"Se renueva hoy la cita tradicional de Adviento con los estudiantes de las universidades de Roma, a los cuales se unen los rectores y profesores de los ateneos romanos e italianos.
Saludo cordialmente a todos: el cardenal vicario, a los obispos y al alcalde, a las diversas autoridades académicas e institucionales, a los asistentes de las capellanías y de los grupos universitarios. Saludo especialmente a ustedes, queridos universitarios y universitarias.
El deseo que san Pablo dirige a los cristianos de Tesalónica, para que Dios los santifique hasta la perfección, demuestra de un lado su preocupación por su santidad de vida puesta en peligro, y de otra una gran confianza en la intervención del Señor. Esta preocupación del Apóstol vale también para nosotros los cristianos de hoy.
La plenitud de la vida cristiana que Dios cumple en los hombres, de hecho es siempre insidiada por la tentación de ceder al espíritu mundano. Por esto Dios nos da su ayuda mediante la cual podemos perserverar y preservar en los dones del Espíritu Santo, la vida nueva en el Espíritu que él nos ha dado.
Custodiando esta 'linfa' saludable de nuestra vida, todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserva irrepensible, integro. ¿Pero por qué Dios después que nos ha dado sus tesoros espirituales tiene que intervenir aún para mantenerlos íntegros? Esta es una pregunta que debemos hacernos.
Porque nosotros somos débiles y esto lo sabemos, y nuestra naturaleza humana es frágil. Los dones de Dios están conservados en nosotros como en 'vasos de barro'. Es así la debilidad. La intervención de Dios a favor de nuestra perserverancia hasta el final, hasta el encuentro definitivo con Jesús, es la expresión de su fidelidad.
Es como un diálogo entre nuestra debilidad y su fidelidad, Él es fuerte en su fidelidad. Y Pablo dirá en otra parte, él, el mismo Pablo, que es fuerte en su debilidad porque está en diálogo con la fidelidad de Dios y esta fidelidad de Dios nunca desilusiona. Él es fiel sobre todo a sí mismo. Por lo tanto la obra que ha iniciado en cada uno de nosotros con su llamado, la conducirá a cumplimiento. Esto nos da seguridad y gran confianza: una confianza que se apoya en Dios y solicita nuestra colaboración activa y llena de coraje delante a los desafíos del momento presente.
Ustedes saben queridos jóvenes universitarios que no se puede vivir sin mirar a los desafíos, sin responder a los desafíos, quien no mira o responde a los desafíos, no vive. Vuestra voluntad y vuestra capacidad unida a la potencia del Espíritu Santo que habita en cada uno de ustedes desde el día del bautismo, les permita de ser no solamente espectadores pero también protagonistas de los hechos contemporáneos.
Por favor no miren la vida desde el balcón, mézclense allí en donde están los desafíos, que solicitan ayuda para llevar adelante la vida, el desarrollo, la lucha por la dignidad de las personas, la lucha contra la pobreza, por los valores, y tantas luchas que encontramos cada día. Son varios los desafíos que ustedes los jóvenes universitarios están llamados a enfrentar con fortaleza interior y audacia evangélica. Fortaleza y audacia.
El contexto socio cultural en el cual están insertados a veces se vuelve pesado por la mediocridad y el aburrimiento. No hay que conformarse con la monotonía del vivir cotidiano, pero cultivar proyectos de amplia respiración, ir más allá de lo ordinario; ¡No se dejen robar el entusiasmo juvenil! Sería una equivocación también dejarse apresar por el pensamiento débil y por el pensamiento uniforme, el que homologa, o de una globalización entendida como homologación.
Para superar estos riesgos, el modelo que es necesario seguir en la verdadera globalización, que es buena, no es la esfera en la que está nivelado cualquier relieve y desaparece cada diferencia. El modelo en cambio es el poliedro, que incluye una multiplicidad de elementos y respeta la unidad en la variedad. Al defender la variedad defendemos la unidad, defendemos también la diversidad, contrariamente esa unidad no sería humana.
El pensamiento de hecho es fecundo cuando es expresión de una mente abierta, que discierne, siempre iluminada por la verdad, por el bien y por la belleza. Si ustedes no se dejan condicionar por la opinión dominante, pero se mantendrán fieles a los principios éticos y religiosos cristianos, encontrarán el coraje de ir también contracorriente.
En el mundo globalizado, podrán contribuir a salvar peculiaridad y características propias, buscando entretanto de no bajar el nivel ético. De hecho la pluralidad de pensamiento y de individualidad refleja la multiforme sabiduría de Dios cuando se acerca a la verdad con honestidad y rigor intelectual; cuando se acerca a la bondad y cuando se acerca a la belleza de manera que cada uno pueda ser un don para beneficio de todos.
El empeño de caminar en la fe y de comportarse de manera coherente con el evangelio les acompañe en este tiempo de Adviento, para vivir de manera autentica la conmemoración de la Navidad del Señor. Les pueda ayudar el hermoso testimonio del beato Pier Giorgio Frassati, un universitario como ustedes, que decía:
'Vivir sin una fe, sin un patrimonio para defender, sin sostener en una lucha continua la verdad, no es vivir pero sobrevivir. Nosotros no debemos sobrevivir, sino vivir'.
¡Gracias y buen camino hacia Belén!"