Enrique Gª-Máiquez
Cualquier derecho, por pura lógica irremediable, conlleva aparejado un deber correlativo para otro
Que la aprobación del informe Matic por el parlamento europeo convierta la perpetración del aborto en un derecho humano nos la mete doblada. Es otro síntoma de lo que podemos diagnosticar como uso arbitrario del Derecho. Consiste en transformar el marco jurídico en instrumento de coacción ideológica. Observen a su alrededor: impuestos que condicionan la conducta como si fuésemos perros de Pavlov, normas que nos dicen cómo tenemos que usar la lengua materna, leyes distintas según el sexo, la raza o la religión… A una buena porción de ciudadanos se nos degrada paulatinamente de ciudadanos de pleno derecho a emboscados o criptoconservadores cuyo destino final es, con suerte, la catacumba ideológica.
¿Les parece que exagero? Cualquier derecho, por pura lógica, conlleva aparejado un deber correlativo para otro. En este caso, contra nosotros. Declarar el aborto un derecho humano no aporta nada a quien quiera abortar, que, hoy por hoy, no tiene el más mínimo problema, pero a mí me convierte en negacionista de un derecho humano, nada menos, y en un activista inhumano.
Cuando siga escribiendo a favor del derecho a la vida del feto, como me siento impelido a hacer siempre por mi afán de defender al débil y desamparado, estaré atentando contra el ordenamiento jurídico. Y cosas más graves: a los sanitarios se les niega el ejercicio de su objeción de conciencia (y se les dan más motivos para objetar). Los estados deberán amparar la práctica del aborto, encontrándose con sus soberanías constreñidas para tratar de paliar esta tragedia.
De paso, produce una incoherencia jurídica con una colisión frontal de derechos, pues el artículo 15 de la Constitución ampara el derecho a la vida de todos. Hasta ahora el Tribunal Constitucional ha hecho contorsiones y convulsiones para salvar esa contradicción, pero ya qué importa, si se viene a contradecirlo todo. El parlamento europeo apunta claramente contra los partidarios de la vida: sean constituciones, movimientos o personas.
Conteste usted si no: ¿qué necesidad había? ¿Acaso no se realizan todos los abortos que se desean a un ritmo industrial? Ni el aborto ni los supuestos derechos de las mujeres estaban en juego en absoluto. El informe Matic tiene como objetivo interrumpir voluntariamente la libertad de expresión, de pensamiento y de conciencia de un buen número de ciudadanos europeos que ahora pasamos a ser un poco más de segunda.
Fuente: diariodecadiz.es/