6/19/18

La comunicación calumniosa “destruye”


El Papa ayer en Santa Marta


El Papa advierte de que se pueden “destruir instituciones o personas” con la calumnia: “Se usa la seducción que el escándalo tiene en la comunicación. Justamente de esta ‘comunicación calumniosa’, ha dicho Francisco en su homilía en la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta.
En la mañana del lunes, 18 de junio de 2018, el Santo Padre ha alertado de que “también hoy, en muchos países, se usa este método: destruir la libre comunicación” y lo ha comparado con la dictadura nazi: “Pensemos por ejemplo en las dictaduras del siglo pasado. Pensemos en la persecución a los judíos, por ejemplo. Una comunicación calumniosa, contra los judíos; y terminaban en Auschwitz porque no merecían vivir”.
En esta línea, el Pontífice ha observado que por este motivo, hay muchas personas, “tantos países destruidos por dictaduras malvadas y calumniosas”. Ha explicado que hoy también sucede en las pequeñas sociedades, en las personas y en tantos países: “El primer paso es apropiarse de la comunicación, y después la destrucción, el juicio, y la muerte”.
Una “gran seducción”
“También en la vida cotidiana es así” –ha asegurado el Papa Francisco–. Si se quiere destruir a una persona, “inicio por la comunicación: difamar, calumniar, decir escándalos”.
“Y comunicar escándalos es un hecho que tiene una seducción enorme, una gran seducción. Se seduce con los escándalos. Las buenas noticias no son seductoras: si, pero que bien que ha hecho. Y pasa… Pero un escándalo: pero has visto. Has visto esto. Has visto aquel otro. ¿Qué cosa ha hecho? Esta situación… Pero no puede, no se puede ir adelante así. Y así la comunicación crece, y esa persona, esa institución, aquel país termina en la ruina. No se juzgan al final a las personas. Se juzgan las ruinas de las personas o de las instituciones, porque no pueden defenderse”.
Historia de Nabot
El Papa ha reflexionado a partir de la historia de Nabot, narrada hoy en el Primer Libro de los Reyes y propuesta en la Primera Lectura. El rey Acab desea la viña de Nabot y le ofrece dinero. Aquel terreno pero forma parte de la herencia de sus padres y por lo tanto el hombre lo rechaza. Entonces Acab que era “caprichoso”, hace como los niños cuando no obtienen lo que quieren: llora.
Luego, siguiendo el consejo de su mujer cruel, Jezabel, lo acusa de falsedad, lo mata y toma posesión de su viña. Nabot –ha señalado el Pontífice– es pues un “mártir de la fidelidad a la herencia” que había recibido de sus padres: una herencia que iba más allá de la viña, una “herencia del corazón”.
Francisco ha indicado que la historia de Nabot es paradigma para la historia de Jesús, de San Esteban y de todos los mártires que han sido condenados “usando un escenario de calumnias”. Pero es también un paradigma en el modo de proceder de mucha gente, de “tantos jefes de Estado y de Gobierno”. Se comienza con una mentira y, “después de haber destruido sea una persona, sea una situación con aquella calumnia”, se juzga y se condena, ha descrito.