11/17/13

'Cásate y sé sumisa'

Iván de Vargas


El arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, ha difundido un comunicado en relación a la publicación en español por la Editorial Nuevo Inicio del libro “Cásate y sé sumisa”, escrito por la periodista italiana Costanza Miriano. "Ni esta obra, ni ninguna declaración mía, han promovido ningún acto de violencia a la mujer", afirma Mons. Martínez. 
En su escrito, el arzobispo de Granada señala que "la valoración y la opinión personal sobre la obra que ha desatado la polémica, como sobre cualquier obra literaria, de cualquier tipo, o sobre cualquier pronunciamiento humano, es, por supuesto, libre y legítima, pero no lo son la ofensa, el insulto o la calumnia". 
"Ni esta obra, ni ninguna declaración mía jamás, ha justificado o excusado, y menos aún, promovido, ningún acto de violencia a la mujer", aclara. Si embargo, prosigue, "sí que favorece y facilita la violencia a las mujeres, en cambio, la legislación que liberaliza el aborto, al igual que todas las medidas que debiliten o eliminen el matrimonio, en la medida en que tienden a hacer recaer toda la responsabilidad de un eventual embarazo sobre la mujer dejada a sí misma, sin responsabilidad alguna por parte del varón".
Al comienzo de la nota, Mons. Javier Martínez explica que “las tareas propias de mi misión me han impedido seguir la artificiosa polémica generada con la publicación del libro “Cásate y sé sumisa. Experiencia radical para mujeres sin miedo”, de la periodista italiana Costanza Miriano,  editado en España por la Editorial Nuevo Inicio”. “No es mi intención defender el libro, que se defiende por sí solo, ni justificar su título o el del que le sigue (que será publicado en breve), que forma un díptico con él y que lleva por título “Cásate y da la vida por ella. Hombres de verdad para mujeres sin miedo”, añade.
“Desde el ámbito pastoral y eclesial que a mí me corresponde —apunta— sólo quiero señalar que la obra ha sido positivamente reconocida como “evangelizadora” por L´Observatore Romano y que su autora, Dña. Constaza Miriano, ha sido invitada a participar en el reciente Seminario organizado por el Pontificio Consejo para los Laicos con la ocasión del XXV aniversario de la publicación de la Carta Apostólica del Beato Juan Pablo II “Mulieris Dignitatem”, sobre la dignidad de la mujer”. “Los dos libros —prosigue—  han sido recomendados por el Consejo Pontificio para los Laicos y por el Consejo Pontificio para la Familia”. “Estos parámetros indican, con mayor claridad que cualquier comentario de prensa, que la posición de la editorial en estos dos libros es acorde con las enseñanzas de la Iglesia”, subraya.
Además, Mons. Javier Martínez destaca que “la editorial constituye un humilde, pero precioso instrumento pastoral al servivio de la Nueva Evangelización. Sus publicaciones están marcadas por el amor a lo humano, cuya plenitud se revela y se da en Cristo, y por una libertad grande con respecto a la dogmática de la cultura dominante”.
En ese contexto, explica, “la polémica generada por este libro —que entiendo acorde en su contenido con las enseñanzas sobre el amor esponsal de Juan Pablo II, pero que no pretende más que ser el precioso testimonio de amor y de libertad de una mujer cristiana de hoy—, resulta ridícula e hipócrita”. Es más, “las personas medianamente informadas saben perfectamente, a estas alturas, que el libro, y hasta mi pobre persona, no somos más que una excusa”.
Por este motivo, el arzobispo de Granada denuncia que “quienes promueven y agitan esta polémica tienen otros intereses y otros motivos que no son precisamente la defensa de la mujer o la preocupación por su dignidad. Se trata, más bien, de dañar a la única institución —al único sector de la sociedad, al único trozo de pueblo vivo— que se resiste a ser domesticado por el rodillo de la cultura dominante: el pueblo cristiano”. “Ése es el estorbo, y todo lo demás son excusas. Hasta el tiempo elegido para montar todo este ruido está en función de ese fin”, enfatiza.
Mons. Javier Martínez pide también que “quien realice tales acusaciones con respecto al libro deberá  ser riguroso y especificar la página y el párrafo en que aparezca la más mínima justificación o excusa de ningún tipo de violencia, porque, aparte de descalificaciones gratuitas que cualquiera puede hacer, o de manipulaciones groseras, no las encontrará. Como tampoco las encontrará en mis palabras. Sencillamente porque esos pensamientos que algunos gratuitamente me atribuyen no son ni han sido nunca míos, ni de mi entorno eclesial, ni de la Tradición cristiana". Y concluye, "quien me acuse de ellos sólo podrá hacerlo tergiversando mis palabras, cuyo contenido es notorio y público”.


Sumisas y censoras

Ignacio Aréchaga

La polémica suscitada por la versión española del libro de la periodista italiana Costanza Miriano, Cásate y sé sumisa, ha servido para revelar la vocación censora que  ha arraigado en algunos sectores políticos, cuando se trata de defender un pensamiento único en cuestiones de género. Enmendando la plana a Voltaire, estos políticos y estas feministas han amenazado: “No estoy de acuerdo con lo que dices, y estoy dispuesto a recurrir al fiscal para que no puedas expresarlo”.  Les ha bastado leer el título para exigir que el libro se retirara de las librerías y hasta han advertido que estaban dispuestos a recurrir al brazo secular de la fiscalía para  castigar al culpable por “favorecer la violencia de género”.
Algunas feministas se han escandalizado solo con leer el título. Pero si la función de un título es llamar la atención, no cabe duda de que Cásate y sé sumisa ha demostrado ser un título eficaz. No va a ser tan ingenuo el editor como para ponerle a estas alturas del partido  Sé insumisa contra el patriarcado.
Si uno confronta sus acusaciones y  las respuestas de la autora, da la impresión de que  los críticos no han leído el libro, cosa que tampoco es de extrañar ya que los políticos de ese nivel  pasan tanto tiempo haciendo declaraciones que no suelen tener tiempo para leer los libros sobre los que opinan. Y si, además, es un libro publicado por una editorial del arzobispado de Granada, ya de por sí es sospechoso.
Como yo tampoco lo he leído, me abstengo de valorarlo. Pero si el libro original ha vendido más de 50.000 ejemplares, sin que nadie en Italia le haya acusado de humillar a la mujer ni de favorecer la violencia de género,  confío más en el buen sentido de los italianos que en los que han lanzado la fatwa contra la autora en Granada.
A las ideas de un libro que escuece, se contesta con otras ideas. Pero cuando uno tiene ideas débiles, lo más fácil es rasgarse las vestiduras con escándalo victoriano, y pedir que el libro sea retirado de la vista del público. Invocar la violencia de género se ha convertido así en el nuevo mantra que dispensa de cualquier debate que tenga que ver con la mujer. Dispensa incluso de preguntarse por qué la ley de violencia de género está siendo tan ineficaz para combatir ese fenómeno.
El resultado es bastante esperpéntico. Enarbolando la sagrada bandera de la autonomía de la mujer, se pretende silenciar a la escritora italiana; y para luchar contra la sumisión, se exige que la autora se someta a la censura de lo políticamente correcto.
Pero Costanza Miriano, periodista que trabaja en la RAI, católica y madre de cuatro hijos, ha demostrado ser una librepensadora con arrestos, que no se deja intimidar fácilmente. Según ha declarado, su libro parte del pensamiento de San Pablo, que invita al marido y a la mujer a someterse mutuamente, siempre con la misma dignidad. Frente a la tendencia femenina que es el deseo de control, Miriano aconseja: “fíate de tu marido, obedécele, haz un esfuerzo por ver lo bueno de lo que él dice y hace”.  Frente a la tendencia al egoísmo del varón, le recuerda “Cásate y da la vida por ella” (título de su siguiente libro). El problema es que este sometimiento mutuo va a contracorriente de la idea de ver la relación de pareja como una lucha de poderes, tesis que se presenta con pretensiones de dogma.
Si la idea de sumisión resulta tan escandalosa, me pregunto cómo es que los críticos de Miriano no reaccionaron antes contra un best seller como 50 sombras de Grey, el novelón basado en una relación entre hombre dominante y sumisa complaciente. Pero parece que la historia de una víctima voluntaria de prácticas eróticas es mejor tolerada dentro del postfeminismo libertario. Dicen que la saga de Grey ha encontrado sobre todo un público femenino, y más entre casadas. ¿No habría que preguntarse si esta visión de la mujer no contribuye a reducirla a un mero instrumento de placer? Pero, claro, este libro no lo ha  publicado una editorial católica, así que lo progresista es no escandalizarse ante lo que ha sido calificado de “porno para mamás”.
Pero, por lo menos, deberían dejar también en paz a mujeres como Costanza Miriano, que se sienten suficientemente “empoderadas” como para escribir lo que sienten.