2/15/14

'Corderos, nunca lobos, pero con la astucia cristiana'

El Papa ayer en Santa Marta


El cristiano nunca se detiene, camina siempre más allá de las dificultades. Lo recordó el papa Francisco en la misa cotidiana que celebra en la residencia de Santa Marta, en la fiesta de los santos patronos de Europa, Cirilo y Metodio.
El Evangelio, indicó, se anuncia con alegría, y quien se lamenta no ayuda al Señor. Y puso en guardia delante de la tentación de volverse lobos entre los lobos. 
¿Cómo tiene que ser un discípulo de Jesús? El papa Francisco toma como referencia las figuras de Cirilo y Metodio, para detenerse a analizar la identidad del cristiano. Y comentando la primera lectura tomada de los Actos de los Apóstoles ha recordado que el cristiano es un enviado. El Señor envía a sus discípulos, y les pide de ir adelante. “Y esto -ha observado- significa que el cristiano es un discípulo del Señor que camina, que siempre va hacia adelante”.
“No es posible pensar a un cristiano estático: un cristiano que se queda quieto está enfermo en su identidad cristiana, tiene alguna enfermedad en aquella identidad. El cristiano es discípulo para caminar, para avanzar. Pero el Señor -lo hemos escuchado en el Salmo, en la despedida del Señor- dice también esto: 'Vayan a todo el mundo y proclamen el Evangelio”. Vayan. Caminen. Aquí hay una primera actitud de la identidad cristiana que es caminar, y caminar mismo si hay dificultades, para ir más allá de las dificultades”.
Y sabemos que esto es lo que sucedió con Pablo en Antioquía de Pisidia, donde existía dificultad con la comunidad judía y entonces los paganos ganaron espacios. Jesús, comentó el Papa, “exhorta a ir a los cruces de caminos” para invitar “a todos, buenos y malos”. Así lo dice el Evangelio, o sea “también a los malos”.
Por lo tanto el Evangelio va más allá, para anunciar el Reino de Dios que está cerca.
Un segundo aspecto de la identidad del cristiano es que “tiene que ser siempre como el cordero” y “conservar esta identidad”.
Porque el Señor nos envía “como corderos en medio de los lobos”.
Pero, se preguntó el Papa, ¿por qué no usar la fuerza contra ellos? Pensemos en David “cuando debía luchar contra el Filisteo: querían vestirlo con la armadura de Saulo y no podía ni moverse”, y esto le sucedía porque “no era él mismo, no era humilde, no era el simple David. Al final tomó la honda y venció la batalla”.
“Como corderos... No lobos... porque a veces la tentación existe: 'Pero esto es difícil porque los lobos son vivos y yo seré más vivo que ellos, ¿verdad? Cordero. Tonto no, cordero. Con la astucia cristiana, pero siempre cordero.
Porque si tu eres cordero, Él te defiende, pero si te sientes fuerte como un lobo, Él no te defiende, te deja solo, y los lobos te devorarán crudo”.
El tercer aspecto de esta identidad es el “estilo del cristiano” que es “la alegría”. Los cristianos, ha afirmado, “son personas que exultan porque conocen al Señor y llevan al Señor”. Y advirtió que “el cristiano no puede caminar sin alegría, como cordero sin alegría”. Mismo “en los problemas, en las dificultades, y en las propias equivocaciones y pecados está la alegría de Jesús que siempre nos perdona y nos ayuda”.
El Evangelio entonces “debe ir hacia adelante llevado por estos corderos enviados por el Señor que camina, con alegría”.
“No le ayudan al Señor ni a la Iglesia, aquellos cristianos que tienen un tiempo de “lento-lamentoso' que viven siempre así, lamentándose de todo, tristes. Esto no es el estílo del discípulo. San Agustín le dice a los cristianos: “¡Anda, ve adelante, canta y camina!”.
“En cambio demasiada tristeza, así como la amargura nos lleva a vivir un cristianismo sin Cristo: la cruz vuelve vacíos a los cristianos que están delante del Sepulcro llorando como la Magdalena, pero sin la alegría de haber encontrado al Resucitado”.
En la fiesta de los dos discípulos cristianos, Cirilo y Metodio, la Iglesia nos hace reflexionar sobre la identidad cristiana. El cristiano camina más allá de las dificultades, y como el cordero sabe que no son suficientes sus fuerzas.
“Por intercesión de estos dos hermanos santos, patronos de Europa, el Señor nos conceda la gracia de vivir como cristianos que caminan como corderos y con alegría”.