El Papa responde a una carta enviada por seminaristas cubanos
La carta de los seminaristas
“Somos doce jóvenes cubanos de diferentes diócesis, que estudiamos en el Seminario Diocesano San Basilio Magno de Santiago de Cuba, con el objetivo de formarnos para llegar a ser buenos sacerdotes que puedan servir a este pueblo que tanto necesita de la Palabra y el Amor de Dios. Queremos aprovechar esta oportunidad para hacerle llegar nuestro saludo y mostrarle nuestra cercanía a su persona que tantas simpatías ha despertado en el mundo entero.
Es nuestro deseo decirle que estamos apoyando su ministerio mediante la oración, y agradecemos mucho que nos exhorte a guiar nuestros pasos al servicio de los más pobres. Tratamos de vivir el Evangelio día a día, para llevarlo a las personas más necesitadas, presentándole a Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida, y así, aportar nuestro grano de arena en la construcción del Reino de Dios. Usted conoce la situación de nuestro pueblo, le pedimos que lo tenga presente en sus oraciones.
Además de los estudios, dedicamos parte de nuestro tiempo a la pastoral, tanto en la ciudad como en las comunidades rurales, visitando y llevando la Comunión a los enfermos, celebrando la Palabra e impartiendo catequesis.
Tenemos como rector y formador al P. Rafael Cárceles, sacerdote español perteneciente a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y como guía espiritual al portador de esta misiva Mons. Luis del Castillo sj. Queremos que sepa que nos llenaría el corazón de alegría saber que tiene en su agenda una visita a Cuba como lo han hecho ya sus dos antecesores. Gracias por el tiempo que ha dedicado a leer nuestra carta.
Que Dios siempre lo bendiga y que nuestra Madre, la Virgen de la Caridad del Cobre lo acompañe en su Ministerio. Un abrazo en Cristo Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote”.
La de contestación del Papa
“Queridos seminaristas: Agradezco mucho la carta que me han enviado, haciéndome partícipe
de la ilusión de afianzar el llamado de Dios para llegar a ser buenos
sacerdotes al servicio del santo pueblo de Dios en Cuba. Háganlo con
alegría, con constancia, con humildad. No se trata de aprender un «oficio», sino de llevar a Cristo en el corazón para poderlo ofrecer sin reservas a los demás, especialmente a quienes más lo necesitan”.
“Ésta es una tarea apasionante que bien vale toda una vida. También los invito a seguir fielmente las orientaciones de los formadores. Ellos saben muy bien la importancia decisiva que tiene para el seminarista, una vida espiritual intensa y constante, una preparación intelectual seria, una experiencia comunitaria y de fraternidad, y la actividad apostólica. Estos son los pilares, que interactúan y se complementan entre sí, sobre los que se funda la vida del seminario”.
“Les pido por favor que no dejen de rezar por mí y por los frutos de mi servicio a la Iglesia. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.
Fraternalmente.
Francisco.