Lluís Amiguet
Entrevista a Caroline Eliacheff, psiquiatra infantil
Tengo edad de no sentirme sola al proteger a los menores y darles tiempo para decidir si quieren someter su cuerpo a hormonas y cirugía. Soy parisina. Tengo 4 hijos, 12 nietos y 8 bisnietos. Hay demasiados intereses creados para la transexualidad apresurada de menores; pero lo ético es defender la reflexión
Keira Bell se arrepintió
Durante el 2012 la Generalitat asistió a 19 personas en procesos de transexualidad; en el 2021 fueron 1.400 y hasta hoy les ha tramitado 1.853 tarjetas sanitarias, de las que 690 han sido para menores. La doctora Eliacheff expresa aquí sus dudas respecto a la capacidad de esos menores, a quienes les negamos la de decidir sus relaciones sexuales o ingerir alcohol, para, en cambio, “iniciar un proceso irreversible de hormonación y amputación”. Y cita la doctrina del Tribunal de Justicia de Londres en el caso de Keira Bell, quien se querelló en el 2020 contra el sistema de salud inglés por haberle facilitado, aun siendo menor, la hormonación que solicitó. El tribunal concluyó: “Es dudoso que un menor de 16 años pueda comprender y valorar los riesgos y las consecuencias a largo plazo de la administración de bloqueadores de la pubertad”.
¿Por qué aumenta la transexualidad en países desarrollados?
Hasta hace veinte años solo uno de cada 10.000 chicos y solo una de cada 20.000 niñas quería cambiar de sexo, y desde entonces el porcentaje se ha multiplicado por 1.000 y en algunos países por 4.000.
¿Por qué tanto aumento y tan rápido?
Observe, además, que antes eran chicos y hoy son las chicas la mayoría, el 80% de quienes quieren cambiar su sexo y un 70% han sufrido trastornos previos como autismo, depresión, agresiones sexuales o han crecido en una familia disfuncional.
¿A qué edad quieren ser transexuales?
Quienes lo deciden ya mayores de edad no son objeto de este análisis. Mi especialidad psiquiátrica son los menores y constato que en ese campo necesitan protección y tutela.
¿Por qué no pueden decidir su sexo?
Durante los últimos 30 años, si un menor quería cambiar de sexo se la aplicaba el denominado protocolo neerlandés: bloqueadores de pubertad y hormonas cruzadas...
¿En todos los países?
En todo el mundo; pero tras observar sus resultados perniciosos e irreversibles está prohibido en Finlandia, Noruega, el Reino Unido y estados norteamericanos, donde se vetan los bloqueadores de pubertad y hormonas cruzadas salvo en casos muy concretos.
¿En qué consisten esas hormonas?
En testosterona para chicas que quieren ser chicos y estrógenos para chicos que quieren ser chicas. Esos países también han prohibido la cirugía de amputación entre los 16 y los 18 años. Y deberíamos prohibirlas ya en Francia, España, Alemania, Italia...
¿Por qué?
Algunos médicos y activistas promueven el aumento de casos interesadamente, por eso ha cambiado el tipo de menor que pide esa intervención. Y recetan apresuradamente hormonas a adolescentes influidos por las redes que un día dicen sentirse de otro sexo.
¿Por qué cree usted que es apresurado?
Antes de adoptar la actitud transafirmativa de “sé quien crees que eres”, lo ético sería que el profesional realizara un estudio concienzudo de antecedentes, historia familiar y luego diera tiempo para reflexionar a todos.
¿Hay que negarles sus sentimientos?
Son del todo respetables, pero también mudables según días y momentos. En cambio, los tratamientos y la cirugía trans son irreversibles. Y hoy se recetan con interesada ligereza.
¿Qué haría usted?
Me parece incongruente que a los menores de 16 años los protejamos prohibiéndoles mantener relaciones sexuales, alcohol o conducir...y, en cambio, les permitamos modificar su cuerpo de forma radical e irreversible sin estudio previo.
¿Y si lo autorizan también sus padres?
Los padres suelen quedarse atónitos al descubrir el problema. Aman a sus hijos y se asocian con otros padres en asociaciones que acompañan a los menores y se vuelven militantes protrans; o en otras que intentan que no hagan nada irreversible.
¿Y si los padres se niegan al tratamiento?
A menudo son considerados por los menores, apoyados por algunos médicos y activistas, maltratadores en vez de protectores.
¿Qué aconseja a los padres?
Que se mantengan unidos a sus hijos y reflexionen juntos sobre lo que es definitivo. Y bloquear con medicamentos la pubertad es definitivo; no es el botón “pause” de la tele.
Entonces, ¿qué pueden hacer?
Permanecer en una posición ambivalente para facilitar al menor que también lo sea y no colocarlo en una autopista rápida en la que convertir en irreversible sin reflexión previa lo que decidieron en un momento.
¿Por qué son más niñas que niños?
La transformación en mujer no es fácil: sufrimos una enorme presión estética. Una adolescente trans operada me decía hace poco que solo estaba eliminando en su cuerpo “todo lo que ella no sentía”.
¿A tajos de bisturí?
Una locura. Una anoréxica que pide al médico una liposucción no la obtiene, porque si es ético la deriva a salud mental. En cambio, hoy hay menores que dicen que no les gusta su cuerpo y enseguida les recetan hormonas.
¿Qué recomienda a la Administración?
Que proteja a los menores, y eso no es discriminar a nadie. Protegerles es darles tiempo a reflexionar antes de la decisión irreversible.
¿Cómo?
Recordemos que ser trans no es una patología y la Seguridad Social no puede subvencionar una vida entera de medicamentos para curarla. Homosexualidad y transexualidad son cosas diferentes. Solo los activistas trans las mezclan interesadamente.
¿Qué aconseja a los adolescentes que sienten que su cuerpo no es el suyo?
Que desconfíen de lo que les dicen en las redes sociales y no crean que los adultos siempre están contra ellos.
Fuente: lavanguardia.com