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Juan Pablo II fue sin duda un pionero de la defensa de los derechos humanos de la mujer, y sus cartas son esas que todo hombre debiera leer
Una carta a las mujeres, también para los hombres
Un jefe de estado envió una carta a cada mujer del mundo, a cada una y a todas. Sin embargo, el destinatario último también era el hombre, ya que su petición urgente sólo era posible con su colaboración. Hoy podemos preguntarnos ¿qué dijo y qué pasó con aquella carta escrita en 1995?
Una carta muy especial para cada mujer, y también, para cada hombre.
1. Porque ves al hombre…
A cada una de vosotras dirijo esta carta con objeto de compartir y manifestar gratitud…
A ti que quizás, más aún que el hombre, ves al hombre, lo ves con el corazón.
Lo ves independientemente de los diversos sistemas ideológicos y políticos.
Lo ves en su grandeza y en sus límites, y tratas de acercarte a él y serle de ayuda.
2. Tu aportación es indispensable
Te doy gracias, mujer-trabajadora que participas en todos los ámbitos de la vida…
Tu aportación es indispensable para la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas en humanidad.
Elaboras una cultura capaz de integrar razón y sentimiento.
Tu concepción de la vida está abierta al misterio.
No dejes de destacar por tu competencia, profesionalidad, capacidad intelectual y sensibilidad.
Es bueno conseguir la efectiva igualdad de tus derechos como persona, tu salario y desarrollo profesional, sin olvidarse de tus derechos en la familia…”
3. El mundo necesita el valor de la feminidad
“Ciertamente, aún queda mucho por hacer para que el ser mujer y madre no comporte una discriminación. Es urgente alcanzar en todas partes:
− la efectiva igualdad de los derechos de la persona.
− igualdad de salario respecto a igualdad de trabajo.
− tutela de la trabajadora-madre,
− justas promociones en la carrera,
− igualdad de los esposos en el derecho de familia,
− reconocimiento de todo lo que va unido a los derechos y deberes del ciudadano.
4. Será precisa una mayor presencia social de la mujer
“Se trata de un acto de justicia, pero también de una necesidad… será precisa una mayor presencia social de la mujer:
- denunciará las contradicciones de una sociedad organizada sobre puros criterios de eficiencia y productividad.
- obligará a replantear sistemas en favor de la humanización que configuran la «civilización del amor.
5. Es hora de condenar con determinación los abusos a la mujer
“Mirando también uno de los aspectos más delicados de la situación femenina en el mundo, cómo no recordar la larga y humillante historia −a menudo «subterránea»− de abusoscometidos contra las mujeres en el campo de la sexualidad? A las puertas del tercer milenio no podemos permanecer impasibles y resignados ante este fenómeno. Es hora de condenar con determinación, empleando los medios legislativos apropiados de defensa, las formas de violencia sexual que con frecuencia tienen por objeto a las mujeres”.
6. El camino: concienciar
“….El camino del pleno respeto de la identidad femenina no está solamente en la denuncia, … sino también y sobre todo en un eficaz e ilustrado proyecto de promoción, que contemple todos los ámbitos de la vida femenina, a partir de una renovada y universal toma de conciencia de la dignidad de la mujer.
San Juan Pablo II: el jefe de estado autor de esta carta
Juan Pablo II fue sin duda un pionero de la defensa de los derechos humanos de la mujer, y sus cartas son esas que todo hombre debiera leer.
Su deseo fue satisfacer una deuda, la del reconocimiento del valor de la feminidad y su necesidad para el mundo. “Juan Pablo II reconoce abiertamente que la Iglesia ha empezado muy tarde a desvelar su tesoro” (Juan Pablo II y la vocación de la mujer. Jutta Burggraf 2011).