Rocío Lancho García
En la festividad del Bautismo del Señor, el Santo Padre Francisco ha bautizado a 33 recién nacidos, 20 niñas y 13 niños, en la Capilla Sixtina, continuando con una tradición que comenzó Juan Pablo II y continuó Benedicto XVI.
Al comenzar la eucaristía, el Pontífice preguntó a los padres de los niños por el nombre que han escogido para ellos e hizo la señal de la cruz en la frente de cada pequeño que hoy recibía el sacramento de iniciación cristiana.
En una celebración en la que la solemnidad del lugar y del momento ha sido acompañada por los llantos de los niños, Francisco ha indicado que lo que la leche hace al cuerpo, la Palabra de Dios lo hace para el Espíritu.
Durante la homilía, haciendo referencia a las lecturas, el Papa ha recordado que como un buen padre y una buena madre, Dios quiere dar cosas buenas a sus hijos. El alimento que nos da, ha precisado, es su Palabra. “Su Palabra nos hace crecer, nos hace traer buenos frutos en la vida, como la lluvia y la nieve hacen bien a la tierra y la hacen fecunda”. Por ello, el Pontífice ha pedido a los presentes, que den ejemplo a los niños leyendo un fragmento del Evangelio cada día.
Del mismo modo, ha subrayado el Papa, que padre, padrinos, madrinas, abuelos, tíos, ayudarán “a estos niños a crecer bien si les dais la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús”.
Como ya hizo el año pasado en esta misma ocasión, el Santo Padre ha pedido a las madres que amamanten a los niños si están llorando porque tienen hambre. Francisco ha dado las gracias al Señor “por el don de la leche” y ha rezado por esas madres que no están en condiciones de dar de comer a sus hijos.
A continuación, el Papa ha recordado que lo que la leche hace por el cuerpo, la Palabra de Dios lo hace por el espíritu: “la Palabra de Dios hace crecer la fe”. Asimismo ha indicado que es en la fe de la Iglesia, en la que estos niños reciben el Bautismo. “Pero mañana, con la gracia de Dios, será su fe, su ‘sí’ personal a Jesucristo, que nos dona el amor del Padre”, ha explicado.
Por otro lado, ha señalado que el Bautismo nos inserta en el cuerpo de la Iglesia, en el pueblo santo de Dios. “Y en este cuerpo, en este pueblo en camino, la fe es transmitida de generación en generación: es la fe de la Iglesia”. Es un pasarse de mano en mano la vela de la fe, algo que tal y como ha recordado el Papa, se experimenta el dia del Bautismo con el gesto de encender las velas en el cirio pascual. Y así, el Papa ha pedido a los presentes que enseñen a sus hijos que “no se puede ser cristiano fuera la Iglesia, no se puede seguir a Jesucristo sin la Iglesia, porque la Iglesia es madre que nos hace crecer en el amor a Jesucristo”.
Otro aspecto abordado por el Santo Padre durante su homilía ha sido que en el Bautismo somos consagrados por el Espíritu Santo. Por eso ha recordado que la palabra cristiano significa consagrado como Jesús, “en el mismo Espíritu en el que ha estado inmerso Jesús en toda su existencia terrena”. De este modo, Francisco ha exhortado a padres y padrinos a ayudar a estos niños a crecer “inmersos” en el Espíritu Santo, es decir, “en el calor del amor de Dios, en la luz de su Palabra”. Y para ello, el Pontífice les ha recordado que invoquen a menudo al Espíritu Santo, todos los días.
Después de la homilía y la profesión de fe, cada pareja se ha acercado a la pila bautismal y el papa Francisco ha derramado el agua sobre los 33 niños mientras pronunciaba sus nombres.