Cris GH
¿Quién no quiere ser feliz? “Alguna vez te has preguntado: ¿Seré feliz en mi vida? ¿Lo conseguiré? Porque cuando uno está en un momento bajo parece imposible de alcanzar…
La respuesta es sí, sin duda, con la ayuda de Dios, pero te tienes que empeñar. Porque la felicidad de una criatura libre no tiene lugar sin que ella sea protagonista”.
Te ayudamos a lograr ser feliz mediante 9 sencillas ideas entresacadas del libro Sin miedo, porque Él está ahí, de José Brage. Un libro que te recomendamos, porque te ayudará a tejer tu vida con el hilo de oro de la oración. ¡Allá vamos!
1. Para ser feliz, hay que vivir
Parece una obviedad, pero hay gente que no vive porque no decide, no usa su libertad. Prefiere equivocarse a no decidir y que otros decidan por él. ¿Pero cómo decidir correctamente, qué es lo mejor en cada momento y qué se debe hacer? Aprender a decidir y contrastar nuestras decisiones y actuaciones con el Señor nos ayudará a ser personas prudentes y saber ejercer bien nuestra libertad, y por tanto, a ser feliz.
“Quien ora habitualmente vive sin miedo a nada, protegido por el amor de Dios,
que se descubre en cada circunstancia”. “La voz de Dios es silenciosa.
No tengas miedo a aburrirte, a perder el tiempo, a darte un susto, porque Él está ahí”
que se descubre en cada circunstancia”. “La voz de Dios es silenciosa.
No tengas miedo a aburrirte, a perder el tiempo, a darte un susto, porque Él está ahí”
2. La felicidad se consigue en oblicuo, no en directo
Ser feliz es una consecuencia, un producto de vivir bien; de poner a Dios lo primero en la vida; de amarlo con todo el corazón. Podríamos decir que “un daño colateral” de vivir bien es ser feliz.
3. Estamos hechos para amar
La felicidad es consecuencia del don de sí por amor. Estamos hechos para amar, por eso el egoísmo es el gran enemigo de la felicidad. Si quieres ser infeliz, pasa de todos, pienso solo en ti y en lo que te apetece hacer en cada momento, y lograrás ser la persona más amargada del planeta. Ahora bien, si lo que quieres es ser feliz, entonces el camino del egoísmo no es la senda correcta a seguir.
4. Dominar el carácter
Para querer a los demás, primero hay que quererse uno mismo. Y para ello es clave compaginar estas cuatro actitudes:
▪ saber reírse y no darse tanta importancia,
▪ perdonarse,
▪ dominar la imaginación (vivir al día),
▪ y huir del perfeccionismo.
▪ perdonarse,
▪ dominar la imaginación (vivir al día),
▪ y huir del perfeccionismo.
5. Aprender a perdonar y pedir perdón
Sin perdón ninguna relación puede sobrevivir, porque todos tenemos fallos. Todos hemos hecho cosas en la vida de las que nos arrepentimos, y si pudiéramos volver atrás, las cambiaríamos. Aceptarlo, reconocer nuestra culpa y pedir perdón por el dolor causado a los demás nos libera de esa carga y es fundamental para poder ser feliz. El santo no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta.
6. Mantener a raya la envidia
La envidia es la carcoma de la felicidad. Nos impide ver lo bueno que tenemos y nos saca de nuestra realidad para estar deseando continuamente lo que no tenemos y lamentándonos por ello. El mejor veneno para acabar con ella es el agradecimiento.
7. Rectitud de intención
Sobre todo en el trabajo y en el servicio. Si buscamos que nos lo agradezcan siempre estaremos frustrados, porque la gente suele ser poco agradecida.
8. Cultivar la amistad
Pocos tesoros se pueden comparar a la amistad. Debemos esforzarnos por ser personas fáciles de amar y con las que compartir aficiones. La amistad se merece, no se exige. Si quieres tener amigos, quiere a la gente. Como se dice coloquialmente, “hay que currárselos”. Sin embargo no hay nada que alegre y llene más nuestro corazón que la amistad.
9. Y por último, pero no menos importante: vivir bajo la mirada de nuestro Padre Dios
Descubrir esa mirada amorosa y misericordiosa, que siempre me da una nueva oportunidad pase lo que pase. El Amor de Dios es incondicional. Nos quiere por quienes somos, no por lo que hacemos o logramos.
Cris GH, en arguments.es.