2/08/22

Así se desmontan las acusaciones contra Benedicto XVI, punto por punto.

 Los colaboradores del papa emérito responden a las acusaciones del informe sobre los abusos en Múnich


La Santa Sede, tras la carta de Benedicto XVI, publicó un análisis de los hechos impugnados en el informe sobre los abusos en la diócesis de Múnich y Freising. Cuatro colaboradores de Ratzinger lo redactaron. Prof. Stefan Mückl – Roma (Derecho Canónico); Prof. Helmuth Pree – Ludwig-Maximilians-Universität, Munich (Derecho Canónico); Dr. Stefan Korta – Buchloe (Derecho Canónico) y el abogado Carsten Brennecke – Colonia (Derecho a la Libertad de Expresión). En este análisis, los colaboradores responden a las acusaciones formuladas contra el entonces cardenal Ratzinger, desmontándolas punto por punto

Abusador nunca al cargo de actividades pastorales

En el informe sobre los abusos en la archidiócesis de Múnich y Freising se afirma que: Joseph Ratzinger, contrariamente a lo que afirma en el memoria redactado en respuesta a los peritos, estuvo presente en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980 en la que se habló del sacerdote X. Y se alega que el cardenal Ratzinger empleó a este sacerdote en labores pastorales, aun conociendo los abusos cometidos por él, y encubriendo así sus abusos sexuales.

Esto no es cierto según las comprobaciones: Joseph Ratzinger no estaba al corriente de que el sacerdote X fuera un abusador ni de que fuese insetado en la actividad pastoral. Las actas muestran que en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980 no se decidió utilizar al sacerdote X para la actividad pastoral. Los documentos también muestran que en la reunión en cuestión no se trató el hecho de que el sacerdote hubiera cometido abusos sexuales. Se trataba exclusivamente del alojamiento del joven sacerdote X en Múnich, porque tenía que hacer terapia allí. Esta petición fue atendida. El motivo de la terapia no se mencionó durante la reunión. Por lo tanto, en la reunión no se decidió emplear al abusador en ningún trabajo pastoral.

Nunca perjuró

En el informe sobre los abusos en la archidiócesis de Múnich y Freising se afirma que: En cuanto a su presencia en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980, Benedicto XVI habría perjurado a sabiendas, habría mentido.

Esto no responde a la verdad, de hecho: La afirmación en las memorias de Benedicto XVI de que no asistió a la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980 es, en efecto, incorrecta. Sin embargo, Benedicto XVI no mintió ni cometió perjurio a sabiendas: al redactar las memorias, Benedicto XVI contó con el apoyo de un grupo de colaboradores. Este equipo está formado por el abogado Dr. Carsten Brennecke (Colonia) y los siguientes colaboradores de Derecho Eclesiástico: el Prof. Dr. Dr. Stefan Mückl (Roma), que examinó los documentos en nombre de Benedicto XVI, el Prof. Dr. Helmuth Pree y el Dr. Stefan Korta.

Se llamó a los colaboradores porque Benedicto XVI no podía analizar la masa de preguntas por sí mismo en un corto espacio de tiempo y porque el bufete de abogados encargado del informe hizo preguntas que se referían al Derecho Canónico, por lo que para la respuesta era necesario un marco en Derecho Canónico.

Error de transcripción

La visualización de la versión electrónica de las actas solo fue consentida al Prof. Mückl, sin que se le fuera concedida la posibilidad de almacenar, imprimir o fotocopiar los documentos. A ningún otro empleado se le permitió ver los documentos. Después de que el Prof. Mückl inspeccionara los archivos digitales (8.000 páginas) y los analizara, siguió una fase de procesamiento por parte del Dr. Korta, el cual cometió un error de transcripción inadvertidamente. El Dr. Korta apuntó erróneamente que Joseph Ratzinger no estuvo presente en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980.

Por lo tanto, a los colaboradores se les escapó este error: esta anotación errónea de una ausencia que no había ocurrido. Se basaron en una indicación falsa, insertada por error, y no preguntaron a Benedicto XVI si había estado presente en esa reunión. Sobre Sobre la base de la transcripción errónea del acta se asumió que Joseph Ratzinger no había estado presente.

Aunque era necesario que verificara lo que se presentaba en base a su propia memoria, Benedicto XVI no se dio cuenta del error por el escaso tiempo que le concedieron los peritos, y confió en lo que estaba escrito, por lo que su ausencia quedó registrada en el acta. Este error de transcripción no puede ser imputado a Benedicto XVI como una declaración falsa consciente o “mentira”.

Presencia evidente

Tampoco habría tenido sentido que Benedicto negara intencionalmente su presencia en la reunión: de hecho, el acta de la reunión contiene declaraciones de Joseph Ratzinger. Por lo tanto, la presencia de Joseph Ratzinger era evidente. Además, en 2010 varios artículos de prensa informaron -sin desmentirlo- de la presencia del cardenal Ratzinger en la reunión. Asimismo, en una biografía de Benedicto XVI publicada en 2020 se afirma: “Como obispo, en una reunión del Ordinariato en 1980, sólo había aceptado que el sacerdote en cuestión pudiera acudir a Múnich para someterse a psicoterapia” (Peter Seewald, Benedikt XVI, Droemer Verlag 2020, p. 938).

Alegaciones sobre otros tres casos

En el informe se alega que: Benedicto XVI había tenido un comportamiento erróneo en otros tres casos. De hecho, incluso en estos casos habría sabido que los sacerdotes eran abusadores.


Esto no es cierto, según nuestras verificaciones: En ninguno de los casos analizados por el informe pericial, Joseph Ratzinger tuvo conocimiento de los abusos sexuales cometidos o de las sospechas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. El informe no aporta ninguna prueba de lo contrario.

En cuanto al caso del sacerdote X, que se discutió públicamente en la reunión del Ordinariato en 1980 con respecto al alojamiento que se le debía dar para la terapia, el mismo experto -en la conferencia de prensa del 20.01.2022 cuando se presentó el informe sobre los abusos- afirmó que no había pruebas de que Joseph Ratzinger hubiera estado al tanto de esto. En respuesta a una pregunta posterior de un periodista sobre si los peritos pudieron probar que Joseph Ratzinger había estado al tanto de que el sacerdote X había cometido abusos sexuales, el experto afirmó claramente que no hay pruebas de que Joseph Ratzinger tuviera conocimiento de ello. En la opinión subjetiva de los expertos sería simplemente “más probablemente”.

Es posible encontrar la conferencia de prensa en este enlace. En el minuto 2:03:46 está la pregunta del periodista: “Mi pregunta también se refiere al caso del sacerdote X. ¿Puede el bufete demostrar que el cardenal Ratzinger sabía entonces que el sacerdote X era un abusador? ¿Qué significa “más probablemente” en este contexto?” […] Un experto responde: “[…] Más probable significa que lo asumimos con mayor probabilidad. […]”. El informe pericial no contiene ninguna prueba que apoye la acusación de mala conducta o de conspiración para cometer encubrimiento. Como arzobispo, el cardenal Ratzinger no estuvo involucrado en ningún encubrimiento de actos de abuso.

El caso de exhibicionismo

En el informe se sostiene que: En la memoria presentada, Benedicto XVI habría minimizado actos de exhibicionismo. Como prueba de esta afirmación se da la siguiente declaración en las memorias: “El pastor X era conocido como un exhibicionista, pero no como un abusador en el sentido propio”.

Esto no es cierto: En la memoria presentada, Benedicto XVI no minimizó el comportamiento exhibicionista, sino que lo condenó expresamente. La frase utilizada como supuesta prueba de la minimización del exhibicionismo está sacada de contexto. En las memorias, de hecho, Benedicto XVI afirma con la máxima claridad que los abusos, incluido el exhibicionismo, son “terribles”, “pecaminosos”, “moralmente reprobables” e “irreparables”.

En la valoración canónica del hecho, introducida en la memoria por nuestros colaboradores según nuestro criterio, sólo hemos querido recordar que según el Derecho Canónico vigente en aquel momento, el exhibicionismo no era un delito en sentido estricto, ya que la norma penal correspondiente no incluía entre los supuestos conductas de ese tipo. Por ello, la memoria presentada por Benedicto XVI no minimiza el exhibicionismo, sino que lo condena de forma clara y explícita.

Nota. Los colaboradores del Papa emérito han redactado este análisis en alemán. En caso de diferencias lingüísticas, prevalecerá la versión alemana.

Fuente: exaudi.org