COMPARTIR LA PREOCUPACIÓN POR LA GRAVE CRISIS ECONÓMICA
Carta pastoral del obispo de Orihuela-Alicante, Monseñor Rafael Palmero Ramos.
Queridos diocesanos:
Os dirijo esta carta con motivo del día primero de mayo, en la fiesta de San José Obrero. Al escribiros en este día del trabajo comparto con todos vosotros la honda preocupación de nuestra Iglesia por la grave crisis económica que venimos padeciendo y que afecta, de manera especial, a las personas menos favorecidas.
Con frecuencia llegan dolorosas noticias de cierre de empresas, desahucio de viviendas y aumento del desempleo. En nuestra provincia de Alicante, según los analistas, hay 40.000 personas que se encuentran en situación de extrema pobreza y 360.000 que viven en el umbral de la pobreza relativa. Buena parte de estos hermanos acuden a nuestras parroquias, angustiadas por esta situación y buscando una ayuda.
En el año 2009, nuestro Consejo Diocesano de Pastoral ofreció un valioso documento de reflexión titulado “Crisis económicas y propuestas operativas para las parroquias”. Se invitaba en el mismo a reflexionar sobre el origen moral de la crisis, para que las soluciones que se adopten estén sólidamente fundadas. Al mismo tiempo, se ofrecían, desde la Doctrina Social de la Iglesia, criterios para discernir la solución, y se presentaban algunas líneas de trabajo.
Deseo agradecer todas las iniciativas que muchas comunidades eclesiales han puesto en marcha a partir de ese momento con el fin de paliar los efectos de la crisis. Algunos resultados están a la vista. En los últimos años han crecido notablemente los proyectos de comunión y las iniciativas solidarias. Muchos cristianos laicos han incrementado también su compromiso en el mundo del trabajo, deseosos de “tratar y ordenar según Dios los asuntos temporales” (LG 31).
Os invito a continuar con este esfuerzo compartido, en las líneas que señalaba el documento mencionado. En primer lugar, favoreciendo el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia, que ofrece los criterios para juzgar la situación actual y discernir las propuestas de solución de la crisis. En segundo lugar, potenciando las Cáritas parroquiales y redoblando nuestras acciones con el fin de continuar atendiendo a las personas que están sufriendo más las consecuencias de la crisis. En tercer lugar, potenciando la participación de los cristianos en la vida pública: “la actual crisis económica –se nos dice- está exigiendo el recuperar y hacer vida la caridad política para construir un mundo más justo y fraterno”.
Con el santo padre Benedicto XVI os animo a no dejarnos sumir en el desasosiego y el abatimiento: “ante el ingente trabajo que queda por hacer, la fe en la presencia de Dios nos sostiene, junto con los que se unen en su nombre y trabajan por la justicia” (Enc. Caritas in veritate, 78).
En comunión de oraciones, pidamos a San José, el fiel trabajador de Nazaret, continúe guiando ayudando a todos los hombres y mujeres del amplio mundo del trabajo.