muchos chipriotas latinos de origen antiguo se han mantenido fieles a su rico patrimonio. Por favor, hágales llegar mis paternales oraciones y buenos deseos por su salud y prosperidad.
Al mismo tiempo, fue muy gratificante saber que las cifras de la comunidad católica se han incrementado por los residentes latinos y los inmigrantes de otros continentes, incluida Europa, África y Asia. Es mi ferviente oración que todos los católicos latinos en Tierra Santa, con sus respectivas lenguas, costumbres y tradiciones, se esfuercen por colaborar felices como hermanos y hermanas y se conviertan en un ejemplo brillante de los lazos irrompibles de la unión en el amor que son los verdaderos signos de la Iglesia una, santa, católica y apostólica.
A usted y a los fieles confiados a su cuidado imparto de buen grado mi bendición apostólica, como prenda de gracia y paz en el Señor.
Desde el Vaticano, 7 de junio 2010
+ Benedictus PP. XVI
Con gran satisfacción personal, tuve la oportunidad de conocer de primera mano cómo, bajo su atento cuidado pastoral, muchos chipriotas latinos de origen antiguo se han mantenido fieles a su rico patrimonio. Por favor, hágales llegar mis paternales oraciones y buenos deseos por su salud y prosperidad.
Al mismo tiempo, fue muy gratificante saber que las cifras de la comunidad católica se han incrementado por los residentes latinos y los inmigrantes de otros continentes, incluida Europa, África y Asia. Es mi ferviente oración que todos los católicos latinos en Tierra Santa, con sus respectivas lenguas, costumbres y tradiciones, se esfuercen por colaborar felices como hermanos y hermanas y se conviertan en un ejemplo brillante de los lazos irrompibles de la unión en el amor que son los verdaderos signos de la Iglesia una, santa, católica y apostólica.
A usted y a los fieles confiados a su cuidado imparto de buen grado mi bendición apostólica, como prenda de gracia y paz en el Señor.
Desde el Vaticano, 7 de junio 2010
+ Benedictus PP. XVI