El Papa en Santa Marta
El Evangelio de hoy (cfr. Mc 10,46-52), del ciego Bartimeo que grita a Jesús para ser curado y es reprendido por los discípulos para que se calle, nos muestra que puede haber tres grupos muy distintos de cristianos.
1. Están los cristianos que se ocupan solo de su trato personal con Jesús, una relación cerrada y egoísta, porque no oyen el grito de los demás. Aquel grupo de gente —también hoy— no siente el grito de tantos que necesitan a Jesús. Es un grupo de indiferentes: que no sienten, se creen que la vida es su grupito, y están tan contentos; pero son sordos al clamor de tanta gente que necesita salvación, que precisa la ayuda de Jesús, que tienen necesidad de la Iglesia. Esa gente es egoísta, vive para sí misma, y son incapaces de oír la voz de Jesús.
2. Luego están los que oyen el grito de ayuda, pero quieren hacerlo callar, como cuando los discípulos alejaron a los niños, para que no molestaran el Maestro. El Maestro era suyo, solo para ellos, no para los demás. Esa gente aleja de Jesús a los que gritan, a los que necesitan la fe, a los que tienen necesidad de salvación. Entre esos están losnegociantes, que están cerca de Jesús, están en el templo, parecen religiosos, pero Jesús los expulsó, porque hacían negocios en la casa de Dios. Son los que no quieren oír el grito de ayuda, porque prefieren hacer sus negocios, y usan al pueblo de Dios, utilizan a la Iglesia, para hacer sus negocios. Esos negociantes alejan a la gente de Jesús. En este grupo están esos cristianos que no dan ejemplo, cristianos de nombre, cristianos de salón, cristianos de apariencia, pero su vida interior no es cristiana, es mundana. El que se llama cristiano pero vive como un mundano, aleja a los que gritan ayuda a Jesús. Y también están los rigoristas, a los que Jesús reprocha que carguen tantos pesos sobre los hombros de la gente. Jesús les dedica todo el capítulo 23 de San Mateo. Hipócritas —les dice—, abusáis de la gente. En vez de responder al grito que pide salvación, alejan a la gente.
3. Finalmente, está un tercer grupo de cristianos, los que ayudan a acercarse a Jesús. Es el grupo de los cristianos que tienen coherencia entre lo que creen y lo que viven, y ayudan a acercarse a Jesús a la gente que grita pidiendo salvación, pidiendo la gracia, pidiendo la salud espiritual para su alma.
Nos vendrá bien hacer un examen de conciencia para ver si somos cristianos que alejan a la gente de Jesús o la acercan porque oyen el grito de tantos que piden ayuda para su propia salvación.
El Evangelio de hoy (cfr. Mc 10,46-52), del ciego Bartimeo que grita a Jesús para ser curado y es reprendido por los discípulos para que se calle, nos muestra que puede haber tres grupos muy distintos de cristianos.
1. Están los cristianos que se ocupan solo de su trato personal con Jesús, una relación cerrada y egoísta, porque no oyen el grito de los demás. Aquel grupo de gente —también hoy— no siente el grito de tantos que necesitan a Jesús. Es un grupo de indiferentes: que no sienten, se creen que la vida es su grupito, y están tan contentos; pero son sordos al clamor de tanta gente que necesita salvación, que precisa la ayuda de Jesús, que tienen necesidad de la Iglesia. Esa gente es egoísta, vive para sí misma, y son incapaces de oír la voz de Jesús.
2. Luego están los que oyen el grito de ayuda, pero quieren hacerlo callar, como cuando los discípulos alejaron a los niños, para que no molestaran el Maestro. El Maestro era suyo, solo para ellos, no para los demás. Esa gente aleja de Jesús a los que gritan, a los que necesitan la fe, a los que tienen necesidad de salvación. Entre esos están losnegociantes, que están cerca de Jesús, están en el templo, parecen religiosos, pero Jesús los expulsó, porque hacían negocios en la casa de Dios. Son los que no quieren oír el grito de ayuda, porque prefieren hacer sus negocios, y usan al pueblo de Dios, utilizan a la Iglesia, para hacer sus negocios. Esos negociantes alejan a la gente de Jesús. En este grupo están esos cristianos que no dan ejemplo, cristianos de nombre, cristianos de salón, cristianos de apariencia, pero su vida interior no es cristiana, es mundana. El que se llama cristiano pero vive como un mundano, aleja a los que gritan ayuda a Jesús. Y también están los rigoristas, a los que Jesús reprocha que carguen tantos pesos sobre los hombros de la gente. Jesús les dedica todo el capítulo 23 de San Mateo. Hipócritas —les dice—, abusáis de la gente. En vez de responder al grito que pide salvación, alejan a la gente.
3. Finalmente, está un tercer grupo de cristianos, los que ayudan a acercarse a Jesús. Es el grupo de los cristianos que tienen coherencia entre lo que creen y lo que viven, y ayudan a acercarse a Jesús a la gente que grita pidiendo salvación, pidiendo la gracia, pidiendo la salud espiritual para su alma.
Nos vendrá bien hacer un examen de conciencia para ver si somos cristianos que alejan a la gente de Jesús o la acercan porque oyen el grito de tantos que piden ayuda para su propia salvación.