Nuria Chinchilla
1968 fue el año no solo de la revolución estudiantil del mayo francés, sino también el de la publicación de la encíclica de Pablo VI ‘Humanae Vitae’, publicada en julio
¿Qué queda de Mayo del 68, cincuenta años después? Mi colega Miguel Antón, profesor de finanzas en el IESE, ha organizado un ciclo alrededor del tema. El 8 de mayo invitó al profesor de la UNAV Pablo Pérez López, para que nos explicara los antecedentes históricos de esa revolución estudiantil. “La primera raíz es demográfica, en esos años había más jóvenes que nunca antes, jóvenes de una sociedad satisfecha que habían perdido de vista verdades como la muerte”. La universidad de La Sorbonaacoge estas manifestaciones mientras el general de Gaulle se asegura de que detrás no hay un intento de invasión rusa. Eventualmente, conseguirá desactivar la revolución.
El también profesor de la Universidad de Navarra José Ramón Ayllón contesta la pregunta en su blog, comentando un ensayo de Josemaría Carabante (Mayo del 68. Claves filosóficas de una revuelta posmoderna):
¿Qué ha quedado del 68 después de medio siglo? No se hundió el sistema, pero triunfó una forma de pensar y vivir tejida con el rechazo a la tradición, el recelo ante la verdad, el deseo de autenticidad, la revolución sexual, el impulso libertario, el individualismo, el respeto acrítico a la diferencia…
Unos años antes, en USA, había surgido el movimiento “Free speech”. En el campus de la Universidad de California, en Berkeley, hay un monumento peculiar, un círculo de piedra incrustado en el suelo de la misma plaza donde surgió este movimiento, con esta inscripción: “This soil and the air space extending above it shall not be a part of any nation and shall not be subject to any entity’s jurisdiction” (La tierra y el espacio aéreo sobre ella no será parte de ninguna nación ni estará sujeto a ninguna jurisdicción).
Los estudiantes de la Universidad de Columbia se enfrentaban al mismo tiempo a la guerra de Vietnam y acuñaban lemas como el archiconocido “haz el amor y no la guerra”que, por otro lado, ¡ya propuso San Francisco hace 800 años!
La revolución de Mayo del 68, políticamente, quedó en nada, o en casi nada, porque tenía enfrente a un gran político, De Gaulle. El legado que deja tiene que ver con sus raíces, explica el profesor Pérez López: “Es la psicología del niño mimado”, bañada de identitarismo: “El hombre no es nada, salvo lo que él quiere”. El capricho humano marca la idea política que hay tras esa revolución tan desordenada. Como señala Ayllón:
En todos los casos se trataba de una revolución sin programa. “Ya fuera con motivo del Vietnam, del autoritarismo o de la represión sexual, los manifestantes planteaban una enmienda a la totalidad del sistema”, sin proponer alternativa. Por el contrario, al otro lado del Muro, los checoslovacos arriesgaban su vida reclamando un régimen como el que rechazaban los occidentales, y sus pretensiones eran ahogadas en la Primavera de Praga.
En lo que sí tuvo éxito la revolución de mayo del 68 fue en lo sexual. En la segunda sesión del ciclo, el catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra, doctor Miguel Ángel Martínez-González, epidemiólogo e investigador, explicó las causas, los efectos y las soluciones del legado que el mayo del 68 ha dejado en nuestra sociedad −en nuestras vidas− en materia sexual.
Como marco para iniciar su explicación, habló de 1968 como el año no solo de la revolución estudiantil del mayo francés, sino también el de la publicación de la encíclica de Pablo VI “Humanae Vitae” (La vida humana), publicada en julio:
París, en mayo del 68 (revolución sexual) y Roma, julio del 68 (primera vez que la Iglesia habla del conocido concepto de “paternidad responsable”).
Como causas de la revolución sexual del 68, el doctor Martínez-González citó dos hechos claves: la revolución ideológica, terreno abonado; y la separación radical entre la unión y la procreación con la introducción de la píldora anticonceptiva, que daba el control a la mujer. Los contraceptivos, junto con la terapia hormonal-sustitutiva, los medicamentos contra la osteoporosis, y otros más, son los “blockbusters” de la industria farmacéutica, de donde sacan dinero. No curan, no están pensados para curar, y además se dirigen a un amplio grupo social, y de por vida en muchos casos: ¡negocio redondo!
Hay diferentes organismos e instituciones que han contribuido enormemente a la difusión de estas mentiras, como las obras del archiconocido padre de la sexología, el norteamericano Alfred Kinsey (en realidad entomólogo…), cuyos conocidos estudios se basan en encuestas realizadas entre personas de dudosa moral y honestidad: agresores sexuales, presos, proxenetas, ladrones o prostitutos, así como cientos de activistas homosexuales que se ofrecieron a ser entrevistados. Por el contrario, y esta es una de las críticas más contundentes a su trabajo, Kinsey excluyó a heterosexuales y a muchos entrevistados que no querían posicionarse sexualmente, y los consideró «homosexuales ocultos», incluyéndolos en el porcentaje.
Para contrarrestar el nocivo efecto de estos estudios, el doctor Martínez recomendó como imprescindible el libro de la alemana Gabriele Kuby, “La revolución sexual global”, que tiene como iluminador subtítulo “La destrucción de la libertad en nombre de la libertad”. En el libro “ofrece una radiografía de cómo la ideología de género y la locura de una sociedad hipersexualizada se han implantado en Occidente y cómo van a seguir creciendo acallando a los disidentes y recortando con multas y represalias la libertad de expresión, investigación y pensamiento”, según señala este artículo.
En una serie de entrevistas a 10 testigos del mayo francés, 5 de ellos cristianos, el libro “Mayo del 68, cuéntame cómo te ha ido” habla del paso de la utopía al consumismo conformista, y al mucho sexo egoísta.
Uno de los elementos determinantes de la degradación de lo sexual es la presencia importantísima de la pornografía en nuestra sociedad (¿sabías que Hollywood produce 11.000 títulos pornográficos al año?). Hoy en día, la pornografía es tratada como una adicción más y desde muchas instancias médicas se lucha contra ella. En ese sentido, quisiera destacar un grupo norteamericano, Fight the new drug (“luchar contra la nueva droga”), que puso de moda el eslogan “Porn kills love” (el porno mata el amor).
Sobre los efectos físicos de la contracepción, el doctor Martínez destacó la multiplicación por 1,6 (que supone un incremento del 60%) del riesgo de infarto e íctus, cáncer de mama (el más diagnosticado en el mundo, y subiendo su incidencia), el suicidio, especialmente en los que se definen como bisexuales. Un efecto físico indirecto sería el riesgo de que una mujer sea asesinada por su pareja, 9 veces mayor en la cohabitación que en el matrimonio (teniendo en cuenta que la cohabitación sin compromiso propicia un mayor cambio de pareja y uso de la contracepción, y también una mayor dificultad para aplicar métodos naturales de control de natalidad, para los que se necesita la implicación de los dos miembros de la pareja, mientras que la contracepción afecta exclusivamente a la salud de la mujer, que puede decidir usarla unilateralmente).
¿Hay soluciones? Anticipó que son, definitivamente, dos: aplicarse y vivir la Humanae Vitae (sin aguarla) −aquí podéis leer más sobre ella− y estudiar para no dejarse manipular. En este sentido, habló de los FABMS (o métodos naturales de la regulación de la natalidad), y sus cinco mitos o inexactitudes: No son adivinanzas, no son solo para mujeres con ciclos regulares, no son demasiado complicados para ser usados por cualquiera, no es verdad que no sean fiables, y no son lo mismo que la contracepción. Recordó cómo hoy hay ya muchos organismos e instituciones que los valoran y recomiendan por su alto valor ecológico, su respeto por el medio ambiente, su no toxicidad, su efectividad −muy superior por ejemplo al preservativo− …y su gratuidad. Por otro lado, cada vez se recomienda más la estrategia ABC (Abstinencia, Be faithful −o sea, fiel− y Condón −si se insiste en la conducta promiscua−). Surgida en los 80-90 en USA, une la estrategia de la abstinencia sexual con la educación sexual. A pesar de que en los países occidentales se ve rodeada de controversia, tiene mucho éxito, por ejemplo, en África, contra pandemias como el SIDA.
¿Por qué no hablamos más de maximización de beneficios que de reducción de costes? Esta pregunta de una participante nos llevó a reflexionar en el coloquio sobre los dos planteamientos básicos de vida: el hedónico frente al de plenitud de vida (llamado también “eudaimonia”): propósito de vida, resiliencia, vínculos de calidad y aceptar las limitaciones.