Mientras Rusia bombardea Jarkov, y un convoy de tanques rusos se dirige a Kiev, más de medio millón de ucranianos huyen de su país, asegura la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). El Papa Francisco ha pedido para hoy, inicio de la Cuaresma, oración especial y ayuno por la paz en Ucrania, y poner “rostro e historias concretas de sufrimiento”, se ha recordado en una Jornada en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma).
Ajmal Rahmani, por ejemplo, salió de Afganistán hace un año pensando que iba a encontrar la paz en Ucrania, pero ahora huye de nuevo hacia Polonia, junto a miles de refugiados, por el avance ruso, cuenta France Press desde Medyka, Polonia. “Huí de una guerra, y me veo en otra. No he tenido mucha suerte», se lamenta este afgano de unos cuarenta años, que acaba de llegar a Polonia junto a su mujer Mina, su hijo Omar, de 11 años, y su hija Marwa, de siete, que no se separa de su perro de peluche marrón”.
Se estima que el número de los refugiados ucranianos hacia otros países podría alcanzar los cinco millones, según una evaluación del Pentágono y la inteligencia estadounidense citada hace unos días por The Washington Post. El éxodo generaría, ya lo está provocando, una crisis humanitaria de grandes proporciones en países vecinos, la mayoría en Polonia.
Polonia: 300.000, más 1,5 millones actuales
Se trata del éxodo “más grande dentro de Europa” desde la guerra de los Balcanes. Naciones Unidas ha alertado de que este número se podría incrementar en los próximos días, señala El Debate citando fuentes de Europa Press, teniendo en cuenta que la mayoría son mujeres y niños.
“Esta cifra ha ido aumentando exponencialmente, hora tras hora, literalmente, desde el jueves. He trabajado en crisis de refugiados durante casi 40 años y rara vez he visto un éxodo de personas tan increíblemente rápido”, ha asegurado el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi.
Ucrania tiene frontera con siete países. Rusia al norte y el este, Bielorrusia en el norte, Polonia y Eslovaquia al oeste y Rumania, Hungría y Moldavia en el suroeste. El Mar Negro, al sur. Pues bien, a fecha de ayer, según Acnur, 280.000 migrantes han huido a Polonia, 94.000 han migrado a Hungría, casi 40.000 están actualmente en Moldavia, y 34.000 y 30.000 están en Rumanía y Eslovaquia, respectivamente.
“Quiero felicitar a los gobiernos de los países receptores por permitir el acceso de refugiados a su territorio. El desafío de admitir y registrar, satisfacer las necesidades y garantizar la protección de quienes huyen, es abrumador”, afirma Filippo Grandi.
Los exilados se dirigen a numerosos países, no sólo a los fronterizos. En Trieste (Italia), unas cincuenta personas llegaron en autobús, entre ellas una niña de nueve meses, todas ellas destinadas a casa de amigos o conocidos, principalmente en el norte.
“Construir el futuro con migrantes y refugiados”
El Ministerio de Sanidad de Ucrania ha actualizado el lunes el balance de víctimas civiles como consecuencia de la invasión rusa y, aunque mantiene en 352 la cifra provisional de fallecidos, ha situado ya la de heridos por encima de los 2.000 –en concreto, 2.040–, señala The Objective.
En su invitación para que este 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, creyentes y no creyentes nos unamos en la oración y ayuno por la paz en Ucrania, el Santo Padre ha manifestado que es “un día para estar cerca del sufrimiento del pueblo ucraniano, para sentir que todos somos hermanos y para implorar a Dios el fin de la guerra”.
Por otra parte, el Papa Francisco subrayó que quien hace la guerra se olvida de la humanidad: “No parte del pueblo, no mira la vida concreta de las personas, sino que antepone a todo los intereses partidistas y el poder. Se confía a la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios. Y se aleja de la gente común, que quiere la paz; en todos los conflictos ―la gente común― es la verdadera víctima, que paga en su propia piel las locuras de la guerra”.
En su Mensaje para este tiempo de Cuaresma, que comienza hoy, el Pontífice alienta, tal como ha informado Omnes: “No nos cansemos de orar. Jesús nos ha enseñado que es necesario ‘orar siempre sin desanimarse’. Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa”.
A continuación, el Papa añade: “Aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida. La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar —y no evitar— a quien está necesitado; para llamar —y no ignorar— a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar —y no abandonar— a quien sufre la soledad. Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados (Fratelli tutti, 193).
“La gente común, la verdadera víctima”
En la misma línea, mirando a la 108 Jornada del Migrante y del Refugiado, que tendrá lugar el 25 de septiembre, el Santo Padre ha elegido como título para su Mensaje “Construir el futuro con los migrantes y los refugiados”, con el fin de subrayar el compromiso al que todos estamos llamados a poner en práctica para construir un futuro que responda al plan de Dios, sin excluir a nadie, ha informado la Sala de Prensa vaticana.
“Construir con” significa, ante todo, reconocer y promover la aportación de los migrantes y los refugiados a esta obra de construcción, porque sólo así se podrá edificar un mundo que garantice las condiciones para el desarrollo humano integral de todos y todas”.
Para favorecer una preparación a la Jornada, la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral lanzará, a partir de finales de marzo, una campaña de comunicación destinada a promover una comprensión profunda del tema y de los subtemas del Mensaje.
Relato veraz del fenómeno migratorio
Precisamente hace unos días, el padre Fabio Baggio recordó algunas iniciativas que el Sección Migrantes y Refugiados de este Dicasterio ha adoptado en los últimos cinco años, en sintonía con el Magisterio del Papa Francisco. Lo hizo en una Jornada de estudio en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz sobre la narración del fenómeno migratorio, celebrada el día 16 de febrero, y promovida por su Facultad de Comunicación y la Asociación ISCOM, en colaboración con el Comité de Información Migrantes y Refugiados, informa Antonino Piccione.
El objetivo, según sus promotores, era promover un relato veraz del fenómeno migratorio sin partir de las narrativas polarizadas o estérilmente divisorias, respetando la dignidad de las personas implicadas (la dignidad “es la piedra angular de nuestro compromiso, de nuestra pasión civil”, mencionó el Jefe de Estado italiano Sergio Mattarella, en su discurso del 3 de febrero) en línea con la ética profesional y la deontología.
El padre Fabio Baggio señaló, en particular, que «hay que prestar especial atención a la cuestión del trabajo, que está al servicio del hombre, y no al contrario. Los desempleados, o aquellos con trabajos irregulares y precarios, corren el riesgo de verse relegados a los márgenes de la sociedad”. “Un reto ―subrayó el padre Baggio―, que supone un gran desafío para los migrantes y refugiados: “muchos de ellos están como si no existieran, expuestos a diversas formas de esclavitud y explotación”.
“¡Escuchemos estas historias!”, es la exhortación del Papa Francisco. “Cada uno será entonces libre de apoyar las políticas migratorias que considere más adecuadas para su propio país. Pero tendremos ante nuestros ojos, en cualquier caso, no números, no invasores peligrosos, sino rostros e historias de personas concretas, miradas, expectativas, sufrimientos de hombres y mujeres a los que escuchar”.
Un nombre y una historia a cada migrante
“Para superar los prejuicios sobre los inmigrantes y derretir la dureza de nuestros corazones, deberíamos intentar escuchar sus historias. Darle un nombre y una historia a cada uno de ellos”.
A raíz del Mensaje del Santo Padre Francisco para la 56ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en la Jornada académica universitaria se proyectaron algunos testimonios de refugiados, recogidos por el Centro Astalli.
Las contribuciones en vídeo ofrecieron a Mario Marazziti, de la Comunidad de Sant’Egidio, la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de la “verdadera acogida” y la “verdadera integración”, a la luz de una experiencia personal en el origen de un gran acontecimiento colectivo. “Estuve en Lampedusa dos días después del gran naufragio. 172 cuerpos debían ser recuperados”, recoge Antonino Piccione.
Ese 5 de octubre de 2013, decidimos ‘inventar’ los corredores humanitarios para seguir siendo humanos, nosotros y Europa, señaló Mario Marazziti. “Gracias al patrocinio y a la sociedad civil, desde entonces 4.500 refugiados han reanudado su vida en Italia y el resto del continente gracias a Sant’Egidio, las Iglesias protestantes, la Iglesia, los ciudadanos de a pie, y un modelo de integración a disposición de los gobiernos. ‘Humanizar’ ya no puede ser hoy sólo un hecho extraordinario.
Debemos evitar la “globalización de la indiferencia”denunciada por Francisco en Lampedusa. Gian Guido Vecchi, del Corriere della Sera, informó: “Tras saludar uno por uno a los refugiados en el campo de Lesbos, el Papa dijo: ‘Estoy aquí para miraros a los ojos. Los que te temen no han visto tu rostro’. ¿Cómo romper el muro del miedo y la indiferencia? ¿Cómo se informa de la tragedia de la migración? Para un periodista, se trata paradójicamente de dar un paso atrás. La lección de Flaubert: no muestres tus emociones, sino conmueve al lector y muestra los detalles, los rostros, las historias”.
En la Jornada intervinieron también, entre otros, Stefano Allievi, profesor de Sociología de Universidad de Padua, y Adele Del Guercio, del Departamento de Ciencias Humanas y Sociales (Universidad de Nápoles L’Orientale). La percepción del fenómeno derivado de la comunicación ―incluidas las redes sociales ―, centraron el debate moderado por el notario Vincenzo Lino, entre Aldo Skoda (Universidad Pontificia Urbaniana) y Fabrizio Battistelli (presidente del Instituto Internacional de Investigación Archivio Disarmo). Por último, Raffaele Iaria (Fundación Migrantes), Annalisa Camilli (Internazionale) y Nello Scavo (Avvenire) debatieron sobre la relación entre la verdad y la profesión periodística. Para este último, “el peor enemigo de los periodistas y del periodismo no es el crimen, sino la mentira del Estado”.
El Mediterráneo, frontera de paz
Para completar este recorrido por el fenómeno migratorio, en este caso provocado por la crisis ruso-ucraniana, no viene mal recordar el encuentro de obispos y alcaldes de los pueblos costeros del Mediterráneo, celebrado este fin de semana por iniciativa de la Conferencia Episcopal Italiana, del que ha informado Omnes.
Se trata de la segunda iniciativa de este tipo, dirigida personalmente por el cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. La primera tuvo lugar hace dos años, justo antes del estallido de la pandemia, en Bari, con la presencia del Papa Francisco, que no ha podido acudir este año. En torno a sesenta obispos de una veintena de países costeros del ‘mare nostrum’ han participado en el encuentro, para reflexionar sobre cómo hacer de él cada vez más una ‘frontera de paz’.
El cardenal Gualtiero Bassetti lamentó el “terrible escenario” que vive Ucrania en medio de la invasión que sufre a manos de Rusia, y realizó un llamamiento para “detener la locura de la guerra”. “Con los obispos presentes en Florencia”, dijo, “hemos expresado nuestro dolor por el terrible escenario de Ucrania. Hemos apelado a la conciencia de los responsables políticos para que dejen de usar las armas”, añadió.
Fuente: omnesmag.com