El Papa en la homilía de ayer
La redención de Jesús siempre es gratis, por eso las iglesias no pueden ser nunca casas de negocios. Esta ha sido la advertencia lanzada esta mañana por el santo padre Francisco durante la homilía de la misa matutina de San Marta. Tal y como ha explicado el Papa, la liturgia del día propone el Evangelio en el que Jesús expulsa a los mercaderes del Templo, porque han transformado la casa de oración en una cueva de ladrones. Y lo que hace Jesús es un gesto de purificación, "el templo había sido profanado" y con el Templo, "el pueblo de Dios. Profanado con el pecado tan grave que es el escándalo", ha afirmado el Papa.
Y ha proseguido, "la gente es buena, la gente iba al Templo, no miraba estas cosas; buscaba a Dios, rezaba... pero debía cambiar las monedas para las ofrendas". El pueblo de Dios no iba al Templo por esta gente, por los que vendían, pero iban al tempo de Dios y allí había corrupción que escandalizaba al pueblo", ha advertido el Papa. Por eso, ha precisado, "yo pienso en el escándalo que podemos causar a la gente con nuestra actitud, con nuestras costumbres no sacerdotales en el Templo: el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad... Cuántas veces vemos que entrando en una iglesia, aún hoy, está ahí la lista de los precios", para el bautismo, la bendición, las intenciones para la misa". Y de todo esto el pueblo se escandaliza, ha observado el Pontífice.
A propósito, el Santo Padre ha contado una anécdota de como "una vez, apenas ordenado sacerdote, estaba con un grupo de universitarios, y quería casarse una pareja de novios. Habían ido a una parroquia: pero, querían hacerlo con la misa. Y allí, el secretario parroquial dijo: 'No, no, no se puede' - '¿pero por qué no se puede con la misa? Si el Concilio aconseja hacerlo siempre con la misa...' -'No, no se puede porque más de 20 minutos no se puede' - 'Pero, ¿por qué?' - 'Porque hay otros turnos' - '¡Pero, nosotros queremos la misa!' - 'Pues pagad dos turnos'. Y para casarse con la misa tuvieron que pagar dos turnos. Esto es pecado de escándalo".
A continuación, el Santo Padre ha recordado lo que Jesús dice a los que son causa de escándalo: "mejor ser lanzados al mar".
De este modo, Francisco ha recordado que "cuando los que están en el Templo - sean sacerdotes, laicos, secretarios, pero que tienen que gestionar en el Templo la pastoral del Templo - se convierten en comerciantes, el pueblo se escandaliza. Y nosotros somos responsables de esto. También los laicos ¿eh? Todos". Porque -ha proseguido el Pontífice en su homilía- si yo veo que en mi parroquia se hace esto, debo tener la valentía de decírselo al párroco a la cara. Asimismo, ha advertido que "la gente sufre ese escándalo. Es curioso: el pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan sobre un pecador... saben perdonar. Pero hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: un sacerdote apegado al dinero y un sacerdote que maltrata a la gente. ¡No consigue perdonar! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se convierte en una casa de negocios, como ese matrimonio: se alquilaba la iglesia".
Y así, el Papa ha explicado que Jesús "no estaba enfadado", "es la ira de Dios, es el celo por la Casa de Dios" porque no se pueden servir a dos amos: "o rindes culto al Dios viviente, o rindes culto al dinero".
Para finalizar la homilía, el Obispo de Roma ha preguntado por qué Jesús se la toma con el dinero. A lo que ha respondido: "Porque la redención es gratuita, Él viene a traernos la gratuidad de Dios, la gratuidad total del amor de Dios". A propósito ha recordado que "cuando en la Iglesia o las iglesias se hacen negocios, se ve que ...eh, no es tan gratuita la salvación... Y por esto Jesús toma la fusta en la mano para hacer todo este rito de purificación en el Templo".
En la conclusión, el Papa ha recordado que hoy la liturgia celebra la presentación de la Virgen en el Templo: de joven... "Una mujer sencilla, como Ana, en ese momento, entra con la Virgen". Por eso, Francisco ha pedido que Ella "nos enseñe a todos nosotros, a todos los párrocos, a todos los que tienen responsabilidades pastorales, a mantener limpio el Templo, a recibir con amor a los que vienen, como si cada uno de ellos fuera la Virgen".