6/30/21

Pablo, verdadero apóstol

 El Papa en la Audiencia General


Catequesis 2.  

Hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Nos adentramos poco a poco en la Carta a los Gálatas. Hemos visto que estos cristianos se encuentran en conflicto sobre cómo vivir la fe. El apóstol Pablo empieza a escribir su Carta recordándoles las relaciones pasadas, el malestar por la distancia y el amor inmutable que tiene por cada uno de ellos. Sin embargo, no deja de señalar su preocupación para que los gálatas sigan el camino correcto: es la preocupación de un padre, que generó las comunidades en la fe. Su intención es muy clara: es necesario reafirmar la novedad del Evangelio, que los gálatas han recibido de su predicación, para construir la verdadera identidad sobre la que fundar la propia existencia. Y este es el principio: reafirmar la novedad del Evangelio, lo que los gálatas han recibido del Apóstol.

Descubrimos enseguida que Pablo es un profundo conocedor del misterio del Cristo. Desde el principio de su Carta no sigue los bajos argumentos de sus detractores. El apóstol “vuela alto” y nos indica también a nosotros cómo comportarnos cuando se crean conflictos dentro de la comunidad. De hecho, solo hacia el final de Carta, se aclara que el núcleo de la controversia suscitada es el de la circuncisión, por tanto, de la principal tradición judía. Pablo elige el camino de ir más en profundidad, porque lo que está en juego es la verdad del Evangelio y la libertad de los cristianos, que es parte integrante del mismo. No se detiene en la superficie de los problemas, de los conflictos, como a menudo tenemos la tentación para encontrar en seguida una solución que ilusiona para poner a todos de acuerdo con un compromiso. Pablo ama a Jesús y sabe que Jesús no es un hombre-Dios de acuerdos. No funciona así con el Evangelio y el Apóstol ha elegido seguir el camino más arduo. Escribe así: «Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios?» Él no trata de hacer la paz con todos. Y continúa: «¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo» (Gal 1,10).

En primer lugar, Pablo se siente en el deber de recordar a los gálatas que es un verdadero apóstol no por mérito propio, sino por la llamada de Dios. Él mismo cuenta la historia de su vocación y conversión, que coincide con la aparición de Cristo Resucitado durante el viaje hacia Damasco (cfr. Hch 9,1-9). Es interesante observar lo que afirma de su vida precedente a ese suceso: «Encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres» (Gal 1,13-14). Pablo osa afirmar que él en el judaísmo superaba a todos, era un verdadero fariseo celante «en cuanto a la justicia de la Ley, intachable» (Fil 3,6). En dos ocasiones destaca que había sido un defensor de las «tradiciones de los padres» y un «convencido defensor de la ley». Esta es la historia de Pablo.

Por un lado, él insiste al subrayar que había perseguido ferozmente a la Iglesia y que había sido un «blasfemo, un perseguidor y un insolente» (1 Tm 1,13) no escatima en adjetivos: él mismo se califica así, por otro lado, evidencia la misericordia de Dios con él, que le lleva a vivir una transformación radical, bien conocida por todos. Escribe: «Pero personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo. Solamente habían oído decir: “El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir» (Gal 1,22-23). Se ha convertido, ha cambiado, ha cambiado el corazón. Pablo evidencia así la verdad de su vocación a través del impresionante contraste que se había creado en su vida: de perseguidor de los cristianos porque no observaban las tradiciones y la ley, había sido llamado a convertirse en apóstol para anunciar el Evangelio de Jesucristo. Pero vemos que Pablo es libre: es libre para anunciar el Evangelio y es también libre para confesar sus pecados. “Yo era así”: es la verdad que da la libertad del corazón, es la libertad de Dios.

Pensando en su historia, Pablo está lleno de maravilla y de reconocimiento. Es como si quisiera decir a los gálatas que él podría ser de todo menos un apóstol. Había sido educado desde niño para ser un irreprensible observador de la ley mosaica, y las circunstancias le habían llevado a combatir los discípulos de Cristo. Sin embargo, sucedió algo inesperado: Dios, con su gracia, le había revelado a su Hijo muerto y resucitado, para que él se convirtiera en anunciador en medio de los paganos (cfr. Gal 1,15-6).

¡Los caminos del Señor son inescrutables! Lo tocamos con la mano cada día, pero sobre todo si pensamos en los momentos en los que el Señor nos ha llamado. No debemos olvidar nunca el tiempo y la forma en la que Dios ha entrado en nuestra vida: tener fijo en el corazón y en la mente ese encuentro con la gracia, cuando Dios ha cambiado nuestra existencia. Cuántas veces, delante de las grandes obras del Señor, surge de forma espontánea la pregunta: pero ¿cómo es posible que Dios se sirva de un pecador, de una persona frágil y débil, para realizar su voluntad? Sin embargo, no hay nada casual, porque todo ha sido preparado en el diseño de Dios. Él teje nuestra historia, la historia de cada uno de nosotros: Él teje nuestra historia y, si nosotros correspondemos con confianza a su plan de salvación, nos damos cuenta. La llamada conlleva siempre una misión a la que estamos destinados; por esto se nos pide que nos preparemos con seriedad, sabiendo que es Dios mismo quien nos envía, Dios mismo que nos sostiene con su gracia. Hermanos y hermanas, dejémonos conducir por esta conciencia: el primado de la gracia transforma la existencia y la hace digna de ser puesta al servicio del Evangelio. El primado de la gracia cubre todos los pecados, cambia los corazones, cambia la vida, nos hace ver caminos nuevos. ¡No olvidemos esto!


Saludos:

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española, son bastantes hoy aquí. Saludo al arzobispo de Oviedo con sus seminaristas. Pidamos al Señor que nos ayude a tener presente su paso en nuestra vida y a responder con disponibilidad y confianza a la vocación recibida, sabiendo que es Él mismo quien que nos llama, nos sostiene con su gracia y nos envía a los hermanos. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.


 

Resumen leído por el Santo Padre en español

Queridos hermanos y hermanas:

Seguimos nuestras consideraciones sobre la Carta a los Gálatas. San Pablo escribe a los cristianos de Galacia con la preocupación de un padre, consciente de que están en conflicto sobre el modo de vivir la fe. Para ayudarlos, el Apóstol, conocedor del misterio de Cristo, no se queda en la superficie sino que va a lo esencial: les recuerda sus orígenes, cuando recibieron el Evangelio por medio de su predicación y conocieron al Señor, el único que da la vida verdadera.

Pablo también les comparte su propio testimonio, recordando la historia de su vocación y de su conversión. Quiere dejar en claro que Dios no lo llamó porque él lo mereciera, sino por pura gratuidad y misericordia. El Apóstol también describe con elocuencia el contraste de su vida, en la que pasó de ser perseguidor de los cristianos a convertirse en discípulo de Jesucristo. Dios lo llamó por medio de su gracia y le reveló a su Hijo, dándole la misión de anunciarlo a todas las gentes. 

Y al final de la Carta se explica que el núcleo de la discusión entre los gálatas era el problema de la circuncisión, es decir, la principal tradición judía. Pero Pablo ahonda más en la cuestión, porque se da cuenta que lo que verdaderamente está en juego no es un asunto secundario, sino la verdad del Evangelio y, sobre todo, la libertad de los cristianos. El Apóstol nos enseña también a nosotros a “volar alto” y nos indica cómo comportarnos cuando surgen problemas en la comunidad eclesial.

Sobre el sentido del trabajo

Antonio Argandoña


Todos podemos intentar dar sentido a lo que hacemos en nuestra jornada diaria

Escuché hace días un coloquio organizado por el Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra sobre El trabajo en busca de sentido, en el que participaron Manuel Guillén y Andrés Sendagorta, moderados por Iñaki Vélaz. El tema me interesaba y, como es lógico, dada la calidad de los participantes, me gustaron sus aportaciones. Aquí resumo alguna de las cosas que me llamaron más la atención.

  • ¿Quién da sentido a mi trabajo? Yo. Se encuentra sentido al trabajo cuando el trabajo se ama.
  • No lo da la empresa, pero la empresa debe poner el marco en el que los empleados pueden encontrar el sentido de lo que hacen.
  • Victor Frankl, autor de «El hombre en busca de sentido», encontró el sentido de lo que hacía en un campo de concentración nazi. No todos somos Frankl, pero sí podemos intentar dar sentido a lo que hacemos en nuestra jornada diaria.
  • El trabajo tiene sentido no (o no solo) cuando es agradable y está bien pagado, sino cuando sirve a los demás (clientes, sociedad, colegas, propietarios…), cuando tú eres bueno para lo que haces.
  • La mejor prueba de que los empleados aman su trabajo es que no quieren marcharse de la empresa.
  • La empresa ofrece efectivamente un trabajo capaz de dar sentido a lo que hace el empleado cuando reconoce la dignidad de las personas, cuando ofrece (y exige) excelencia en el trabajo, y cuando ayuda a que las personas florezcan como tales y sean felices.
  • El sentido del trabajo será solo una parte del sentido de la vida, porque hay otras facetas de esta que no se relacionan directamente con el trabajo.
  • No tratar bien a las personas es un síntoma de una mala dirección.
  • Cuando el trabajo no llena al trabajador, este debe preguntarse dos cosas: en qué soy bueno en qué puedo ayudar a los demás, a la sociedad.


Fuente: blog.iese.edu


6/29/21

Los peligros del lenguaje inclusivo

 Enrique García-Máiquez

Llevar la batalla al idioma de todos es dejarnos sin ese mínimo común denominador de entendimiento y solidaridad

Pasó hace dos semanas y entonces sólo me hizo gracia. Estaba echado al monte, esto es, en la misa dominical con mi familia, cuando las peticiones arrancaron como sigue: «Por los cristianos y las cristianas…» Mi hijo, de 9, con mucha guasa, me dio un codacito y me susuró: «Se le han olvidado les cristianes». Yo reí y callé.

Ahora he pensado que es una anécdota que puede ser ascendida a categoría y, más aún, que debe serlo. Apenas hay nadie que no sepa de sobra que lo del lenguaje inclusivo es una tontería. La misma Real Academia Española ha demostrado un valor inusual al denunciarlo contra viento y marea. Es una imposición antilingüística y contraproducente. Porque el idioma ya usa el masculino genérico para comprehender a los dos sexos o géneros y así ha funcionado siempre como un reloj y ahorra energías. Además, incluso los que lo perpetran, lo usan unas veces sí y otras no, aleatoriamente, mareando. Y luego la inercia genera una cantidad de deslices que causan bochorno. Yo oí con estos oídos que se va a tragar la tierra a una inspectora de educación instándonos a cumplir los requisitos y las requisitas. El otro día a la ministra Yolanda Díaz se le escapó una mención a los impuestos y a las impues[tas] (sic). Que puede ser también un aviso freudiano de que el gobierno tiene la intención de doblarnos la carga impositiva.

Pero no me quiero cegar con el fragor ni repetir las quejas consabidas. Quedémonos con ese dato: apenas hay nadie que no sepa de sobra que lo del lenguaje inclusivo es una tontería. Y, sin embargo, apenas hay nadie a quien le den un micrófono que no incurra en la tontería en voz alta. Se piensa que es mejor mimetizarse y quitarse de problemas. Y aquí es donde entra en acción el ejemplar codazo de mi hijo.

Parecía que bastaba con hacerse un poco el tonto (¿un poco?) y aceptar el desdoblamiento inclusivo para posar como moderno, tolerante y vámonos que nos vamos. Pero no. No te van a dejar marcharte así como así. Y ahora, los que te impusieron traicionar la sintaxis de tu idioma y la tradición de su uso, pretenden que incluyas otro nuevo género. Es un salto cualitativo, porque antes sólo ofendías a la gramática, pero ahora has de ponerte por montera también a la biología. Va a ocurrir como le espetó a Arthur Neville Chamberlain después del Acuerdo de Múnich el gran Winston Churchill: «Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra».

Nunca se trató de que el lenguaje inclusivo mostrase que las mujeres también estaban presentes, incluidas en el masculino genérico. Eso lo sabía hasta el niño más pequeño. Se trataba de poder, sencillamente, como ya nos había advertido Lewis Carroll: «“Cuando yo uso una palabra —insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso— quiere decir lo que yo quiero que diga…, ni más ni menos”. “La cuestión —insistió Alicia— es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes”. “La cuestión —zanjó Humpty Dumpty— es saber quién es el que manda…, eso es todo”».

Por eso, urge contraatacar. Alguien que se ha entregado al lenguaje inclusivo, ya no tiene como aliados a la gramática ni a la lógica ni a la tradición literaria (que todas las ha dejado atrás, traicionadas por la espalda) para dar la pelea contra el «unes». De hecho, al haber asumido por la vía de los hechos que hay que hacer una diferenciación sexual cuando se emplea el plural, da pie a que todos los catálogos posibles de sexualidades reclamen su visibilidad sintáctica. En realidad, el viejo masculino genérico cubría con un manto de tolerancia más situaciones sin ningún señalamiento.

¿Piensa usted que exagero? El lenguaje impositivo del inclusivo poderoso tiene un tridente de mucho peligro. Uno, demuestra, como presumía Humpty Dumpty, quién es el que manda, y con lo que les gusta el poder no parece sensato dejárselo para que entren hasta la cocina del diccionario. Dos, corta el hilo de la tradición, de modo que un niño menos irónico que el mío puede estar leyendo a Cervantes (que no hay autor más sensible a los derechos de la mujer ni antes ni ahora) y escandalizarse porque no usaba el lenguaje inclusivo o, como mínimo, percibirlo como raro o chocante. Y tres, Platón explicó en República que incluso en las mayores disputas políticas, donde parece que todo es controversia y confrontación, los ciudadanos libres comparten algo tan importante como un lenguaje común. Llevar la batalla al idioma de todos es dejarnos sin ese mínimo común denominador de entendimiento y solidaridad. Resulta muy peligroso.

Bien vista, la aparición estelar del tercer género lingüístico es una oportunidad de oro, por tanto. Se les ha ido la mano y ahora muchos podrán descubrir la pendiente impositiva del idioma en la que nos encontrábamos. Es hora de restaurar el sentido común. Todos y todas las que usaban el lenguaje y la lengua inclusiva están a punto de quedar en tierra de nadie. Tendrán que escoger: si seguir hablando como les digan que digan o si volver al idioma común de siempre.


Fuente: revistacentinela.es/ 

Nota de la Santa Sede sobre la ley ZAN

 Andrea Tornielli

Estamos contra cualquier actitud o gesto de intolerancia o de odio a las personas a causa de su orientación sexual, así como de su pertenencia étnica o de su credo.


 No hay ninguna petición de parar la ley contra la homotransfobia ni presiones indebidas sobre el trabajo del Parlamento italiano, sino señalar algunas preocupaciones referentes a la interpretación de algunos pasajes de la ley Zan, y la decisión de expresarlas en el ámbito de los usuales canales diplomáticos. Este, en síntesis, es el relato que surge de las palabras del Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, que se hallaba en México cuando la publicación de algunos párrafos de la ya famosa Nota Verbal catalizaron comprensiblemente la atención de la opinión pública. Ahora, de vuelta en Roma, Parolin explica las razones de la iniciativa vaticana.

Eminencia, ¿se esperaba lo que ha pasado?

“Aprobé la Nota Verbal enviada al embajador italiano y claro que pensé que podía haber reacciones. Pero se trataba de un documento interno, intercambiado entre administraciones gobernativas por vía diplomática. Un texto escrito y pensado para comunicar algunas preocupaciones y no para ser publicado”.

¿Cuáles son, en sustancia, las preocupaciones de la Santa Sede sobre la ley Zan?

“Primero quiero precisar que de ningún modo se ha pedido parar la ley. Estamos contra cualquier actitud o gesto de intolerancia o de odio a las personas a causa de su orientación sexual, así como de su pertenencia étnica o de su credo. Nuestra preocupación se refiere a los problemas interpretativos que podrían derivarse en el caso de que se adoptase un texto con contenidos vagos e inciertos, que acabaría por trasladar a la esfera judicial la definición de lo que es delito y lo que no lo es. Pero sin darle al juez los parámetros necesarios para distinguir. El concepto de discriminación es de contenido demasiado vago. En ausencia de una adecuada especificación se corre el riesgo de poner juntas las conductas más diversas y hacer por tanto punible toda posible distinción entre hombre y mujer, con consecuencias que pueden ser paradójicas y que a nuestro entender deben evitarse, mientras estamos a tiempo. La exigencia de definición es particularmente importante porque la normativa se mueve en un ámbito de relevancia penal donde, como se sabe, debe estar bien determinado lo que está permitido y lo que está prohibido hacer”.

Se ha comentado negativamente la intervención “preventiva” sobre una ley aún en discusión. ¿Cómo responde?

“La intervención ha sido sí ‘preventiva’, pero precisamente para mostrar los problemas antes de que sea demasiado tarde. El proyecto de ley ya ha sido aprobado, además, por una parte del Parlamento. Una intervención posterior, una vez la ley haya sido adoptada, habría sido tardía. A la Santa Sede se le habría podido imputar un silencio culpable, sobre todo cuando la materia afecta a aspectos que son objeto de un acuerdo.

La iniciativa vaticana es considerada por algunos comentaristas como una injerencia indebida...

“No es una injerencia. El Estado italiano es laico, no es un Estado confesional, como ha recordado el Presidente del Consejo. Concuerdo plenamente con el Presidente Draghi sobre la laicidad del Estado y la soberanía del Parlamento italiano. Por eso se ha elegido el instrumento de la Nota Verbal, que es el medio propio del diálogo en las relaciones internacionales. Al mismo tiempo he apreciado la llamada hecha por el Presidente del Consejo al respecto de los principios constitucionales y a los compromisos internacionales. En ese ámbito rige un principio fundamental, el de pacta sunt servanda. En ese trasfondo con la Nota Verbal nos hemos limitado a recordar el texto de las disposiciones principales del Acuerdo con el Estado italiano, que podrían verse afectadas. Lo hemos hecho en un trato de leal colaboración y me atrevería a decir de amistad que ha caracterizado y caracteriza nuestras relaciones. También hago notar que hasta ahora el tema concordatario no había sido considerado de modo explícito en el debate sobre la ley. La Nota Verbal quiere llamar la atención sobre este punto, que no puede ser olvidado. Como también ha hecho presente algunos de los comentaristas, el tema de la libertad de opinión no es solo para los católicos, sino para todas las personas, tocando lo que el Concilio Vaticano II define como el ‘sagrario’ de la conciencia”.

¿Por qué ha intervenido la Santa Sede y no la Conferencia episcopal italiana? ¿Hay diversidad de opinión?

“La Conferencia episcopal italiana ha hecho todo lo posible para presentar las objeciones al proyecto de ley. Ha habido dos declaraciones al respecto y el diario de los católicos italianos, Avvenire, ha seguido con mucha atención el debate. Tampoco la CEI, con la cual hay plena continuidad de opinión y de acción, no ha pedido parar la ley, sino sugerido cambios. Lo mismo la Nota Verbal, que concluye con la petición de una diversa ‘modulación’ del texto. Discutir siempre es lícito”.

Andrea Tornielli, en vaticannews.va/es


TEXTO ÍNTEGRO DE LA NOTA VERBAL

La Secretaría de Estado, Sección de Relaciones con los Estados, se dirige cordialmente a la Excelentísima Embajada de Italia y tiene el honor de referirse al proyecto de ley n. 2005, sobre “Medidas para prevenir y combatir la discriminación y la violencia por motivos de sexo, género, orientación sexual, identidad de género y discapacidad”, cuyo texto ya fue aprobado por la Cámara de Diputados el 4 de noviembre de 2020 y actualmente está siendo examinado por el Senado de la República.

Al respecto, la Secretaría de Estado advierte que algunos contenidos de la iniciativa legislativa —particularmente en la parte que establece la criminalización de conductas discriminatorias por motivos “de sexo, género, orientación sexual, identidad de género”— tendrían el efecto de impactar negativamente en las libertades garantizadas a la Iglesia católica y a sus fieles por el vigente régimen del concordato. Varias expresiones de la Sagrada Escritura, de la Tradición eclesial y del auténtico Magisterio de los Papas y Obispos consideran, a muchos efectos, la diferencia sexual, según una perspectiva antropológica que la Iglesia Católica no puede cambiar, porque deriva de la misma Revelación divina.


Dicha perspectiva está de hecho garantizada por el Acuerdo entre la Santa Sede y la República Italiana en la revisión del Concordato de Letrán, firmado el 18 de febrero de 1984. En concreto, en el artículo 2, párrafo 1, se afirma que “la República Italiana reconoce a la Iglesia Católica la plena libertad para llevar a cabo su misión pastoral, educativa y caritativa, de evangelización y santificación. En particular, se asegura a la Iglesia la libertad de organización, el ejercicio público del culto, el ejercicio del magisterio y del ministerio espiritual, así como la jurisdicción en materia eclesiástica”. En el artículo 2, párrafo 3, se sigue afirmando que “los católicos y sus asociaciones y organizaciones tienen garantizada la plena libertad de reunión y expresión de pensamiento mediante la palabra, la escritura y cualquier otro medio de difusión”.

La Secretaría de Estado espera, por tanto, que la Parte italiana pueda tener en consideración los argumentos antes mencionados y encontrar una modulación diferente del texto legislativo, y siga garantizando el cumplimiento de los Pactos de Letrán, que durante casi un siglo han regido las relaciones entre los Estados y la Iglesia y a las que la propia Constitución Republicana reserva una mención especial.

La Secretaría de Estado, Sección de Relaciones con los Estados, aprovecha la circunstancia para renovar a la Excelentísima Embajada de Italia su más alta consideración.


6/28/21

La importancia y significado del arrepentimiento

Redacción de explorandolafe.wordpress.com/


El tema del arrepentimiento nunca ha sido popular, sin embargo la Biblia nos muestra que es el paso decisivo que junto con la fe lleva al hombre hacia la salvación y a la vida eterna

A) El arrepentimiento es el llamado fundamental a la humanidad para el perdón de sus pecados en virtud de la llegada del reino.

Juan el bautista decía que para entrar al reino de los cielos era necesario el arrepentimiento de los pecados del pueblo de Israel (Mt 3, 2). Jesús mismo comenzó su ministerio diciendo que la gente debía arrepentirse porque el reino de los cielos se había acercado (Mt 4, 17). Luego, cuando Jesús envió a sus discípulos a predicar les dijo que su mensaje debía ser este mismo (Mt 10, 5-7). Posteriormente Jesús resucitó y envió a sus discípulos a predicar el arrepentimiento y el perdón de pecados a las naciones (Lc 24, 47).

El apóstol Pablo dijo que Dios “…ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia,…”. Hch 17, 30-31. Esto implica varias cosas: en primer lugar que todos los seres humanos han pecado, le hemos fallado a Dios; segundo, que habrá un día del juicio en el que daremos cuenta pero si nos arrepentimos podemos ser justificados y el juicio ya no caerá sobre nosotros; tercero es una orden divina para todo hombre en todo lugar. La promesa de Dios es que quien se arrepiente él lo perdonará. Esto parece obvio, pero no lo es, Dios podría no perdonar sino juzgar al hombre como juez justo como lo hizo con los ángeles caídos, los cuales no tuvieron segunda oportunidad y tampoco Cristo murió por ellos, o podríamos tener la inseguridad o incertidumbre del perdón como cuando Jonás fue a predicar a Nínive y ellos decían “¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?).” Jon 3, 9

B) ¿Qué es arrepentimiento?

El arrepentimiento involucra una parte emocional pero no es suficiente:

En Hch 2, 37-38 dice que luego de que Pedro predicó al pueblo la gente se compungió de corazón, es decir, se afligieron profundamente y preguntaron qué debían hacer, Pedro entonces les dijo que debían arrepentirse y bautizarse. Esto implica que el sentimiento de dolor y culpa por los pecados es el comienzo del arrepentimiento pero no es suficiente.

No es remordimiento: Judas Iscariote después de entregar a Jesús sintió remordimiento y culpa y devolvió las monedas a los sacerdotes (Mt 27, 3), pero luego fue y se suicidó. ¿Qué le faltó a Judas si estaba arrepentido y devolvió el dinero? Le faltó fe en Jesús y arrepentirse para con Dios.

Pablo explica la relación de la tristeza con el arrepentimiento verdadero y el arrepentimiento que no lleva a ningún lado: 2Co 7, 9 Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.

El arrepentimiento involucra una parte mental pero esta por sí sola no es suficiente:

La palabra arrepentimiento viene de la palabra griega “metanoia” que significa “cambio de mente, de percepción o comprensión”. Significa que después de reflexionar y meditar la persona llega un entendimiento de que es pecador y necesita el perdón de sus pecados.

Puede ser que la persona sea consciente y llegue a un cambio intelectual en cuanto a su comprensión del evangelio y sin embargo no sienta el peso de sus pecados y el deseo de cambiar ni la voluntad de hacerlo.

El arrepentimiento tiene que ver con la voluntad del hombre pero no solo con sus acciones externas.

Muchas personas tienen un arrepentimiento superficial. Cambian muchas cosas temporalmente en sus vidas pero luego vuelven a su forma vieja de vivir.

Los israelitas por ejemplo cuando estaban en peligro por sus enemigos clamaban a Dios y este le enviaba libertadores, pero cuando ya estaban lejos se volvían atrás Jc 2, 19 “Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino.”

Una definición más completa del arrepentimiento la vemos delineada en Pr 28, 13 que dice “el que encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Esto implica el reconocimiento ante Dios de que le hemos fallado y la decisión de apartarnos del mal del cual somos conscientes con la ayuda de Dios para comenzar a hacer el bien.

El arrepentimiento es una decisión radical de la vida en respuesta a la misericordia que Dios ha prometido tenernos. No solo es pedir por los pecados de hoy y de ayer sino de los pecados de la vida entera, sino implica volverse a Dios de todo corazón sin que eso implique que la persona no volverá a cometer faltas. El arrepentimiento le hace entrar en la gracia de Dios y por ello este paso es tan importante en la vida del ser humano.

El arrepentimiento debe ir unido a la fe que se pone en Jesús y en su promesa de perdón, esa es la base por la cual es aceptada. La salvación no se gana por arrepentirse, más bien se le es otorgada gratuitamente a quien reconoce que no la merece por sus faltas.

C) ¿Qué tienes que hacer si estás arrepentido?

¿Vestirte de cilicio? ¿Romper tus vestiduras? ¿Ayunar? ¿Azotarte? ¿Caminar de rodillas haciendo penitencia? Aunque las primeras tres eran parte de las muestras de dolor que la gente hacía en el Antiguo Testamento para mostrar externamente su arrepentimiento, las otras son innecesarias y no son demandas de Dios pues Cristo ya sufrió por nosotros en la cruz pagando por toda la culpa, en la Biblia ni siquiera existe la palabra penitencia.

En el Nuevo Testamento nos dice que debemos confesar a Dios nuestros pecados (Mt 3, 6, Sal 32, 5, 1Jn 1, 9): Admite que has fallado a Dios, date cuenta que él es santo y justo y tú pecador en pensamientos y acciones, y pide perdón desde lo profundo de tu corazón a Dios. Rasga tu corazón y no tu ropa (Jl 2, 12-13). Para un ejemplo de confesión lee el salmo 51.

D) ¿Cuáles son las muestras o resultados de una persona arrepentida?

En esencia es el cambio en tu vida moral, dejar de hacer lo malo y hacer el bien. Produce fruto que demuestre tu arrepentimiento (Mt 3, 8): La gente que oía a Juan el bautista preguntaba, ¿qué haremos? y él les decía: compartan vestido y alimento (Lc. 3, 10,11). A los publicanos dijo, “no exijan más de lo debido” (Lc 3, 12-13) y a los soldados dijo “no hagan extorsión, ni calumnia y conténtense con el salario” Lc 3, 14. También debemos hacer restitución a quien hemos robado o mentido pedir perdón al prójimo y hacer la paz con los demás. El arrepentimiento es una vuelta hacia la obediencia a los mandamientos.

Bautízate (Hch 2, 37-38): En señal de este cambio de vida Pedro nos enseña que quien se arrepiente debe bautizarse para perdón de los pecados y Dios les daría de su Espíritu para poder vivir en una vida nueva. Juan el bautista también bautizaba a las personas como señal de este arrepentimiento. El bautismo es una demostración pública de que te has vuelto a Dios y te has unido a él por la fe.

E) ¿Cuál es la promesa para quién se arrepiente?

El perdón de los pecados.

Is 1, 18: Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

Hch 2, 38: Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Hch 5, 31: A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.


6/27/21

Jesús es capaz de curar nuestros afectos

 El Papa en el Ángelus


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy en el Evangelio (cf. Mc 5,21-43) Jesús se tropieza con nuestras dos situaciones más dramáticas, la muerte y la enfermedad.  De ellas libera a dos personas: una niña, que muere justo cuando su padre ha ido a pedir ayuda a Jesús; y una mujer, que desde hace muchos años tiene flujo de sangre.  Jesús se deja tocar por nuestro dolor y nuestra muerte, y obra dos signos de curación para decirnos que ni el dolor ni la muerte tienen la última palabra. Nos dice que la muerte no es el final.  Vence a este enemigo, del que solos no podemos liberarnos.

Centrémonos, sin embargo, en este momento en que la enfermedad sigue ocupando las primeras páginas, en el otro signo, la curación de la mujer. Más que su salud, eran sus afectos los que estaban comprometidos, ¿por qué?: tenía flujos de sangre y, por lo tanto, según la mentalidad de la época, era considerada impura. Era una mujer marginada, no podía tener relaciones estables, no podía tener un marido, no podía tener una familia y no podía tener relaciones sociales normales porque era impura. Una enfermedad que la hacía impura. Vivía sola, con el corazón herido. ¿Cuál es la peor enfermedad de la vida? ¿El cáncer?, ¿la tuberculosis? ¿la pandemia? NoLa peor enfermedad de la vida es la falta de amor, es no poder amar. Esta pobre mujer estaba enferma, sí, de flujos de sangre, pero en consecuencia de falta de amor porque no podía hacer vida social con los demás. Y la curación que más importa es la de los afectos. Pero, ¿cómo encontrarla? Podemos pensar en nuestros afectos: ¿están enfermos o tienen buena salud? ¿Están enfermos? Jesús es capaz de curarlos.

La historia de esta mujer sin nombre —la llamamos así, “la mujer sin nombre”—, con la que todos podemos identificarnos, es ejemplar. El texto dice que había probado muchas curas, y «gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor» (v. 26). También nosotros, ¿cuántas veces nos arrojamos sobre remedios equivocados para saciar nuestra falta de amor? Pensamos que el éxito y el dinero nos hacen felices, pero el amor no se compra, es gratuito. Nos refugiamos en lo virtual, pero el amor es concreto. No nos aceptamos tal y como somos y nos escondemos detrás de los trucos del mundo exterior, pero el amor no es apariencia. Buscamos soluciones de magos y de gurús, sólo para encontrarnos sin dinero y sin paz, como aquella mujer. Ella, finalmente, elige a Jesús y se abalanza entre  la multitud para tocar el manto, el manto de Jesús. Es decir, esa mujer busca el contacto directo, el contacto físico con Jesús. En esta época, especialmente, hemos comprendido lo importantes que son el contacto y las relaciones. Lo mismo ocurre con Jesús: a veces nos contentamos con observar algún precepto y repetir oraciones —muchas veces como loros— pero el Señor espera que nos encontremos con Él, que le abramos el corazón, que toquemos su manto como la mujer para sanar. Porque, al entrar en intimidad con Jesús, se curan nuestros afectos.

Esto es lo que quiere Jesús. Leemos, en efecto, que, no obstante estuviera apretujado por la muchedumbre, miraba a su alrededor para buscar a quien le había tocado, estrechado; los discípulos decían: “Pero mira que la muchedumbre te apretuja...” No. “¿Quien me ha tocado?” Es la mirada de Jesús: hay tanta gente, pero Él va en busca de un rostro y de un corazón lleno de fe. Jesús no mira al conjunto, como nosotros, mira a la persona. No se detiene ante las heridas y los errores del pasado, va más allá de los pecados y los prejuicios. Todos tenemos una historia, y cada uno de nosotros en secreto conoce bien las cosas malas de la suya. Pero Jesús las mira para curarlas. En cambio a nosotros nos gusta mirar lo malo de los demás... Cuántas veces, cuando hablamos caemos en el cotilleo que es hablar mal de los demás, "despellejar" a los demás. Pero mira qué horizonte de vida es ese. No como Jesús que mira siempre el modo de salvarnos, mira el hoy, la buena voluntad y no la mala historia que tenemos. Jesús va más allá de los pecados. Jesús va más allá de los prejuicios. No se queda en las apariencias, Jesús llega al corazón. Y la cura precisamente a ella, a la que habían rechazado  todos. Con ternura la llama «hija» (v. 34) —el estilo de Jesús era la cercanía, la compasión y la ternura: “Hija...”— y alaba su fe, devolviéndole la confianza en sí misma.

Hermana, hermano, estás aquí, deja que Jesús mire y sane tu corazón. Yo también tengo que hacerlo: dejar que Jesús mire mi corazón y lo cure. Y si ya has sentido su mirada tierna sobre ti, imítalo, haz como Él. Mira a tu alrededor: verás que muchas personas que viven cerca de ti se sienten heridas y solas, necesitan sentirse amadas: da el paso. Jesús te pide una mirada que no se quede en las apariencias, sino  que llegue al corazón; que no juzgue —terminemos de juzgar a lo demás—, Jesús nos pide una mirada que no juzgue sino que acoja. Abramos nuestro corazón para acoger a los demás. Porque sólo el amor sana la vida, solo el amor sana la vida. Que la Virgen, Consuelo de los afligidos, nos ayude a llevar una caricia a los heridos, a los heridos en el corazón que encontremos en nuestro camino. Y a no juzgar, a no juzgar la realidad personal, social, de los demás. Dios ama a todos. No juzguéis, dejad vivir a los demás y tratad de acercaros con amor.

 


Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy, al acercarse la fiesta de los santos Pedro y Pablo, os pido que recéis por el Papa. Rezad de forma especial: ¡el Papa necesita vuestras oraciones! Gracias. Sé que lo haréis.

Con motivo de la Jornada por la Paz en Oriente, invito a todos a implorar la misericordia de Dios y la paz en esa región. Que el Señor sostenga los esfuerzos de cuantos trabajan por el diálogo y la convivencia fraterna en Oriente Medio, donde la fe cristiana nació y está viva, a pesar del sufrimiento. Que Dios conceda siempre a esos queridos pueblos fortaleza, perseverancia y valor.

Aseguro mi cercanía a los habitantes del sureste de la República Checa, azotados por un fuerte huracán. Rezo por los muertos y los heridos y por todos los que han tenido que abandonar sus hogares, gravemente dañados.

Doy una cordial bienvenida a todos los que habéis venido de Roma, de Italia y de otros países, veo polacos, españoles, tantos allí y allá... Que vuestra visita a las tumbas de los santos Pedro y Pablo refuerce en vosotros el amor a Cristo y a la Iglesia.

Os deseo a todos un buen domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.

¡Bravo por los chicos de la Inmaculada!

Aunque vivimos para amar, también tenemos que amar para vivir

Bernabé Tierno



Al amor se va con libertad y con libertad se ha de seguir


El amor es un eterno aprendizaje

El amor da para mucho y sigue siendo motivo de estudio y debate. El psicólogo y escritor Bernabé Tierno autor de ´La fuerza del Amor, y la aún no publicada El amor que es vida´ dirige un monográfico sobre el amor y su eterno aprendizaje. Así ha cumplido su deseo personal de ofrecer pautas y estrategias para reforzar las relaciones afectivas, invitando a reflexionar sobre la situación amorosa de cada cual.

“El amor es un encuentro entre dos personas que quieren unir sus felicidades y compartir sus problemas y debilidades para ayudarse, ser felices y mejorar en todos los aspectos”. Así ha explicado el psicólogo y escritor Bernabé Tierno su concepto de “amor” en el curso “Amor y vida con sentido. Vivir para amar y amar para vivir” que dirige en la sede de Laredo de los cursos de verano de la Universidad de Cantabria.

El amor, que “es un eterno aprendizaje”, constituye un importante alimento psicofísico y emocional que ocupa la vida de las personas, y que sirve para que el ser humano crezca.El amor, que “es un eterno aprendizaje”, constituye un importante alimento psicofísico y emocional que ocupa la vida de las personas, y que sirve para que el ser humano crezca. Tierno ha señalado que “una persona convierte en amor su vida cuando ama y es amado, por lo que aunque vivimos para amar, también tenemos que amar para vivir”.

En el curso se ha explicado que el amor es concebido como vida desde un punto de vista fisiológico, ya que se encuentra directamente ligado con la reproducción, en el que a las connotaciones de deseo y pasión se unen otras relativas a la ternura, la entrega o la admiración. Según ha expuesto Bernabé Tierno, “en la pareja, el amor tiene mucho que ver con la sensación de plenitud de ser uno mismo feliz a partir de procurar felicidad al otro”, pero tampoco ha olvidado a aquellas personas que no viven en pareja y que sin embargo también viven rodeadas de este sentimiento: “todos amamos algo o a alguien, hasta las personas más solitarias, ya que a veces el amor es la profesión, el estudio o la investigación”, ha señalado el ponente.

Sobre la eterna duda sobre la existencia de unas claves que aseguren el amor durante toda la vida, el psicólogo ha hablado de la diferenciación entre dos tipos de amor. El primero, que es el enamoramiento, constituye un “cocktail de hormonas” que apenas dura un año y medio o dos años, y que se rige por la pasión. El segundo, que Tierno ha definido como “amor maduro”, transforma el ímpetu inicial en otras características como la bondad, la química interna, la admiración, el sentirse valorado, o en definitiva, el estar a gusto con la persona con la que compartes tu vida. En esta fase, según ha asegurado el director del curso, “no hacen falta grandes cosas, sino buscar la felicidad de la otra persona, que se ha convertido en un segundo yo, y si esa relación se cuida, puede durar toda la vida”.


El fin del amor

Bernabé Tierno ha querido trasladar sus alumnos que “el amor es como una planta a la que hay que regar”, pero ha reconocido que muchas veces se destruye porque las personas comienzan a sentirse más a gusto solas que con sus parejas, debido, en muchos casos, a la dependencia creada por alguno de los miembros. “A menudo, las personas piensan que su pareja es de su propiedad, y eso no es así; al amor se va con libertad y con libertad se ha de seguir”, ha señalado Tierno, para especificar que “cuando el amor va asociado con sentimientos dañinos, entonces no es amor”.

Si la ruptura es inevitable, el experto recomienda, sobre todo “ser lo más respetuosos”, ya que independientemente de que el amor se transforme en amistad o no, “algo de esa otra persona siempre queda en ti, y algo de ti siempre quedará en ella, por lo que lo ideal es ser coherente y razonable, e intentar mantener un recuerdo cariñoso y afable”.


Fuente: mujeresycia.com/

6/26/21

Nacimos para vivir para siempre

Domingo 13º semana tiempo ordinario (Ciclo B)


Evangelio (Mc 5,1-43)

Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar.

Viene uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo, se postra a sus pies y le suplica con insistencia diciendo:

— Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva.

Se fue con él, y le seguía la muchedumbre, que le apretujaba.

Y una mujer que tenía un flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho a manos de muchos médicos y se había gastado todos sus bienes sin aprovecharle de nada, sino que iba de mal en peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la muchedumbre y le tocó el manto – porque decía: “Con que toque sus ropas, me curaré” – .

Y de repente se secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada de la enfermedad. Y al momento Jesús conoció en sí mismo la fuerza salida de él y, vuelto hacia la muchedumbre, decía:

– ¿Quién me ha tocado la ropa?

Y le decían sus discípulos:

– Ves que la muchedumbre te apretuja y dices: “¿Quién me ha tocado?”.

Y miraba a su alrededor para ver a la que había hecho esto. La mujer, asustada y temblando, sabiendo lo que le había ocurrido, se acercó, se postró ante él y le dijo toda la verdad. Él entonces le dijo:

– Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu dolencia.

Todavía estaba él hablando, cuando llegan desde la casa del jefe de la sinagoga, diciendo:

— Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al Maestro?

36 Jesús, al oír lo que hablaban, le dice al jefe de la sinagoga:

— No temas, tan sólo ten fe.

Y no permitió que nadie le siguiera, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.

Llegan a la casa del jefe de la sinagoga, y ve el alboroto y a los que lloraban y a las plañideras. Y al entrar, les dice:

– ¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme.

Y se burlaban de él. Pero él, haciendo salir a todos, toma consigo al padre y a la madre de la niña y a los que le acompañaban, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice:

– Talitha qum – que significa: “Niña, a ti te digo, levántate”.

Y enseguida la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años. Y quedaron llenos de asombro. Les insistió mucho en que nadie lo supiera, y dijo que le dieran a ella de comer.


Comentario

El Evangelio de hoy cuenta dos milagros de Jesucristo. Como ocurre alguna vez, san Marcos intercala un relato en otro. Mientras Jesús está de camino hacia la casa de Jairo que le pidió la curación de su hija, una mujer enferma desde hace 12 años, de una enfermedad relacionada con una impureza ritual (cf. Lv 15,25), toca su vestido con el deseo de ser curada. Cuando Jesús preguntó quién le había tocado, “se postró ante él” (v. 33). Manifestó así su fe en el poder de Cristo y confianza en su amor. “– Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu dolencia” (v. 34). Esa afirmación del Señor manifiesta que el milagro exigía fe: un milagro no es algo mecánico. Pero hay más: la curación física está relacionada con otra curación espiritual, que da la gracia de Dios a quien se abre a Jesús con fe. El Señor dice a la mujer: "Hija, tu fe te ha salvado" (Mc 5, 34).

Jesús sigue después su camino hacia la casa de Jairo, uno de los jefes de la sinagoga. Este también se había postrado ante él y le había suplicado (cf. v. 22-23). Pero he aquí que parece que ahora es demasiado tarde: “Todavía estaba él hablando, cuando llegan desde la casa del jefe de la sinagoga, diciendo: – Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al Maestro?” (v. 35). Jesús sigue adelante, con Pedro, Santiago y Juan, que fueron los primeros discípulos llamados, quizá los más conocidos como tales por todos. Son los que serán testigos de su Transfiguración también, quizá porque Jesús quería confortar en la fe a esos tres que, en jardín de los Olivos, no sabrán acompañarle en su agonía, quedándose dormidos.

“Llegan a la casa del jefe de la sinagoga, y ve el alboroto y a los que lloraban y a las plañideras. Y al entrar, les dice: – ¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme. Y se burlaban de él” (v. 38-40). El episodio nos invita a entender que hay dos sentidos de la palabra “vida”. La verdadera vida no es la de quien meramente respira, es la vida en Dios. Cristo se refiere a esta, mientras que los que se burlan de él han constatado que la niña ha muerto. El Señor resucita a la niña: “Pero él, haciendo salir a todos, toma consigo al padre y a la madre de la niña y a los que le acompañaban, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: – Talitha qum – que significa: «Niña, a ti te digo, levántate». Y enseguida la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años. Y quedaron llenos de asombro” (v. 40-42).

Las palabras en arameo no son una fórmula mágica, sino que san Marcos expresa con ellas la autenticidad de su relato. Jesús es la resurrección, y también la vida. El relato de Marcos puede significar que Jesús reanima a la niña como ocurrirá con Lázaro: una resurrección para una vida mortal. Pero la resurrección final, cuando vuelva el Señor el último día, será una resurrección para la vida eterna. En ese sentido se podría leer la afirmación de que “la niña se levantó” (v. 42) como una promesa de vida eterna, ya que su padre había pedido al Señor: “Que se salve y viva” (v. 23).

De hecho, el Aleluya de la Misa da una clave de lectura que invita a esa fe en la vida eterna: “Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio” (cf. 2 Tm 1, 10). Cristo ha revelado la vida y la inmortalidad, dice san Pablo, quien recuerda después a Timoteo que el Espíritu Santo habita en ellos.

Dios nos ha creado para que subsistiéramos, hemos escuchado en la primera lectura (cf. Sb 1, 13). El Credo de la Iglesia reza que el Espíritu Santo es dador de vida: actúa en el tiempo de la Iglesia mediante los sacramentos y en nuestras almas. El Bautismo nos da la vida de gracia, es el gran don de Dios a la humanidad. Nos hace revivir (cf. Sal 30[29]) para un encuentro personal con Jesús. Estamos invitados a valorar mucho esa nueva creación que es la vida de la gracia, la adopción filial (cf. Oración colecta).

Los dos milagros del Señor se pueden contemplar como una invitación a avivar la esperanza del Cielo. “Hazlo todo con desinterés, por puro Amor, como si no hubiera premio ni castigo. – Pero fomenta en tu corazón la gloriosa esperanza del cielo”. Por eso, valoramos mucho la gracia que nos viene por los sacramentos: de modo habitual, mediante la confesión sacramental y la Eucaristía.

Todos los sacramentos son fruto de la pasión, muerte y resurrección del Señor, que pertenecen a la misión de Jesús: el misterio pascual. Es demasiado temprano para que los discípulos anuncien el milagro, pues es inseparable de ese misterio pascual cuya hora no ha venido todavía. Lo dice Jesucristo, a la vez que, Dios verdadero y también hombre “muy humano”, tiene los pies en la tierra, ya que dijo que dieran a la niña de comer (cf. v. 43). En Jesucristo, lo humano y lo divino se entrelazan para siempre en el Amor.

26 de Junio: San Josemaría


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Evangelio (Lc 5, 1-11)

Estaba Jesús junto al lago de Genesaret y la multitud se agolpaba a su alrededor para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago; los pescadores habían bajado de ellas y estaban lavando las redes. Entonces, subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que la apartase un poco de tierra. Y, sentado, enseñaba a la multitud desde la barca.

Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón:

—Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca.

Simón le contestó:

—Maestro, hemos estado bregando durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero sobre tu palabra echaré las redes.

Lo hicieron y recogieron gran cantidad de peces. Tantos, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran y les ayudasen. Vinieron, y llenaron las dos barcas, de modo que casi se hundían. Cuando lo vio Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo:

—Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.

Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos estaban con él, por la gran cantidad de peces que habían pescado. Lo mismo sucedía a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón:

—No temas; desde ahora serán hombres los que pescarás.

Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejadas todas las cosas, le siguieron.


Comentario

En el lago de Genesaret confluyeron dos dimensiones. En un lado, estaba Dios. En otro lado, unos pescadores. El primero tenía un plan eterno. Los segundos, el plan de todos los días.

Y entonces, Dios decidió que el plan de todos los días había de convertirse en un plan eterno. Era el primer capítulo de una historia de amor.

Así que subió a la barca. Al principio, ellos pensaron que le estaban haciendo un favor. Poco a poco, fueron percibiendo que el gobierno de la barca lo iba tomando Él. Después, cayeron en la cuenta de que estaban presenciando algo extraordinario: una pesca milagrosa. Al final, cuando volvieron a la orilla, habían entendido que nunca nada sería igual. Era como si abrieran los ojos por primera vez. Entonces lo dejaron todo. Para ganarlo todo. Para ganarlo a Él.

Lo que pasó en Genesaret se ha repetido infinidad de veces, tantas como seres humanos han poblado la tierra. Muchos, por desgracia, no se dieron cuenta. Y entonces su vida se desarrolló siempre en una sola dimensión.

Pero afortunadamente, muchos otros sí se dieron cuenta. Antes de Genesaret, Dios había ido a Nazaret a contarle a María su plan eterno. Siglos después, fue a Milán a remover a Agustín. A Siena a avisar a Catalina. A Pamplona a sacudir a Íñigo. A Uganda a llamar a Carlos. Todos dijeron que sí, y como aquellos primeros pescadores, cambiaron el curso de la historia.

“Parece que os han escogido uno a uno..., decía. —¡Y así es!” (Surco 220).

Pasados los siglos, decidió también ir a Logroño, a despertar con unas huellas en la nieve a un chico nacido en Barbastro llamado Josemaría. El procedimiento fue el mismo, el de siempre: subir a la barca y, si la respuesta es positiva, ir haciéndose poco a poco amo y Señor. La conclusión fue la misma: el chico entendió que ya nada sería igual. Que el amor es jugarse la vida a una carta. Y dejándolo todo, lo siguió.

Como ya dijimos, Dios había decidido que el plan de todos los días había de convertirse en un plan eterno. La vida ordinaria de los hombres y de las mujeres había de ser el lugar de su encuentro permanente con el Creador.

Sin embargo, a fuerza de no vivirlo, a muchos se les había olvidado. Así que la misión de este nuevo pescador de hombres fue precisamente esa: gritarle al mundo, con palabras, pero sobre todo con la vida, que cada instante tiene valor de eternidad. Que Cristo pisó esta tierra y la santificó. Que Jesús trabajó, que Jesús Resucitado cocinó un pez (cfr. Juan 21, 9), y, por lo tanto, toda actividad humana puede ser divina.

La fiesta de san Josemaría es un motivo de acción de gracias a Dios porque nos recuerda con particular fuerza ese deseo que tiene el Señor de unir su vida a la nuestra, ese anhelo que tiene desde siempre de que escribamos la historia de nuestra vida a cuatro manos, dejando que Él sea también autor y protagonista.

“Si respondes a la llamada que te ha hecho el Señor, tu vida —¡tu pobre vida!— dejará en la historia de la humanidad un surco hondo y ancho, luminoso y fecundo, eterno y divino” (Forja 59).

La vida de Josemaría Escrivá de Balaguer puede ser para cada cristiano un estímulo maravilloso para recordar que nuestra existencia, independientemente de cómo y dónde se desarrolle, puede recibir la luz de Cristo y reflejar también esa luz para los demás. No hay excusas que valgan: podemos decir que no a la invitación, pero ya no podemos fingir que estamos sordos, que nadie nos avisó. “Yo tampoco pensaba que Dios me cogiera como lo hizo. Pero el Señor —déjame que te lo repita— no nos pide permiso para "complicarnos la vida". Se mete y... ¡ya está!” (Forja 902).

Todos, sin excepción, estamos llamados a ser santos. Esa es la voluntad de Dios, y ese es el único camino que conduce a la felicidad plena.

Cristo ha subido a tu barca, a la mía. De nosotros depende que el desenlace sea una nueva historia de amor. Como la de Josemaría y todos los santos que existieron antes que él.


 Fuente: OpusDei.org

Diez maneras de conocer mejor a san Josemaría

Fuente: Opus Dei


Biografías, aplicaciones, vídeos que inspiran a miles de personas, lugares relacionados con la vida de san Josemaría —nacido el 9 de enero de 1902 en Barbastro (España)— que se pueden recorrer con el móvil, decenas de podcast con sus homilías, etc.

1. Biografía gratuita de San Josemaría

“Que solo Jesús se luzca” es una biografía del fundador del Opus Dei ilustrada con más de 300 fotos (varias inéditas), mapas, infografías y textos autógrafos. Se puede descargar gratuitamente en versión digital para smartphones y tablets en diversas plataformas o directamente. También puede adquirirse en papel. Y se han preparado cuatro concursos en la plataforma Kahoot.

2. eScrivaLite: el Evangelio del día con comentarios de San Josemaría

Una app que combina el evangelio del día con los escritos publicados de san Josemaría. Es gratis, fácil de usar y está disponible en siete idiomas. Descárgala en Google PlayApple Store y para Android.

3. San Josemaría, en las redes sociales

• Cuenta oficial de Twitter.

• Página en Facebook.

4. Vídeos breves de san Josemaría

La sección “Vídeos breves del fundador” recoge 52 vídeos agrupados en varios temas: la familia, los sacramentos, el dolor y la enfermedad, la vida ordinaria, etc. Se trata de extractos breves de las tertulias que mantuvo san Josemaría con muchos grupos durante los viajes que hizo a la Península Ibérica y Sudamérica en 1972 y 1974.

5. Escuchar a san Josemaría

El fundador del Opus Dei escribió numerosas homilías y realizó largos viajes de catequesis por diversos países del mundo. Hemos agrupado más de 50 archivos en audio: las homilías de Amigos de Dios, de Es Cristo que pasaDentro del EvangelioVía CrucisTextos y audios de San Josemaría sobre los misterios del Rosario y San Josemaría en los viajes de catequesis.

También se pueden escuchar varios consejos breves de san Josemaría en nuestro canal de Soundcloud.

'El Evangelio con san Josemaría' es una aplicación para asistentes de voz que permite escuchar el Evangelio del día acompañado de escritos del fundador del Opus Dei relacionados con los versículos. Está disponible en los dispositivos para Alexa y Google Home.

6. Libros del fundador del Opus Dei

Los libros publicados de Josemaría Escrivá se pueden consultar en varios idiomas. La dirección www.escrivaobras.org permite el acceso a ‘Camino’ y a otros libros: ‘Surco’, ‘Forja’, ‘Es Cristo que pasa’, ‘Amigos de Dios’, ‘Santo Rosario’, ‘Via Crucis’, ‘Amar a la Iglesia’ y ‘Conversaciones’.

Por otra parte, la editorial Rialp puso a la venta la primera edición de “En diálogo con el Señor”. En este volumen se recogen veinticinco textos procedentes de la predicación de san Josemaría entre los años 1954 y 1975. En 2020 se publicó Cartas I (edición crítico-histórica), cuatro cartas que san Josemaría dirigió a los fieles del Opus Dei.

Y, por último, Ediciones Rialp editó las obras de san Josemaría en un libro digital -San Josemaría. Sus libros-, que incluye un índice general por materias y un índice de búsqueda de comentarios a textos del Antiguo y Nuevo Testamento en todos sus libros. Puede adquirirse en versión KindleiTunes y en Google Play.

San Josemaría abraza a la madre de una chica del Opus Dei.San Josemaría abraza a la madre de una chica del Opus Dei.

7. Galerías de imágenes e iconografía

• Galería fotográfica en alta calidad (Flickr).

• Iconografía de san Josemaría.

8. Mapa interactivo sobre los primeros años del Opus Dei

La aplicación Google maps ha servido para preparar un mapa sobre los primeros años del Opus Dei, y así ilustrar mejor la biografía de san Josemaría. Se ha dividido su actividad y los comienzos del Opus Dei en cinco apartados: primeros meses en Madrid, fundación del Opus Dei, atención de enfermos, primeros pasos de la Obra y refugios en la guerra civil española.

9. 30 cuestiones históricas: Los primeros años del Opus Dei

Con el asesoramiento del Centro de Documentación y Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer (CEDEJ), respondemos a una serie de cuestiones históricas sobre la vida del fundador del Opus Dei y de su familia, el origen del Opus Dei, el contexto político y social en el que comenzó a desarrollarse el Opus Dei, la actitud de Josemaría Escrivá ante la guerra civil de España, Franco y otras muchas preguntas.

San Josemaría con Isidoro Zorzano, uno de los primeros miembros del Opus Dei.San Josemaría con Isidoro Zorzano, uno de los primeros miembros del Opus Dei.

Historia del Opus Dei y de san Josemaría Escrivá de Balaguer

Gracias a Studia et Documenta, la revista del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer (ISJE), están disponibles treinta artículos sobre la historia del Opus Dei y de san Josemaría, descargables en formato PDF.

10. Un homenaje al “santo de la vida ordinaria”

En 2019 los monjes benedictinos del monasterio de Leyre, en Navarra, quisieron celebrar al “santo de la vida ordinaria”, al que tanto quieren, con la especialidad de la casa: el canto gregoriano del Oficio Divino.


Y para rezar a Dios a través de su intercesión

Estampa de san Josemaría (audio y texto)

Estampa de san Josemaría para niños, y varios juegos y anécdotas.

Novenas para pedir a Dios por intercesión del fundador del Opus Dei

∙ Novena a san Josemaría Escrivá de Balaguer (18-26 de junio), compuesta por Mons. Juan Larrea Holguín.

 Novena a san Josemaría por la familia.

 Novena a san Josemaría para la curación de los enfermos.

 Novena a san Josemaría sobre el trabajo.