El diálogo entre luteranos y católicos debe avanzar
Audiencia del Papa a una delegación evangélica luterana de Estados Unidos
Distinguidos amigos:
Estoy encantado de agradecer al obispo Mark Hanson y a todos vosotros por vuestra presencia aquí hoy para esta visita ecuménica.
Desde el comienzo de mi pontificado, me ha alentado que las relaciones entre católicos y luteranos hayan seguido creciendo, especialmente a nivel de colaboración práctica en el servicio del Evangelio. En su Carta Encíclica Ut unum sint, mi querido predecesor, el Papa Juan Pablo II describió nuestras relaciones como "fraternidad reencontrada" (No. 41). Espero profundamente que la continuación del diálogo luterano-católico, tanto en los Estados Unidos de América como en el plano internacional, ayudará a construir sobre los acuerdos alcanzados hasta ahora. Una importante tarea que aún queda será la cosecha de los resultados del diálogo luterano-católico, que de manera tan prometedora comenzó después del Concilio Vaticano II. Para construir sobre lo logrado juntos desde entonces, el ecumenismo espiritual debe estar fundado en la oración ferviente y en la conversión a Cristo, fuente de gracia y de verdad. Que el Señor nos ayude a valorar lo que se ha logrado hasta ahora, para guardarlo con cuidado, y para fomentar su desarrollo.
Para concluir, quiero renovar el deseo expresado por mi predecesor, durante cuyo pontificado se llevó a cabo tanto en el camino hacia la plena unidad visible entre los cristianos, cuando dijo a una delegación similar de la Iglesia Luterana en América: "Ustedes son bienvenidos aquí. Alegrémonos de que un encuentro como este puede tener lugar. Hagamos el propósito de estar abiertos al Señor para que pueda utilizar esta reunión para sus propósitos, para lograr la unidad que él desea. Gracias por los esfuerzos que estáis haciendo para la plena unidad en la fe y la caridad "(Address to the Bishops of the Lutheran Church in America, 26 de septiembre de 1985).
Sobre vosotros y sobre todos aquellos confiados a vuestro cuidado pastoral, invoco de corazón las abundantes bendiciones del Dios Todopoderoso.
Desde el comienzo de mi pontificado, me ha alentado que las relaciones entre católicos y luteranos hayan seguido creciendo, especialmente a nivel de colaboración práctica en el servicio del Evangelio. En su Carta Encíclica Ut unum sint, mi querido predecesor, el Papa Juan Pablo II describió nuestras relaciones como "fraternidad reencontrada" (No. 41). Espero profundamente que la continuación del diálogo luterano-católico, tanto en los Estados Unidos de América como en el plano internacional, ayudará a construir sobre los acuerdos alcanzados hasta ahora. Una importante tarea que aún queda será la cosecha de los resultados del diálogo luterano-católico, que de manera tan prometedora comenzó después del Concilio Vaticano II. Para construir sobre lo logrado juntos desde entonces, el ecumenismo espiritual debe estar fundado en la oración ferviente y en la conversión a Cristo, fuente de gracia y de verdad. Que el Señor nos ayude a valorar lo que se ha logrado hasta ahora, para guardarlo con cuidado, y para fomentar su desarrollo.
Para concluir, quiero renovar el deseo expresado por mi predecesor, durante cuyo pontificado se llevó a cabo tanto en el camino hacia la plena unidad visible entre los cristianos, cuando dijo a una delegación similar de la Iglesia Luterana en América: "Ustedes son bienvenidos aquí. Alegrémonos de que un encuentro como este puede tener lugar. Hagamos el propósito de estar abiertos al Señor para que pueda utilizar esta reunión para sus propósitos, para lograr la unidad que él desea. Gracias por los esfuerzos que estáis haciendo para la plena unidad en la fe y la caridad "(Address to the Bishops of the Lutheran Church in America, 26 de septiembre de 1985).
Sobre vosotros y sobre todos aquellos confiados a vuestro cuidado pastoral, invoco de corazón las abundantes bendiciones del Dios Todopoderoso.