CERTEZAS E INCERTIDUMBRES DE LA “REVOLUCIÓN DE LOS JAZMINES”
Monseñor Youannes Zacharia
Hace seis meses de la llamada “primavera árabe”, que derrocó a los viejos regímenes de los países ribereños del sur del Mediterráneo. ¿Qué queda de aquel movimiento, saludado entonces con gran esperanza?
La revolución de la plaza Tahrir de El Cairo no fue un punto de llegada, sino de partida, y el camino es aún incierto, si se producirá una madurez de estas sociedades o si la desestabilización social y política acabará con estas aspiraciones, permitiendo el ascenso de grupos fundamentalistas.
Es la reflexión que monseñor Youannes Zacharia, obispo católico de Luxor, ofrece en esta amplia entrevista realizada por el equipo árabe de ZENIT.
- Ante todo y en general, ¿cómo describiría la situación en Egipto después de la revolución del 25 de enero? ¿Cuál es su influencia especialmente para la presencia cristiana?
Monseñor Zacharia: En primer lugar, quisiera expresar mi agradecimiento y profundo aprecio al equipo editor de ZENIT por todos sus sacrificios y duro trabajo para ofrecer información cristiana de calidad, especialmente a través de su edición en árabe y otras lenguas.
En mi opinión la situación en Egipto después del 25 de enero es oscura. El camino no está claro todavía, y el viaje todavía es largo para poder alcanzar un periodo de estabilidad y de seguridad.
Sí, la revolución tuvo mucho éxito en la Plaza de la Liberación de El Cairo. Consiguió derrocar al régimen militar que gobernaba Egipto desde la revolución del 23 de julio de 1952, liberando a todos los egipcios, destruyendo el muro de miedo y eliminándolo de todos los corazones egipcios. Los alentó a abandonar sus actitudes negativas y a buscar la participación en la acción política. Pero el éxito de esta joven revolución, gracias a sus sacrificios y mártires, ofreció una oportunidad de oro para que algunas fuerzas políticas y comunidades religiosas que estaban prohibidas y eran perseguidas bajo el régimen anterior, rompieran su silencio y trabajaran duro aprovechando esta oportunidad para conseguir sus objetivos, tanto políticos como religiosos.
En cuanto a la presencia de los cristianos egipcios, percibí el final del silencio y de la negatividad que caracterizaban a muchos cristianos egipcios, especialmente después de la revolución del 23 de julio de 1952. La presencia de los cristianos egipcios en la plaza de la Liberación fue honrada, activa y constructiva, especialmente de los jóvenes cristianos. Hasta ahora su participación en los sucesos actuales está todavía viva y es efectiva, y su presencia en las conferencias nacionales y comités populares refleja su preocupación sobre los asuntos de la nación, y que están preparados para colaborar en su desarrollo.
Espero que la presencia de los cristianos egipcios se caracterice por la unidad, renuncie a los desacuerdos denominacionales y no sea aislada. Pero es necesario dialogar y cooperar con todas las fuerzas políticas y religiosas presentes en el panorama egipcio.
- El aumento de movimientos radicales de varios partidos es una realidad... ¿Podrán los coptos de Egipto adaptarse a los últimos acontecimientos?
Monseñor Zacharia: Después de la revolución del 25 de enero, y después de la vuelta a la libertad política en Egipto, y de la caída del muro del miedo, el panorama egipcio ha sido testigo del resurgir de muchas comunidades religiosas y fuerzas políticas que no estaban reconocidas por el anterior régimen y que nunca cooperaron con ellas, sino que intentaban eliminarlas.
Creo que estas comunidades religiosas y fuerzas políticas necesitan más tiempo y trabajo para alcanzar un fase de madurez política a nivel nacional, ser capaces de aceptar a quienes son diferentes de ellos en asuntos de religión, credo, opinión y pensamiento, y finalmente cooperar con todos los egipcios sin excepción y trabajar juntos para una vida mejor y un nuevo estado desarrollado.
Si estas comunidades religiosas y fuerzas políticas fueran capaces de evolucionar y aceptar al esto de partidos diferentes a ellos en términos de religión y pensamiento, los coptos de Egipto cooperarán y vivirán juntos en paz.
- Todo el mundo está pidiendo un estado civil pero las previsiones en Egipto dicen que está más cerca un estado religioso... Eminencia ¿usted qué opina?
Monseñor Zacharia: La experiencia de la gente y la historia de la nación reflejan que la experiencia de un Estado religioso que cree en cierta religión, credo o doctrina está condenada al fracaso sea en Occidente como en Oriente.
En los tiempos modernos, vemos que, en todos los Estados y ciudades del mundo, en el este o en el oeste, hay mucha gente que cree en diferentes religiones y cree en distintas creencias y doctrinas, pero buscan vivir en paz y en armonía. Por la seguridad de la nación en la que viven, piden a todo el mundo el respeto a la religión y la doctrina del otro e invitan a todos los ciudadanos a cooperar con los demás por el bienestar de la sociedad. Por lo tanto, la creación de un Estado religioso no crea la paz interna, y niega los derechos legítimos del grupo que profesa una religión distinta a la del Estado.
A este respecto, recuerdo lo que dijo el Señor Jesús: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”, y recuerdo también el lema de la revolución de 1919 cuando los musulmanes gritaban y los coptos repetían contra el colonizador inglés: “la religión es de Dios y la nación es para todos”, y pedían la creación de un Estado civil que respetase los derechos de todos los ciudadanos.
La doctrina religiosa y los pensamientos de fe en los que creen las personas son muy importantes con respecto a las relaciones íntimas entre Dios y el hombre, y este y su semejante. Tienen también mucha fuerza en la vida diaria y social humana. Cuando la doctrina religiosa está lejos de la plaga del fanatismo horrible, el odio y la ignorancia, es capaz de construir una patria y sembrar semillas de amor y de paz. Finalmente todos los egipcios tienen que mantener sus credos, ya sean musulmanes o cristianos, y construir cordiales relaciones basados en el respeto mutuo, y progresar en el diálogo y la cooperación constructiva para servir a sus sociedades y al país.
- Sohag y Qena, las dos provincias más cercanas a usted, fue testigo, en los últimos dos años del aumento de una crisis sin precedente que llevó a la muerte a algunos coptos... en su opinión ¿Cuáles son las verdaderas razones de este aumento?
Monseñor Zacharia: Sí, últimamente estos dolorosos sucesos entre musulmanes y cristianos han aumentado en todas las provincias y el país entero, y los coptos han sufrido muchas penas y sacrificios y las pérdidas de vidas y de propiedades. Creo que las razones son principalmente la ignorancia, la pobreza y las enfermedades físicas y psicológicas que muchos de los egipcios cristianos y musulmanes sufren. Además de esto, hay tensiones y desacuerdos sectarios creados por el anterior régimen en algunos pueblos y en algunas partes del país. También, no puedo excluir algunas conspiraciones y razones externas e internas que buscan desestabilizar la situación interna y obtener beneficios sectarios
- ¿Qué piensan los coptos de aquellos que hablan de la posibilidad de implementar la ley islámica o imponer el sistema de impuestos en el nuevo Egipto si se forma un gobierno islámico?
Monseñor Zacharia: No puedo hablar en nombre de los coptos, pero puedo dar mi opinión personal. Si los Hermanos musulmanes están convencidos de que la implementación de la ley islámica es inevitable, no me preocupa, pero si es sólo para ellos. Para los no musulmanes, debería haber una aplicación de sus leyes y de los principios de sus doctrinas.
Con respecto a la imposición de un sistema de impuestos, hay una gran cantidad de juicios interpretativos y estudios hechos por expertos musulmanes que rechazan este sistema y afirman que el impuesto que fue creado el principio de la era Islámica fue para defender a los no musulmanes. Y en nuestra época moderna, todos los ciudadanos la defienden. El sistema de diferentes impuestos y cargos del gobierno reemplazó el sistema de impuestos. Creo que este sistema no se impondrá en Egipto de ninguna manera, y como ciudadano cristiano egipcio, rechazo categóricamente ser obligado por mi gobierno a pagar un impuesto para poder preservar mi religión.
La llamada “primavera árabe”, o “revolución de los jazmines”, unió en la plaza Tahrir de El Cairo a jóvenes musulmanes y cristianos, mostrando la voluntad de convivir en una misma nación.
Sin embargo, precisamente estos últimos años han sido testigos del aumento de actos de intolerancia hacia los cristianos, que han provocado preocupación en Occidente, y especialmente en la Iglesia, como se puso de manifiesto durante el Sínodo de los obispos para Oriente Medio, celebrado en Roma en octubre de 2010.
¿Cuál puede ser la aportación de los cristianos al futuro escenario político de estos países? A esta y otras preguntas respondemonseñor Youannes Zacharia, obispo católico de Luxor, en esta segunda parte de una amplia entrevista, realizada por el equipo árabe de ZENIT.
La primera parte se publicó en el servicio de ayer martes 19 de julio (ver www.zenit.org/article-39968?l=spanish), y la tercera y última lo será en el servicio de mañana jueves 21 de julio.
- En los últimos años, se han observado casos sin precedente de conversiones forzadas al Islam. Según su opinión ¿es un plan metódico o incidentes aleatorios, teniendo en cuenta que el grupo de edad que constituye el objetivo es sólo uno, las chicas jóvenes?
Monseñor Zacharia: No creo que sean incidentes al azar, sino que creo que hay gente planeando y financiando este tipo de incidentes, y sacando provecho de los problemas emocionales, familiares y financieros que estas chicas coptas sufren. Les facilitan escapar de sus familias y las invitan a convertirse al Islam.
Cada familia copta debería cuidar a sus hijas e hijos, y la Iglesia en este periodo tan delicado tiene que intensificar su actividad en la profundización de la fe entre sus hijos, cuidándolos y trabajando por su bien.
- De hecho, la mayoría de los coptos sueñan con emigrar y dejar Egipto para prevenir daños futuros, según su perspectiva... ¿Cómo considera la Iglesia católica en Egipto este asunto?
Monseñor Zacharia: No sólo los coptos sueñan con emigrar y viajar al extranjero, también hay hermanos musulmanes y jóvenes de países del tercer mundo que comparten este sueño. La razón de esta emigración no es sólo escapar de una realidad amarga en sus países, a nivel político, económico y de seguridad, sino también la de buscar una oportunidad de un futuro mejor para sus vidas y para sus hijos.
La Iglesia Católica en Egipto no anima a los fieles a emigrar, para poder preservar la presencia cristiana en la tierra egipcia y en Oriente Medio. Pero la Iglesia debería tener planes pata los jóvenes, planes de ofrecer trabajo y oportunidades de vivienda y que tengan como objetivo proveerles de estabilidad y asegurarles su propio futuro y el futuro de sus hijos.
- Mucha gente ha considerado que el Sínodo de los Obispos para Oriente Medio era una esperanza para los cristianos de ese lugar... pero en realidad ha ofrecido sólo recomendaciones teóricas.. ¿Cuál ha sido el beneficio de este Sínodo?
Monseñor Zacharia: El Sínodo de los obispos para Oriente Medio se ha considerado un suceso singular en la historia de la Iglesia del Este. De hecho, es la primera vez que todos los obispos de Oriente Medio se han reunido con el Santo Padre en Roma para analizar las aspiraciones y los problemas de la Iglesia y de los cristianos de Oriente Medio.
El Sínodo fue precedido de intensos estudios y debates preparatorios que tuvieron lugar e la mayoría de las archidiócesis, institutos, centros y órdenes monásticas católicas de Oriente Medio. Muchas personalidades y comités especializados en los asuntos de las iglesias de Oriente Medio pertenecientes a la Iglesia Católica, tomaron parte en estos preparativos.
Durante el Sínodo, los medios de comunicación audio-visuales de todos el mundo se centraron en las noticias, historia y asuntos de la Iglesia en Oriente Medio y en los problemas de los fieles cristianos. Este hecho se considera como un éxito del Sínodo que debatió y se centró en la situación de las Iglesias Orientales y en la situación y los problemas de los cristianos.
El Sínodo llevó a la publicación de algunos importantes documentos y recomendaciones. Las iglesias y las archidiócesis estudiaron estos documentos y solicitaron la aplicación de estas recomendaciones. Nuestra Iglesia en Egipto imprimió un libro que contiene los estudios y debates sobre estas recomendaciones, y actualmente se estudia este libro en cada archidiócesis egipcia.
Actualmente, estamos esperando la exhortación apostólica relacionada con las Iglesias del Medio Oriente, que el Santo Padre Benedicto XVI publicará pronto, y que incluirá la publicación definitiva de las recomendaciones del Sínodo, para trabajar y servir de acuerdo a estas recomendaciones, implementándolas en la misión de la Iglesia.
- ¿Qué ofrece la Iglesia Católica en Egipto a los laicos que quieren profundizar su papel en la vida política y en los partidos para que los coptos no sean acusados de languidez?
Monseñor Zacharia: En el pasado, la Iglesia Católica en Egipto debió ofrecer algo en este ámbito, debido a las condiciones que impedían el trabajo. Ahora, hay muchos foros y reuniones que están realizándose en todas las archidiócesis, órdenes monásticas, institutos y escuelas para educar a los laicos y animarlos a unirse a la acción política.
A este respecto, hay un trabajo serio y concreto, realizado por la Comisión de Justicia y Paz de los Patriarcas Católicos Egipcios y la conferencia episcopal.
- ¿Por qué los coptos están divididos en el asunto de la protección internacional? Algunos de ellos lo quieren a pesar del hecho de que no lo piden públicamente, y otros sí lo hacen... ¿Qué piensa la Iglesia Católica Egipcia de esto?
Monseñor Zacharia: Sin duda, los coptos que son indígenas que viven en su país sufren problemas, dificultades acumuladas a lo largo de los siglos, y que sienten que se ignoran sus derechos, que nadie se preocupa de ellos y que sus peticiones no son consideradas. Finalmente, algunos creen que la protección internacional eliminará sus problemas y dificultades. Pero yo creo que la protección internacional entendida como la dependencia de lo coptos de las potencias extranjeras no es el camino para resolver los problemas de los coptos. Considero que el camino correcto para ello es la calma y el diálogo constructivo entre los ciudadanos de una misma nación.
- ¿Qué hay de sus relaciones en el Sur de Egipto con los musulmanes moderados y los jefes de los movimientos liberales? ¿Estos tienen la misma influencia que los salafitas y los Hermanos Musulmanes?
Monseñor Zacharia: En mi época sacerdotal y de servicio episcopal, mi relación con los hermanos musulmanes ha sido siempre buena.
Recuerdo cuando era pastor en la ciudad de Alfikriyah en la provincia de Minya; allí creé un albergue para niños, y muchos de esos niños eran de familias musulmanas. Nunca discriminé entre un niño musulmán y uno cristiano. Todavía hoy tengo una amistad personal con algunos de los responsables de estos niños. Hay un sentimiento de cordialidad y de respeto mutuo entre nosotros, y cuando visito a mi familia en Abu Qarqas, muchos de ellos vienen a visitarme. Es para mí un gran placer encontrarme con mis hijos e hijas que estuvieron allí y que al crecer ahora se encargan de dirigirlo. Y algunos de ellos cuando vienen a Luxor por trabajo me visitan especialmente. Con ellos, recuerdo aquellos bellos días que pasamos juntos.
En mis visitas pastorales a las iglesias y parroquias de la archidiócesis de Luxor, todos los parroquianos musulmanes, ortodoxos y católicos me dan la bienvenida, y cuando visito las casas pertenecientes a las parroquias, doy prioridad a las casas de mis hermanos musulmanes.
De hecho, puedo decir que las relaciones entre los musulmanes y cristianos que viven y trabajan juntos en las pueblos y algunas ciudades del Alto Egipto son cordiales. Y mucha gente que siembra las semillas de la traición y de la división vienen de fuera de los pueblos o de las ciudades, tienen ideas fanáticas y trabajan en la difusión del rencor, el odio entre las personas del mismo pueblo cuyos ancestros vivieron durante siglos en amor y paz, sin discriminaciones entre musulmanes y cristianos.