Juan Luis Selma
Encuentro muy buena gente, preocupada por los demás, con buenas intenciones. También mucha falta de formación, mucha ignorancia y manipulación
La verdad es que poco hay que comentar del peculiar espectáculo lúdico “cultural” del sábado pasado. No tuve el valor suficiente para verlo-soportarlo, aunque algo de lo que allí se coció me ha llegado. Me pareció de otro mundo, irreal. Más que un concurso fue una clase, una ocasión para adoctrinar, imponer una ideología con calzador. La gente que conozco -igual no vivo en el mundo-, no es así. Es mucho más normal, sencilla, buena.
Estos días he tenido la ocasión de hablar con unos jóvenes de Bachillerato. Las conversaciones buscaban hacer balance del curso que termina. En las tres más recientes, he podido recoger otras tantas perlas. Uno decía que ha aprendido a madurar, a dar sentido al estudio y a ver que, con buenos resultados, estaba feliz. Otra conversación ha versado sobre las malas consecuencias de un error; ha sufrido, pero ha madurado, ha sacado la experiencia de medir las consecuencias de las acciones. La última iba de amores y la frase lapidaria que he escuchado es: “Hay que cuidar lo que se quiere, si no lo pierdes”.
Esto es otra Eurovisión, juvenil, real, humana. Para ser sincero debo aclarar que se trata de un buen colegio, en el que los padres están implicados en la formación, en el que se sienten queridos por los profesores, donde se pretende educar en virtudes y se premia el esfuerzo.
Por la calle, en mi familia, entre mis amigos, tampoco veo reflejado lo que algunos quieren transmitir. Encuentro muy buena gente, preocupada por los demás, con buenas intenciones. También mucha falta de formación, mucha ignorancia y manipulación.
Hace poco estuve con el director de un medio de información. Nos contó que su revista y web no pretendía tanto la inmediatez de las noticias, el amarillismo, como el dar una buena información sobre los acontecimientos. No van a por la noticia, sino a la explicación, a lo que está por debajo, a los porqués. Me pareció un intento interesante, menos taquillero y sensacionalista, pero más necesario y valioso.
Se trataba de la revista Omnes, que se define así: “Omnes es un medio de comunicación multiplataforma de información sobre la Iglesia. Ofrece una ventana de análisis y reflexión a los temas que hoy ocupan el corazón y la mente de los católicos: temas cada vez más complejos y universales, que afectan a todas las esferas de nuestra vida cristiana, social, ciudadana… Nos interesa ofrecer, junto a la reseña de los acontecimientos, los datos de contexto”.
Hoy es Pentecostés, el día de la venida del Espíritu Santo. Cincuenta días después de la Pascua, diez tras la marcha al Cielo de Jesús, se cumple su promesa de no dejarnos solos y nos envía al Consolador, al Amor. Fue una primera Mundovisión. “Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo: "¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadócia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua".
Con la ayuda del Espíritu Santo, los apóstoles transmiten las enseñanzas de Jesús. Nos muestran un modo nuevo de vivir, un camino más excelente, una visión distinta del mundo.
Le pedimos: "Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero".
Para caminar por la senda del amor, Él es Amor, debemos escucharle, aprender, formarnos. Con todos los medios que podemos tener a nuestra disposición, sabemos muy poco de la vida, de lo importante, de lo que nos hace felices; de los caminos de la libertad y del amor. Oímos campanas, pero sabemos poco. Tenemos mucha desinformación, manipulación y poco saber y formación, casi nada de espíritu crítico. Con perdón, "nos venden la burra".
Leer buenos libros, estudiar el Catecismo de la Iglesia, asistir a buenos medios de formación. Pensar. Acudir a quien sabe. Saber cómo piensan los medios. Ser críticos. Buscar la verdad. Vivir con sentido, con discernimiento: no todo es igual ni da lo mismo. Hoy hay una gran desinformación sobre la vida espiritual, la Iglesia, el amor y la familia. Hay que preparar un buen Mundovisión.
Fuente: eldiadecordoba.es