Cardenal Osoro: “Protejamos la salud de todos”
Indicaciones
- Prevenir el contagio es una responsabilidad ciudadana y cristiana de primer orden en estos momentos. Cada persona y su comportamiento es el más importante factor de protección. Reitero las recomendaciones que os hice en la nota que emitimos el martes pasado, 10 de marzo, y la conveniencia de atender lo que determinen las autoridades sanitarias en cada momento.
- Tenemos el deber de limitar al máximo la actividad grupal en todos los ámbitos de la Iglesia diocesana. La prudencia y la creatividad nos indicarán, en cada caso, cómo no dejar de atender servicios básicos. A modo de ejemplo, la Delegación de Catequesis está preparando catequesis no presenciales.
- Todos los fieles cristianos de la diócesis de Madrid están dispensados de la asistencia a la celebración dominical. Podemos seguir la santa Misa por radio o televisión, así como por internet. El Arzobispado de Madrid está retransmitiendo por su canal de YouTube (www.youtube.com/archimadrid) la celebración de la Eucaristía diariamente, a las 19:00 horas desde la catedral de Santa María la Real de la Almudena. La comunión espiritual es una práctica tradicional de la Iglesia que hemos de recuperar en estas dolorosas circunstancias, y puede ser ocasión de santificación y de comunión eclesial.
- Aunque sea con un número muy limitado de fieles, incluso sin ellos, procuren los sacerdotes celebrar diariamente la Eucaristía, ofreciéndola especialmente por las personas fallecidas y enfermas, y poniendo como intención la superación de esta pandemia. En cualquier caso, la limitación de no ocupar más de un tercio del aforo de las parroquias, iglesias y oratorios es de obligado cumplimiento.
- En el rezo de la Liturgia de las Horas y en todas las Eucaristías se debe pedir para que el Señor ilumine y dé fuerza al personal sanitario, vele por los enfermos y a todos nos haga responder con responsabilidad y solidaridad a este nuevo desafío, ocasión de conversión.
- Las medidas más concretas en cada caso, incluida la suspensión de la Eucaristía pública, podrán ser prudencialmente adoptadas por los vicarios episcopales en comunicación continua con el arzobispo y sus obispos auxiliares; a expensas también de nuevas indicaciones de las autoridades sanitarias.
- Para las Confesiones se debe buscar un espacio amplio en los despachos y locales de la Iglesia.
- Insisto en que en esta situación adversa no podemos olvidar el deber de atención espiritual y material a los enfermos, a los ancianos, a los pobres, a los niños y a las personas vulnerables, que en nuestra tradición ha constituido siempre la máxima preocupación para la Iglesia.
Asimismo, anima a la gente a quedarse en casa y extremar las precauciones, viviendo esta cuarentena como una “oportunidad inesperada para la oración y la quietud, para encomendarnos a Dios, que es fuente de salvación y de esperanza”.
Evangelio de la samaritana
Este domingo, 15 de marzo de 2020, III de Cuaresma, se va a proclamar el Evangelio de la samaritana, “donde se nos presenta a Jesús cansado del camino y sentado junto a un pozo en territorio samaritano. Pide de beber a una mujer que reacciona preguntándole: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?, porque entre judíos y samaritanos había una tremenda barrera religiosa. Nosotros, gracias a Dios, sabemos que todos somos hijos de Dios y hermanos”, asegura el cardenal Osoro.
Anima a todos los españoles a que se ayuden “unos a otros y no tengamos reparos en cuidarnos, permaneciendo especialmente pendientes de quienes más lo necesitan. Es bueno que, en estos momentos, obremos según nos dicen las autoridades sanitarias nacionales y autonómicas para atajar y vencer esta pandemia. Y que agradezcamos el esfuerzo y la entrega del personal sanitario, que piensa más en los demás que en ellos mismos”.
Oración y diálogo
El presidente de la CEE invita a “la oración y el diálogo con el Señor para descubrir nuestra verdad como hizo la samaritana. Dejemos que Jesús toque nuestro corazón en esta situación. Tengamos esperanza y pidamos con todas nuestras fuerzas lo que aquella mujer pidió”.
“Podemos hacerlo, por intercesión de la Virgen, con una oración que el Papa Francisco ha compuesto para estos momentos: Oh, María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la Cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros de que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba”, añade Mons. Osoro en su carta.