Francisco Otamendi
Llegan días de descanso, y no viene mal repasar qué concepto de descanso tenemos. Existen dos premisas bíblicas. Dice el Génesis 2,1-2: ”Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. Y habiendo concluido (Dios) el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo”. Y Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”.
El texto del Génesis prosigue así: “Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó”. Así santificó Dios el descanso, como haría Jesús con el trabajo (treinta años en el taller de José), y también con el descanso, cuando estaba fatigado del camino.
El que suscribe es periodista, no experto en Sagrada Escritura, ni en artes vacacionales, ni en psicología. Tan solo se recogen aquí algunos puntos que pueden ayudarnos a descansar, en alguno de los significados del término que recoge la Real Academia Española. Son éstos:
1. Cesar en el trabajo, reparar las fuerzas con la quietud.
2. Tener algún alivio en las preocupaciones.
3. Desahogarse, tener alivio o consuelo comunicando a un amigo o a una persona de confianza los males o penalidades.
4. Reposar, dormir.
5. Dicho de una persona: estar tranquila y sin cuidado por tener la confianza puesta en algo o alguien.
6. Aliviar a alguien en el trabajo, ayudarle en él.
Hay más significados del término “descansar”, pero éstos son suficientes para una rápida reflexión con una óptica cristiana, que cualquiera puede realizar.
1. Cesar en el trabajo, reparar las fuerzas con la quietud
Es la primera acepción. Señala el Catecismo de la Doctrina Católica que “así como Dios ‘cesó el día séptimo de toda la tarea que había hecho’ (Gn 2, 2), así también la vida humana sigue un ritmo de trabajo y descanso. La institución del día del Señor contribuye a que todos disfruten del tiempo de descanso y de solaz suficiente que les permita cultivar su vida familiar, cultural, social y religiosa” (n. 2184).
2. Tener algún alivio en las preocupaciones
Escribe san Mateo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.
En el conocido fragmento del abandono en la Providencia, san Lucas recoge. “Y dijo a sus discípulos: ‘Por eso os digo: no os inquietéis por la vida, qué vais a comer; ni por el cuerpo, con qué os vais a vestir, pues la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. Fijaos en los cuervos: ni siembran ni cosechan, no tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta; ¡cuánto más valéis vosotros que los pájaros! ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? Por tanto, si no podéis lo más pequeño, ¿por qué inquietaros por lo demás?”
3. Desahogarse, comunicar a un amigo males o penalidades
Papa Francisco: “Dios, en el Decálogo, muestra otra luz de lo que es el descanso, que es ‘la contemplación y la alabanza’. “Al descanso como fuga de la realidad, el Decálogo opone el descanso como bendición de la realidad”, añadió en una Audiencia general en 2018.
“Para nosotros cristianos, el día del Señor es el domingo, y en la Eucaristía, que significa ‘dar gracias’, se encuentra el culmen de esa jornada de contemplación y bendición, en la que acogemos la realidad y alabamos al Señor por el don de la vida, dándole gracias por su misericordia y por todos los bienes que nos concede”. Descansar en el Señor es doctrina asentada en autores espirituales. Francisco ha recordado en varias ocasiones las palabras del Salmo: “Solo en Dios descansa mi alma”, y la necesidad de cultivar el silencio y la oración.
En la misma catequesis, el Papa manifestó que “el reposo es también un momento propicio para la reconciliación, para confrontarnos con las dificultades sin escapar de ellas, para encontrar la paz y la serenidad de quien sabe valorizar lo bueno que tiene, incluso en el lecho del dolor o en la pobreza”.
4. Reposar, dormir
Numerosos médicos, psiquiatras y psicólogos, han argumentado las propiedades beneficiosas del sueño, en una sociedad en la que a menudo se recorta el tiempo necesario para dormir. También lo han hecho con el apoyo del ejercicio moderado, según edades y con indicación o supervisión médica.
5. Estar tranquilos y sin cuidado por confiar en algo o alguien
En los puntos 2 y 3 se ha mencionado esta cuestión. Quizá se puede añadir la conveniencia de cultivar la amistad, ese tipo de amor que se da “en dos direcciones y que desea todo bien para la otra persona, amor que produce unión y felicidad”, como escribió san Juan Pablo II, y sobre la que ha meditado el Papa Francisco en la Exhortación apostólica Christus vivit y en sus catequesis.
6. Aliviar a alguien en el trabajo, ayudar a otra persona
Ocuparse de los demás, en especial de los más necesitados, pobres, ancianos y enfermos, además de cumplir el mandato de la caridad, es siempre beneficioso para el espíritu, y buena prueba de ello son los testimonios de numerosas personas que se entregan a los otros.
Fuente: omnesmag.com