Paloma López Campos
En su mensaje para la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, el Papa Francisco resalta la fidelidad de Dios a todos sus hijos, jóvenes y ancianos. El Santo Padre asegura que Dios “no descarta ninguna piedra, al contrario, las más ‘viejas’ son la base segura sobre las que se pueden apoyar las piedras ‘nuevas’ para construir todas juntas el edificio espiritual”.
Con sus palabras, el Pontífice pone de nuevo en el centro a los ancianos, algo que hace con mucha frecuencia pues está convencido de que “envejecer es signo de bendición”. En la Biblia, dice Francisco con ocasión de la jornada, vemos que “Dios sigue mostrándonos su misericordia, siempre, en cada etapa de la vida, y en cualquier condición en la que nos encontremos”.
Sin embargo, frente a la fidelidad de Dios se encuentra el abandono del hombre. Advierte el Papa que “con mucha frecuencia la soledad es la amarga compañera de la vida de los que como nosotros son mayores y abuelos”. El Santo Padre, recordando su etapa como obispo de Buenos Aires, menciona que cuando visitaba las residencias de ancianos podía observar “las pocas visitas que recibían esas personas; algunos no veían a sus seres queridos desde hacía muchos meses”.
Confrontación entre jóvenes y ancianos
Esta soledad es la consecuencia de muchos factores. El Papa menciona, entre otros, la emigración, las guerras y las falsas creencias en algunas culturas, que acusan a los mayores “de recurrir a la brujería para quitar energías vitales a los jóvenes”. Este, dice el Santo Padre, “es uno de esos prejuicios infundados, de los que la fe cristiana nos ha liberado, que alimenta persistentes conflictos generacionales entre jóvenes y ancianos”.
Pero es un error pensar que esa idea no existe “en las sociedades más avanzadas y modernas”. Francisco sostiene que “hoy en día está muy extendida la creencia de que los ancianos hacen pesar sobre los jóvenes el costo de la asistencia que ellos requieren”. Sin embargo, el Pontífice advierte de que esto “se trata de una percepción distorsionada de la realidad”. El Papa manifiesta que “la contraposición entre las generaciones es un engaño y un fruto envenenado de la cultura de la confrontación”.
El problema, afirma el obispo de Roma en su mensaje, es que cuando perdemos de vista el valor de cada uno, “las personas se convierten en una mera carga onerosa”. Esta creencia se extiende tanto que los mayores la acaban aceptando “y llegan a considerarse como un peso, deseando ser los primeros en hacerse a un lado”.
Una cultura en la que quepan todos
Ante esta situación, el Papa advierte de la trampa del individualismo, que está impregnado de esa mentalidad de confrontación. Al verse uno mismo ya anciano, “teniendo necesidad de todo”, se encuentra solo, “sin ninguna ayuda, sin tener a alguien con quien poder contar. Es un triste descubrimiento que muchos hacen cuando ya es demasiado tarde”.
Frente a la cultura imperante, el Santo Padre propone el ejemplo bíblico de Rut, que se queda junto a su suegra Noemí. Ella “nos enseña que a la súplica ‘¡no me abandones!’ es posible responder ‘¡no te abandonaré!’. Su historia nos permite “recorrer un camino nuevo” e “imaginar un futuro distinto para nuestros ancianos”.
Los ancianos, tesoro de la Iglesia
El Papa aprovecha su mensaje de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores para agradecer “a todas esas personas que, aun con muchos sacrificios, han seguido efectivamente el ejemplo de Rut y se están ocupando de un anciano, o sencillamente muestran cada día su cercanía a parientes o conocidos que no tienen a nadie”.
Francisco concluye animando a los católicos a estar cerca de los mayores y a reconocer “el papel insustituible que estos tienen en la familia, en la sociedad y en la Iglesia”. Además, da su bendición a los “queridos abuelos y mayores, y a cuantos los acompañan”, prometiendo su oración por ellos y pidiendo que también recen por él.
IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores
Este 2024 la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores se celebra el 28 de julio. El lema elegido por el Papa Francisco es «En la vejez no me abandones», tomado del Salmo 71. El Pontífice ha centrado muchas veces el foco en los ancianos a lo largo de su pontificado, asegurando que la ancianidad «es una estación para seguir dando frutos».
Identificándose él mismo como un hombre mayor en multitud de ocasiones, el Santo Padre celebró la primera jornada de este tipo en 2021, y cada año trata de animar a la Iglesia entera a valorar la aportación de los abuelos y de los mayores a la sociedad y a la fe.
Fuente: 0mnesmag.com