Esteban López
«Ya no prevalecen las realidades sólidas de antaño como el trabajo o el matrimonio, sino que todo se ha tornado «líquido», provisional, superfluo, ansioso de novedades y al mismo tiempo agotador».
Dice una canción que «algo se muere en el alma cuando un amigo se va». Y parece que ese fue el sentir de muchas personas cuando, el 9 de enero de 2017, fallecía el sociólogo y filósofo polaco de origen judío Zygmunt Bauman (1925-2017), al que como ocurre con ese amigo que lo es de verdad, decía verdades incómodas pero siempre con la intención de hacer reflexionar. Algo que sí es cierto en el caso de las relaciones interpersonales, también lo es en el caso de la sociedad actual, tan necesitada de gente sabia que sepa mirar casi siempre con ponderación, perspectiva y sabiduría.
Bauman no tuvo una vida fácil. Tuvo que huir con su familia de Polonia en 1939, cuando los nazis invadieron su país, estableciéndose en la Unión Soviética, y donde se alistaría en el ejército polaco que combatía a los nazis. Por entonces empezaría también sus estudios de Sociología y Ciencias Políticas. Al acabar la guerra volvió a Polonia, militaría en el Partido Comunista y ejercería como profesor de Filosofía y Sociología en la Universidad de Varsovia.
Sin embargo, en el mes de marzo de 1968, se producirían manifestaciones y protestas por parte de intelectuales y estudiantes contra el régimen comunista de Polonia, un movimiento parecido al de la Primavera de Praga de 1968. La respuesta del gobierno comunista de Polonia fue la de desviar la atención de la opinión pública de la crisis política por medio de una fuerte campaña de antisemitismo, provocando la huida en masa de buena parte de la población judía. Si antes de la campaña en Polonia había una población de unos 40.000 judíos, años después solo quedaban unos 5.000. La Universidad de Varsovia sufrió una purga de profesores que afectaría a Bauman, quien como tantos otros judíos lo perderían casi todo en sentido material teniendo además que abandonar su país de nacimiento. En enero de 1968 y debido a las presiones recibidas, Bauman renuncia como miembro del Partido Obrero Unificado Polaco.
A partir de entonces, Bauman enseñaría en universidades de Israel, Canadá y Estados Unidos. En 1971 se establecería en Inglaterra, donde ejercería como profesor en la Universidad de Leeds y donde viviría junto a su esposa, la escritora Janina Lewinson con la que tuvo tres hijas, en una casa sencilla hasta el final de sus días. Debido a su preocupación y escritos sobre temas candentes y de globalización, su fama se extendería por todo el mundo.
La obra de Zygmunt Bauman
Su ingente obra está compuesta por 57 libros y más de 100 ensayos. Su libro más representativo es «Modernidad y Holocausto», donde defiende la idea de que aquel horror no fue solo un hecho aislado contra los judíos, sino el esfuerzo de la modernidad por excluir a los elementos no deseados de la sociedad, una situación que según Bauman ya ha empezado también hoy día en ciertos ámbitos.
Pero a Zygmunt Bauman se le conoce sobre todo por el concepto de«Modernidad líquida»o «Amor líquido», refiriéndose al momento actual en el que ya no prevalecen las realidades sólidas de antaño como el trabajo o el matrimonio, sino que todo se ha tornado «líquido», mucho más provisional, precario, superfluo, ansioso de novedades y al mismo tiempo agotador.
«Ya no prevalecen las realidades sólidas de antaño
como el trabajo o el matrimonio, sino que todo se ha tornado
«líquido», provisional, superfluo, ansioso de novedades
y al mismo tiempo agotador».
Esa clase de «modernidad» genera también lo que él llama «residuos humanos», producto de las migraciones y la globalización, uno de los principales problemas que afrontan los países del primer mundo al no poder dar atención a tantas personas que huyen de la miseria. Es también la modernidad líquida la que crea lo que Bauman llama «nuevos pobres», o aquellos que luchan por alcanzar el mismo nivel de consumo en la sociedad capitalista, una sociedad donde los ricos son absolutamente venerados de manera obscena. De ahí que también denunciara el problema de exclusión social que padecen millones de personas en todo el mundo en su libro «Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias».
Bauman critica también en su obra el auge de las redes sociales como lugares de confort pero donde no hay diálogo real, sino que cada uno se acomoda a sus propios criterios buscando relacionarse solo con gente afín, además de ser herramienta de control de disidentes por parte del poder. Según él, las redes sociales son en cierto modo «una trampa».
No es extraño que cuando Zygmunt Bauman falleció, tantos lo echaran de menos. Y es que la sabiduría suele ser a veces muy rara; no se logra en un abrir y cerrar de ojos. Se adquiere por la experiencia, por la constante reflexión. Saber ponderar para obtener así un cuadro amplio de lo que esté en juego. Ese es el verdadero desafío para todos nosotros.
Algo de su pensamiento
«El Holocausto se gestó y se puso en práctica en nuestra sociedad moderna y racional, en una fase avanzada de nuestra civilización y en un momento álgido de nuestra cultura y, por esta razón, es un problema de esa sociedad, de esa civilización y de esa cultura».
«Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres«.– «Esto no es un diario», 2012.
«Con nuestro culto a la satisfacción inmediata, muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de esperar».
“Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista”.
«En una palabra, el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida».
«La verdad que libera a los hombres suele ser la verdad que los hombres prefieren no escuchar».
«En un mundo como éste no hay muchas rocas sólidas en las que los individuos con dificultades puedan basar sus esperanzas de salvación y en la que confiar en caso de fracaso personal. Los vínculos humanos se han aflojado, razón por la cual se han vuelto poco fiables y resulta difícil practicar la solidaridad, del mismo modo que es difícil comprender sus ventajas y, más aún, sus virtudes morales».- «Tiempos líquidos, vivir en una época de incertidumbres».
«No existen, ni pueden existir, soluciones locales a problemas originados y reforzados desde la esfera global. De ser posible, el único modo de conseguir la reunión del poder y la política será a escala planetaria. Según las perturbadoras palabras de Benjamin R. Barber, «ningún niño estadounidense puede sentirse seguro en su cama si los niños de Karachi o de Bagdad no se sienten seguros en las suyas. Los europeos no podrán presumir durante mucho tiempo de sus libertades si en otras partes del mundolas personas siguen padeciendo penurias y humillaciones«.- «Tiempos líquidos, vivir en una época de incertidumbres».
«Los nazis eran transparentes: querían infligir el mal
y lo hicieron. Sin espacio para dudas. El comunismo
sí que fue una gran estafa, nos defraudó».
«Resulta muy difícil encontrar una persona feliz entre los ricos: una persona pobre que logra desayunar, comer y, con suerte, cenar… es automáticamente feliz. Ese día ha logrado su objetivo. El rico -cuya tendencia obsesiva es enriquecerse más- acostumbra a meterse en una espiral de infelicidad enorme. La gran perversión del sistema de los ricos es que acaban siendo esclavos. Nada les sacia, se colapsan, ¡catástrofe!».- El Español, 9/1/2017.
«Los nazis eran transparentes: querían infligir el mal y lo hicieron. Sin espacio para dudas. El comunismo sí que fue una gran estafa, nos defraudó. Albert Camus ya lo advirtió: el comunismo es el mal bajo eslóganes de buenismo. Por eso en las filas comunistas surgió la real rebelión intelectual».- El Español, 9/1/2017.
«¿Qué tipo de compromiso, si es que lo hay, establece la unión de los cuerpos?». – El Español, 9/1/2017.
«Los teléfonos móviles ayudan a estar conectados a los que están a distancia. Los teléfonos móviles permiten a los que se conectan… mantenerse a distancia«.- El Español, 9/1/2017.
«Llevamos una vida acelerada, marcada por la banalización de la cultura y un consumismo acérrimo. En nuestra «apresurada cotidianidad», la atención rara vez tiene tiempo para detenerse en los temas importantes, por lo que corremos el grave riesgo de perder nuestra sensibilidad ante los problemas de los demás. Solo las celebridades y las estrellas mediáticas pueden esperar ser tenidas en cuenta en una sociedad extenuada por la información sensacionalista y sin valor».
“La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido«.- La Vanguardia 10/1/2017.
“No hay modernización (y, por tanto, tampoco forma de vida moderna) sin una masiva y constante producción de basura, entre ella los individuos basura definidos como excedentes«.- La Vanguardia 10/1/2017.
“Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño».-La Vanguardia 10/1/2017.
«Es una sociedad capitalista y accionada por el mercado, uno de cuyos atributos es el ir dando trompicones de una depresión/recesión a otra. Como es una sociedad de clases, reparte los costes de la recesión y los beneficios de la recuperación de forma desigual, aprovechando cualquier ocasión para dotar de mayor firmeza a su columna vertebral: la jerarquía de clases».-La Vanguardia 10/1/2017.
«Una cosa que no tenemos y que no nos puede ser proporcionada
por el Estado ni por los políticos, es pasar tiempo con los demás,
estar con otras personas: nuestro estar en un grupo.»
“Debemos hacer frente a los retos; se llega a la felicidad cuando se puede controlar a los desafíos planteados por el destino. De hecho, el aumento de la comodidad puede hacernos sentir perdidos. Una cosa que no tenemos y que no nos puede ser proporcionada por el Estado ni por los políticos, es pasar tiempo con los demás, estar con otras personas: nuestro estar en un grupo. De esto usted se tiene que ocupar. Las personas acostumbradas a la independencia están perdiendo la familiaridad de vivir con otras personas, debido a que ya se ven privados de la capacidad de socializar. Socializar es agotador porque implica negociar y volver a negociar, discutir, acordar, volver a crear. La independencia priva de la capacidad de hacer todo esto. Nuestra vida está ahora dividida: “online” y “offline”, conectado y desconectado. La primera no tiene riesgos: es muy fácil hacer amigos en Internet; en realidad, así nunca percibe uno la propia soledad. Y si alguien no te gusta, simplemente dejas de interactuar con él. En el mundo “offline” es difícil evitar la confrontación. Cuanto más independientes somos, nos volvemos menos capaces de detener nuestra independencia y sustituirla por una interdependencia agradable”.
«Lo que está pasando ahora, lo que podemos llamar la crisis de la democracia, es el colapso de la confianza. La creencia de que los líderes no solo son corruptos o estúpidos, sino que son incapaces. Para actuar se necesita poder: ser capaz de hacer cosas; y se necesita política: la habilidad de decidir qué cosas tienen que hacerse. La cuestión es que ese matrimonio entre poder y política en manos del Estado-nación se ha terminado. El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes. La política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema democrático porque no cumple sus promesas».- El País, 9/1/2016.
«Hace 40 años creímos que había triunfado la libertad y estábamos en una orgía consumista. Todo parecía posible mediante el crédito: que quieres una casa, un coche… ya lo pagarás después. Ha sido un despertar muy amargo el de 2008, cuando se acabó el crédito fácil. La catástrofe que vino, el colapso social, fue para la clase media, que fue arrastrada rápidamente a lo que llamamos precariado. La categoría de los que viven en una precariedad continuada: no saber si su empresa se va a fusionar o la va a comprar otra y se van a ir al paro, no saber si lo que ha costado tanto esfuerzo les pertenece… El conflicto, el antagonismo, ya no es entre clases, sino el de cada persona con la sociedad. No es solo una falta de seguridad, también es una falta de libertad».- El País, 9/1/2016.
«El cambio de un partido por otro partido no va a resolver el problema. El problema hoy no es que los partidos sean los equivocados, sino que no controlan los instrumentos. Los problemas de los españoles no están confinados al territorio español, sino al globo. La presunción de que se puede resolver la situación desde dentro es errónea».- El País, 9/1/2016.
«La diferencia entre la comunidad y la red es que tú
perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti.»
«La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo». – El País, 9/1/2016.
«Todos somos frágiles en algún momento. Nos necesitamos mutuamente. Vivimos nuestra vida en el aquí y el ahora, junto con otros, atrapados en medio del cambio. Todos seríamos más ricos si a todos nos permitieran participar y nadie quedara fuera. Todos seremos más fuertes si hay seguridad para todos y no sólo para unos pocos.»– Vida de Consumo. Fondo de Cultura Económica. 2007. pág. 191.
«El “orden del egoísmo” genera una atmósfera de desconfianza y suspicacia. El «orden de la igualdad» inspira confianza y solidaridad«.- Vida de Consumo. Fondo de Cultura Económica. 2007, pág.189.
“A los refugiados se les empuja a la fuerza o se les intimida para que abandonen su país natal, pero se les deniega la entrada a cualquier otro. No cambian de lugar, pierden su lugar en el mundo… Son los desechos de la humanidad«.- «Tiempos líquidos», 2007.
Fuente: womanessentia.com