El Ritual del Cónclave
La celebración del Cónclave es un tiempo de gracia
para la Iglesia
que, unida a los Padres Cardenales, se dedica a la oración implorando del Señor
misericordioso un nuevo Obispo para Roma, Pastor de la Iglesia Universal.
La reunión denominada “Cónclave” se desarrolla según una
liturgia propia y dos meditaciones. Así lo establece la Constitución Apóstolica
Universi Dominici Gregis del B. Juan Pablo II (22 nov. 1996), «donde
se pone de manifiesto la importancia que esta reunión tiene en la vida del
Pueblo de Dios donde se elige al Sucesor del Apóstol san Pedro››.
El Ritual del Cónclave (Ordo Rituum Conclavis) prevé varias celebraciones que jalonan los
cinco momentos de este momento particular en la Iglesia :
1. La Misa para la elección
del Romano Pontífice: a esta
concelebración solemne de los Cardenales electores, presidida por el Decano del
Colegio cardenalicio, están convocados otros obispos, presbíteros, diáconos,
consagrados y los fieles cristianos presentes en Roma. Esta Eucaristía que
celebra al Pastor eterno está caracterizada por textos de la Palabra de Dios donde el
mismo Señor escoge al profeta para anunciar su mensaje (Is 61, 3a.6a.8b-9); el
pueblo responde con el salmo 88; el Apóstol recuerda que los ministerios
existen para edificación en la caridad (Ef 4, 11-16); y, el Evangelio muestra la elección para dar fruto
(Jn 15, 9-17). La
Plegaria Eucarística –la primera del Misal Romano, también
denominada Canon Romano- inicia con el Prefacio donde se contempla la misión
del Espíritu en la
Iglesia. La última oración, tras la comunión, pide al Señor “un pastor santo que ilumine al pueblo con la
verdad del Evangelio”.
2. La Entrada en el
Cónclave y el juramento: los Padres
electores se dirigen a la Capilla Sixtina cantando procesionalmente las
letanías de los Santos de Oriente y Occidente. Lo hacen precedidos por la Cruz y el diácono que porta
el Libro de los Evangelios que será entronizado para presidir las celebraciones
y deliberaciones de los Cardenales. Ante el altar de la Capilla se invoca solemnemente al Espíritu Santo
con el canto Veni Creator. Después de
pronunciar el juramento sobre el Evangelio todos los presentes son despedidos
con el Extra omnes. Comienza para los
electores el tiempo de retiro con una primera meditación que pronuncia un
religioso. Este capítulo concluye con el canto de la más antigua antífona
mariana Sub tuum praesidium, es
decir, Bajo tu amparo nos acogemos.
3. La Elección del Romano
Pontífice: inicia con una serie de
plegarias al Santo Espíritu y la oración Adsumus de la tradición conciliar visigótica.
La jornada en el Cónclave tiene como centro la Eucaristía siendo sus
goznes las dos Horas principales del Oficio Divino (Laudes y Vísperas). Antes
de proceder a las votaciones se escucha la Palabra de Dios que se responde con unas Preces.
Previamente a depositar la papeleta (schedulam)
en el altar cada elector pronuncia esta fórmula:
“Pongo por testigo al Señor Jesús, quien ha de juzgarme, que elijo al
que, según Dios, creo debe ser elegido”.
Las papeletas son quemadas por los escrutadores
(“fumatas”). Con una acción de gracias y una invocación a la Virgen concluye cada sesión
de votaciones.
4. La Aceptación y Proclamación del elegido: el Cardenal Decano se dirige al que ha conseguido al
menos dos tercios de los votos y le pide su consentimiento: Acceptásne electionem…? Con la
aceptación el elegido, si ya ha recibido la ordenación episcopal, es
inmediatamente Obispo de Roma, Cabeza del Colegio Apostólico y Pastor de la Iglesia Universal
como Siervo de los siervos de Dios. En
ese momento adquiere de hecho la plena y suprema potestad en la Iglesia universal. Tras
indicar el nombre con el cual ha de ser denominado, el Maestro de las
celebraciones litúrgicas levanta acta del evento.
Se queman, entonces, las papeletas y el resto de
apuntes que tienen que ver con la elección. El humo blanco es la señal tradicional
del feliz resultado del Cónclave.
El Papa, vestido con la sotana blanca, va a la Cátedra y desde allí
realiza su primera acción como Pastor de la Iglesia : escucha la palabra del Señor Jesús
contenida en el Evangelio (Mt 16, 13-19 o Jn 21, 15-17 o Jn 21, 15-17) que
proclama el Cardenal Protodiácono. Después, todos los Cardenales le prestan
respecto y obediencia y se canta el Te
Deum.
5. El Solemne anuncio de la
elección y Bendición Urbi et Orbi: desde la
Logia de las Bendiciones de la Basílica Vaticana
el Cardenal Protodiácono anuncia al pueblo la elección del nuevo Pontífice:
Annuntio vobis gaudium magnum; habemus Papam…
Poco después, el mismo Romano Pontífice, precedido por
el signo de la Cruz ,
acompañado de los Cardenales Obispos, Presbíteros y Diáconos –en la Logia externa de la Basílica- imparte la Bendición Apostólica.
Los dos últimos Papas han dirigido unas palabras al pueblo
cristiano que, en la Plaza
de san Pedro o través de los medios de comunicación, se alegran por este
momento de gracia en la vida de la
Iglesia.
En
tiempo oportuno se celebrará la solemne inauguración del Pontificado: el “inicio del ministerio Petrino”. En sus
ritos iniciales tras el canto de las Laudes
Regiae recibirá el Anillo del Pescador y el Pallium. El Pontífice, en los días sucesivos, peregrinará a su
Catedral, la
Basílica Lateranense , donde se encuentra la Cátedra del Obispo de
Roma.
Indicaciones o NORMAS Litúrgicas
Tal como prevé la Ordenación General
del Misal Romano (n. 374) los Obispos diocesanos ante “una grave necesidad o
utilidad pastoral” pueden mandar o permitir que se celebre la Misa con los formularios
previstos para “Diversas necesidades” también en Cuaresma y Pascua..
Esta posibilidad no se contempla para los domingos, los días de la Semana Santa y la Octava pascual. Siguiendo
las diversas sugerencias provenientes de la Conferencia Episcopal
Italiana las diversas diócesis del mundo han aportado
sugerencias para las comunidades cristianas. Presentamos su resumen con las
siguientes indicaciones:
1. Durante la Sede vacante
a) Omisión del nombre
del Papa en la
Plegaria Eucarística y en la Liturgia de las Horas
Desde las
20.00 h del 28 febrero (inicio de la
Sede vacante), hasta la elección del nuevo Sumo Pontífice, en
la Anáfora
Eucarística se omite el nombre y la mención del Papa haciendo
memoria sola y únicamente del Obispo Ordinario del lugar.
Asimismo,
en las preces de la Liturgia
de las Horas se suprime la intercesión por el Papa. Conviene, en su lugar,
añadir una prez pidiendo la asistencia del Espíritu Santo por los Padres
Cardenales.
b) Oración por la
elección del Papa de Roma
El Obispo
diocesano, tal como está previsto en el ordenamiento litúrgico (cf. OGMR n. 374), si lo cree oportuno,
puede conceder o mandar que en la propia Diócesis se
celebre en los días feriales la Misa «Para elegir un papa» (Misal Romano, Misas por Diversas
necesidades, n. 4) con vestiduras moradas: el color litúrgico del
Tiempo de Cuaresma (cf. OGMR n.
347).
La oración
colecta de la Misa
“Para elegir un papa” (n. 4) puede ser siempre libremente usada como oración
conclusiva de la Oración
de los fieles en las celebraciones eucarísticas hasta el final del Cónclave.
2. Después de la elección del Obispo de Roma
Tal como
aparece en la
Constitución Apostólica Universi
Dominici gregis (22 nov.
1996): «Tras la aceptación, el elegido que ya haya recibido la ordenación
episcopal, es inmediatamente Obispo de la Iglesia Romana ,
autentico Papa y Cabeza del Colegio Episcopal; adquiere de hecho la plena y
suprema potestad sobre toda la
Iglesia , y puede ejercitarla» (n. 88). Por lo tanto, desde el momento de la proclamación del
Romano Pontífice elegido, la
Iglesia en las celebraciones litúrgicas hace mención del Papa
en el modo acostumbrado (en la Plegaria Eucarística
diaria y, cuando se indica, en las preces del Oficio de Vísperas).
El Obispo
diocesano, tal como está previsto en el ordenamiento litúrgico (cf. OGMR n. 374), si lo cree oportuno,
puede conceder o mandar que en la propia Diócesis
–fuera de los domingos, solemnidades y la semana santa- se celebre la Misa «Por el papa» (Misal Romano, Misas por Diversas
necesidades, n. 2) con vestiduras del color litúrgico del Tiempo en
que se celebra (cf. OGMR n.
347).
Las dos
oraciones colecta de la Misa
“Por el papa” (n. 2, A
y B) pueden ser libremente usadas como oración conclusiva de la Oración de los fieles en
las celebraciones eucarísticas durante los días que van desde la elección hasta
el inicio del ministerio petrino u en otro momento oportuno en que se tengan
celebraciones especiales.