10/06/15

La terquedad desafía a la misericordia de Dios

El Papa en Santa Marta


El profeta Jonás se resiste a la voluntad de Dios, pero al final aprende que debe obedecer al Señor. La gran ciudad de Nínive se convierte precisamente gracias a su predicación (cfr. Jon 3,1-10). Se hace el milagro, porque en este caso deja a parte su cabezonería y obedece a la voluntad de Dios, y hace lo que el Señor le había mandado. Y entonces Nínive se convierte y, al seguir adelante en esa conversión, Jonás, que no es un hombre dócil al Espíritu de Dios, se enfada. Jonás sintió un gran disgusto y se indignó. Incluso, se lo reprocha al Señor.
La historia de Jonás y de Nínive se realiza, pues, en tres capítulos: el primero es la resistencia a la misión que el Señor le confía; el segundo es la obediencia y, cuando se obedece, se hacen milagros. Se obedece a la voluntad de Dios y Nínive se convierte. En el tercer capítulo, está la resistencia a la misericordia de Dios. Esas palabras, Señor, ¿no era eso lo que decía cuando estaba en mi país? Porque Tú eres un Dios misericordioso y piadoso, y yo he hecho todo el trabajo de predicar, he cumplido mi deber bien hecho, ¿y Tú los perdonas? Es el corazón con esa dureza que no deja entrar la misericordia de Dios. Es más importante mi predicación, son más importantes mis pensamientos, es más importante toda esa lista de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo, que la misericordia de Dios.
Y este drama también lo vivió Jesús con los Doctores de la Ley, que no entendían porqué Él no dejó lapidar a la mujer adúltera, cómo iba a cenar con publicanos y pecadores: no comprendían. No entendían la misericordia. Tú eres misericordioso y piadoso. El Salmo que hoy hemos rezado nos sugiere esperar al Señor porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa (S 129,7).
Donde está el Señor está la misericordia. Y San Ambrosio añadía: Y donde está la rigidez están sus ministros. La cabezonería que desafía la misión, que reta la misericordia. Cerca ya del comienzo del Año de la Misericordia, pidamos al Señor que nos haga entender cómo es su corazón, qué significa misericordia, qué quiere decir cuando Él dice:¡Misericordia quiero y no sacrificio! Y para eso, en la oración colecta de la misa hemos rezado con esa frase tan bonita: Derrama en nosotros tu misericordia, porque solo se entiende la misericordia de Dio cuando se ha derramado en nosotros, en nuestros pecados, en nuestras miserias…