Rocío Lancho García
Los jóvenes de Bosnia han acudido a compartir con el Santo Padre, el que ha sido el último encuentro de la jornada de Francisco en Sarajevo. El evento ha tenido lugar en el Centro Juan Pablo II. Una estructura de la arquidiócesis que está abierta a los jóvenes de las distintas etnias y confesiones religiosas.
Desde el palco el Papa ha asistido a los animados cantos y coreografías organizados por los jóvenes y niños. Además, ha podido escuchar el testimonio de dos jóvenes: uno católico y otra ortodoxa.
Darko Majstorovic, joven profesor de educación física y presidente de la asociación de los estudiantes católicos Emaús ha observado que este encuentro es una invitación “a no tener miedo frente a los desafíos de nuestras diferencias, para salvaguardar a los otros, para salvaguardarnos a nosotros mismo, para que tolerancia y conciliación sean la carta ganadora de un mañana mejor”.
Por su parte, Nadezda Mojsilovic, miembro de la iglesia ortodoxa serbia, ha hablado del proyecto “Caminando juntos” para jóvenes, del que es coordinadora. Este proyecto tiene como objetivo “conocerse a través del trabajo, reconocer las similitudes y aceptar las diferencias recíprocas con comprensión y tolerancia”, porque solo evitando los prejuicios se alimenta el deseo de conservar la paz en Bosnia-Herzegovina.
Siguiendo con el ritmo natural y cordial del encuentro, el Santo Padre ha decidido dejar nuevamente los papeles para hablar improvisando. De este modo, ha respondido a las preguntas de tres jóvenes presentes en el escenario.
Una primera pregunta ha sido sobre el hecho de que el Papa contó recientemente que no ve nunca televisión. A propósito, Francisco ha explicado que dejó de hacerlo porque sintió que no le hacía bien, le “alienaba”. “Cuando he querido ver una buena película iba al centro televisivo del arzobispado y la veía allí”, ha contado.
Es verdad --ha bromeado-- que yo soy de la Edad de Piedra, soy antiguo. Pero, ha proseguido, “entiendo que el tiempo ha cambiado y que vivimos en el tiempo de la imagen”. Y en el tiempo de la imagen, ha explicado Francisco, “se debe hacer lo mismo que se hacía en tiempo de los libros, elegir lo que hace bien”.
Sobre este asunto el Papa ha hablado de la responsabilidad de las “cadenas de televisión”, que deben promover valores que construyan a la sociedad, que la lleven adelante y no hacia abajo. Pero también está la responsabilidad de cada uno. “Si yo veo que un programa no me hace bien, que no tiene valores, me lleva a ser vulgar, tanto en vulgaridad como en suciedad. Debo cambiar de canal”.
Finalmente, Francisco ha advertido sobre la fantasía que mata el alma. “Si tú que eres joven, estás pegado al ordenador y te haces esclavo del ordenador, pierdes la libertad. Y si en el ordenador buscas programas sucios, pierdes la dignidad. Ver televisión y usar el ordenador, para cosas bellas grandes, que nos hacen crecer. Esto es bueno”, ha asegurado el Pontífice.
En la segunda pregunta ha respondido a una joven sobre qué ha visto en los jóvenes bosnios. Por eso les ha hablado de una singularidad que ha encontrado en ellos. "Es la primera generación posguerra. Flores de una primavera que quiere ir adelante y no volver a la destrucción, a las cosas que nos hacen enemigos. Yo encuentro en vosotros este deseo y este entusiasmo”, ha explicado Francisco. Nosotros somos, ellos y yo, “somos nosotros”. Queremos ser “nosotros” para no destruir la patria, el país. El Papa les ha invitado ser puentes y no muros.
La última pregunta ha sido un mensaje de paz para los jóvenes de Bosnia. Al respecto, el Pontífice ha advertido que algunos poderosos de la tierra hablan dicen cosas muy bonitas sobre la paz, pero por debajo venden armas. Y que de ellos "yo espero honestidad, pero honestidad entre lo que pensáis, sentís y haceis. Las tres cosas juntas. Lo contrario se llama hipocresía”, ha observado. El Papa espera de esta primera generación de posguerra honestidad, “unión es hacer puentes y dejar que se pueda ir de una parte a otra. Esto es fraternidad”, ha concluido.
La visita del Pontífice a Sarajevo ha concluido desde la terraza de este lugar, impartiendo a los que esperaban fuera su bendición. 'Mir Vama' --la paz esté contigo, en bosnio-- han sido las últimas palabras que Francisco ha querido dejar a la población, que le ha acogido con gran entusiasmo durante esta jornada.