Rocío Lancho García
¡Vergonzoso! Así ha definido el Santo Padre, durante la audiencia general de ayer, al nuevo naufragio que sucedió esta semana en el mar Mediterráneo, donde han perdido la vida un número impreciso de inmigrantes que intentaba salir de África y llegar a Europa en embarcaciones, de los cuales se recuperaron solamente 17 cuerpos y se teme que muchos otros se hayan hundido con la barcaza. Francisco en sus palabras ha pedido que se ponga en el primer lugar a los derechos humanos y que "se unan las fuerzas para prevenir estas masacres vergonzosas". Además, el Santo Padre ha rezado y solicitado que se rece también por los mineros muertos en Turquía, "y por cuantos se encuentran todavía atrapados en las galerías".
Bajo un sol resplandeciente y un fuerte viento del norte, ante la atenta y entusiasmada espera de los fieles, el Santo Padre ha realizado el paseo con el jeep descubierto previo a la catequesis del miércoles en los pasillo de la repleta plaza de San Pedro.
Globos de colores, gorras, banderas y pancartas que saludaban y mostraban mensajes de cariño al papa Francisco. Los bebés y niños más pequeños han sido los protagonistas, al ser acercados hasta el Pontífice y recibir su caricia y su bendición. Esta mañana, el viento ha jugado una mala pasada al Papa, haciéndole perder el solideo que no ha recuperado hasta que ha bajado del papamóvil cuando le han dado uno nuevo. Poco después se le ha vuelto a volar.
Religiosas, sacerdotes, familias, jóvenes, niños... todos gritaban y saludaban con alegría y emoción ante el paso del Pontífice en el jeep, quien con el pulgar hacia arriba y una gran sonrisa les devolvía las muestras de afecto.
Y continúan las catequesis de Francisco sobre los dones del Espíritu Santo, hoy el Papa ha hablado de la fortaleza. En el resumen hecho en español el Papa ha indicado: "Queridos hermanos: En nuestra vida frecuentemente experimentamos nuestra fragilidad, nuestros límites y clausuras. Con el don de fortaleza, el Espíritu Santo nos ayuda a superar nuestra debilidad, para que seamos capaces de responder al amor del Señor. Hay momentos en que este don se manifiesta de modo extraordinario, como ocurre en el caso de tantos hermanos nuestros que no han dudado en entregar su vida por fidelidad al Señor y al Evangelio. También hoy sigue habiendo muchos cristianos que, en distintas partes del mundo, dan testimonio de su fe, con convicción y serenidad, aun a costa de sus vidas".
"Esto sólo es posible --añadió el Santo Padre-- por la acción del Espíritu Santo que infunde fortaleza y confianza. Sin embargo, no debemos pensar que este don es sólo para las circunstancias extraordinarias; también en nuestra vida de cada día el Espíritu Santo nos hace sentir la cercanía del Señor, nos sostiene y fortalece en las fatigas y pruebas de la vida, para que no nos dejemos llevar de la tentación del desaliento, y busquemos la santidad en nuestra vida ordinaria. Pero para que todo esto sea realidad, es necesario que al don de fortaleza se una la humildad del corazón".
A continuación ha saludado "con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, México, Ecuador, Venezuela, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos". Y ha pedido "a la Virgen María que, por su intercesión, el Espíritu Santo nos conceda el don de fortaleza, para que sepamos seguir siempre a Jesús con alegría y perseverancia. Muchas gracias y que Dios los bendiga".
Al concluir el resumen de la catequesis en las distintas lenguas, el Santo Padre ha dirigido un saludo especial a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. "La Virgen María, que veneramos en este mes de mayo, sea maestra de ternura y de amor con vosotros, queridos jóvenes", ha pedido, así como "sostenga a vosotros, queridos enfermos, en los momentos más duros de la soledad y el sufrimiento; sea de ejemplo a vosotros, queridos recién casados, para vivir en la unidad y en la armonía familiar".