EL MANUSCRITO DEL SACERDOTE
-Un sacerdote debe ser muy grande… y a la vez muy pequeño; de espíritu noble, como si llevara sangre real… y sencillo como un labriego;
- Héroe, por haber triunfado de sí mismo… y hombre que sabe sufrir; fuente inagotable de santidad… y pecador a quien Dios perdonó;
- Señor de sus propios deseos… y servidor de los débiles y vacilantes; uno que jamás se doblegó ante los poderosos… y se inclina, no obstante, ante los más pequeños;
-Dócil discípulo de su Maestro… y siempre dispuesto a servir. Pordiosero de manos suplicantes para los pobres… y mensajero que distribuye los dones más grandes a manos llenas;
- Siempre animoso luchador en el campo de batalla… y madre tierna a la cabecera del enfermo o de quien sufre y llora;
- Anciano por la prudencia de sus consejo, niño por su confianza en los demás; amante de lo humilde y aspirante a lo más sublime…
-El sacerdote: Debe ser hecho para la alegría. Ajeno a la envidia, transparente en sus pensamientos…
- Amigo de la paz, sincero en su decir, que con su vida nos muestre a Jesucristo