'QUEREMOS RECORDAR QUE EL CRISTIANISMO ES MÁS ACTUAL QUE NUNCA'
Mensaje final de la Asamblea Plenaria de la CCEE
Los presidentes de las Conferencias Episcopales de Europa, reunidos en Asamblea Plenaria, del 27 al 30 de septiembre, en Suiza, en Saint-Gall, han afrontado el desafío de la evangelización en vísperas del Año de la Fe, convocado por el santo padre Benedicto XVI. A su persona, a su magisterio y su entero ministerio petrino, los obispos han renovado la gratitud y el afecto.
Somos conscientes de que el anuncio de Jesucristo es el gran "sí" de Dios a la vida del hombre, a la libertad, al amor. El Evangelio, en efecto, revela la verdad de Dios-Amor y desvela el verdadero rostro del hombre, lo salva del mal moral y lleva a plenitud su humanidad. Siendo conscientes de las graves derivas del liberalismo económico y del liberalismo ético, queremos recordar que el cristianismo es más actual que nunca, y ofrece a todos su patrimonio de perenne actualidad porque proclama un humanismo personalista y comunitario. Mirando a Cristo, la Iglesia anuncia al hombre redimido del pecado, abierto a los demás y a Dios Creador, firmemente anclado en El, fuente y garante de los valores que orientan la actuación de los individuos y de los pueblos. Las culturas laicas, que se enfrentan sobre diversas visiones antropológicas, no deben mirar con sospecha al mensaje cristiano, que desde siempre abre el ala de la fe y el ala de la razón. Las dos alas pertenecen al hombre y a la historia europea y están en la base de nuestra civilización. La Iglesia, dando testimonio de la verdad de la fe, participa en el debate cultural y social con el propio patrimonio de sabiduría y cultura, presentando las elaboraciones de la recta razón. El intento de rediseñar los fundamentos naturales de la sociedad, como la familia o la convivencia de las diversas tradiciones históricas y religiosas, es considerado no casual.
Nos interrogamos sobre el fin de posturas molestas y de sistemático descrédito que expresan intolerancia, y a veces también discriminación e incitación al odio hacia la fe y la doctrina cristiana, y por tanto hacia los cristianos. Su voz es considerada por quienes mantienen tales posturas incómoda y es acusada de intolerancia y de oscurantismo: en realidad, es sentida como peligrosa porque es una voz libre que no se pliega a intereses, ni está dispuesta a ceder a los chantajes. Desestabilizar a la persona y a la sociedad no es para el bien del hombre sino que representa intereses partidistas.
Apreciamos especialmente, también a la luz de la enseñanza del Concilio Vaticano II, la libertad humana, que debe ser usada en el respeto a los derechos de las personas, y también a su convicción religiosa.
Hemos tomado conciencia de la grave situación de los católicos de Bosnia-Herzegovina. Queremos acompañar su futuro con atención solidaria y esperamos que se garantice su libertad.
En el contexto europeo, en el que vivimos, auguramos pleno respeto y disponibilidad de diálogo sin prejuicios y arrogancia. Los cristianos sienten su responsabilidad de ciudadanos y tienen un patrimonio de verdad que dos mil años de historia demuestran, en frutos de servicio, de bien y de civilización. Nuestra misión nos compromete a ser pastores sabios de comunidades presentes en la historia como la levadura en la masa, y como lámparas que brillan con la luz de Cristo por el bien de todos.