El Papa en la Audiencia General
Queridas hermanas y hermanos:
Hoy reflexionamos sobre el Espíritu Santo que descendió sobre Jesús en el bautismo. Los cuatro evangelistas narran ese momento, que es fundamental en la Revelación, porque es una manifestación de la Santísima Trinidad: el Padre proclamó a su Hijo amado y el Espíritu Santo bajó sobre Jesús en forma de paloma. En el Jordán, Dios Padre consagró a Jesús como profeta, como sacerdote y como rey, ungiéndolo con el óleo espiritual —que es el Espíritu Santo— para llevar adelante su misión.
En el gesto de la unción con el crisma se simboliza la comunicación del Espíritu Santo a quien lo recibe. Cristo es el ungido del Padre, y los cristianos somos ungidos a imitación suya. Cristo es la cabeza, el Espíritu Santo es el óleo perfumado y la Iglesia es el cuerpo de Cristo donde esa fragancia se difunde. Cuando en la Misa del Jueves Santo se consagra el óleo llamado “crisma”, el obispo pide por quienes recibirán la unción en el bautismo y la confirmación, para que sean en el mundo testigos fieles de la redención y portadores del buen olor de Cristo.
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Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Veo banderas mexicanas, salvadoreñas, argentinas, uruguayas. ¡Cuántos hispanoparlantes! Los animo a difundir el perfume de Cristo por medio de los frutos del Espíritu Santo, es decir, dando testimonio del amor, la alegría, la paz, la afabilidad y la bondad, entre otros (cf. Ga 5,22). Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.
Fuente: vatican.va