Paloma López Campos
La muerte en 2022 de Benedicto XVI no detuvo su impacto en el mundo y en la Iglesia. A lo largo de 2023, el testimonio intelectual y espiritual del Papa alemán ha seguido iluminando a todos.
El 31 de diciembre de 2022 el mundo recibió una noticia impactante. El Papa emérito, Benedicto XVI, falleció en aquella última jornada del año. Pocos días antes, el Papa Francisco había pedido oraciones por su predecesor, quien residía en el monasterio Mater Ecclesiae.
La muerte no detuvo el impacto de Benedicto XVI en el mundo y en la Iglesia. A lo largo de 2023, el testimonio intelectual y espiritual del Papa alemán ha seguido iluminando a todos. Desde sus obras como “Jesús de Nazaret”, sus viajes por el mundo (realizó 24 viajes apostólicos durante su pontificado) a sus discursos, Benedicto XVI dejó un legado muy completo y profundo para todos los católicos.
Homilías de Benedicto XVI
Los pensamientos del Papa emérito siguen todavía hoy esperando ver la luz. Según el portal “Catholic News Service”, a lo largo de 2024 se publicará un volumen con unas 130 homilías de Benedicto XVI. Algunas de ellas las pronunció siendo Papa pero la gran mayoría son predicaciones privadas que realizó tras retirarse.
A pesar de que no se conoce la fecha de la publicación, ya se puede leer un adelanto del contenido. A principios de diciembre, tanto “L’Osservatore Romano” como “Die Welt” publicaron una homilía que Benedicto XVI centró en la figura de san José.
El premio Ratzinger
El Papa alemán resaltó siempre por su capacidad intelectual. No es de extrañar, por tanto, que todos los años el Santo Padre otorgue un Premio Ratzinger a los “académicos que se hayan distinguido por méritos particulares en publicaciones y/o investigaciones científicas”.
En 2023 recibieron el galardón Pablo Blanco, uno de los expertos en Benedicto XVI más reconocidos, y Francesc Torralba, teólogo y filósofo español. El día de la entrega de los premios, tanto Torralba como Blanco indicaron que el pensamiento y el legado de Ratzinger iluminará la Iglesia del presente y del futuro.
Benedicto XVI y la política
Como ya se ha comentado, Benedicto viajó mucho durante su pontificado. Si bien es cierto que los viajes apostólicos tienen siempre un carácter esencialmente espiritual, eso no excluye que haya también necesidades sociales y políticas que preocupan a los Pontífices.
Uno de los viajes más sonados del Papa emérito fue el de Alemania en 2006. En aquella ocasión, Benedicto pronunció un discurso en Ratisbona durante el que recalcó la relación entre la fe y la razón, especialmente en el ámbito académico.
Poco después de aquel viaje a su país natal, el pontífice alemán habló a los miembros de Naciones Unidas en Nueva York. Ante ellos, recordó la importancia de velar por los derechos humanos.
Los viajes no impidieron a Benedicto XVI escribir documentos con los que alimentar a la Iglesia. Escribió tres encíclicas que todavía hoy son motivo de estudio. La primera de ellas la publicó al inicio de su pontificado con el nombre “Deus Caritas est”. En ella quiso profundizar en la capacidad del hombre para vivir la caridad, ya que está creado a imagen y semejanza de Dios.
La segunda encíclica del Papa alemán fue “Spe Salvi”. Con ella, Ratzinger quiso animar a los católicos a vivir en la esperanza, sin conformarse con los sucedáneos modernos. Dos años después, el 29 de junio de 2009, salió a la luz “Caritas in veritate”, encíclica en la que el Papa desarrolló la idea de la justicia social y la importancia de poner a la persona en el centro de las relaciones comerciales y económicas.
Fe en Jesucristo, confianza en la Iglesia
Tal vez consciente de que la Iglesia siempre se encuentra con obstáculos, el Papa emérito quiso animar a todos en su testamento espiritual. Estas últimas palabras suyas, que todavía hoy pueden animar a los católicos, muestran su fe en Cristo y lo mucho que confiaba en la Iglesia.
Al final de su testamento espiritual, tras recordar a sus familiares y a su patria, y después de pedir perdón por sus errores, Benedicto expresó: “Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo”.
El alma en vela
Sería un grave error pensar que Benedicto XVI dejó de servir a la Iglesia el día que se retiró. Cuando anunció que se sentía incapaz de “administrar bien el ministerio que se me ha confiado”, en referencia a ser cabeza de la Iglesia, Ratzinger se trasladó a un monasterio en el Vaticano. Allí no dejó jamás de velar por “la barca de san Pedro” y pasó años orando por la Iglesia.
El Pontífice alemán afirmó que seguiría sirviendo al Señor desde aquel lugar retirado, con su oración y el sacrificio de un cuerpo desgastado. Sin duda alguna, la Iglesia entera se ha beneficiado de la entrega, en ocasiones fuerte y dinámica, otras veces orante y reflexiva, del alma en vela de Benedicto XVI.
Fuente: omnesmag.com