H. Sergio Mora
Comenzó esta mañana en el Vaticano, en el aula del sínodo, el Consistorio extraordinario en el cual el papa Francisco se reune dos días con el Colegio de Cardenales, durante los cuales la familia estárá en el centro de la reflexión.
Participan del Consistorio, también aquellos obispos que serán creados cardenales en el Conscistorio Ordinario publico del sábado próximo. La cumbre durará hoy y mañana y las sesiones van de las 9.30 a las 12.30 e y de las 16.30 a las 19 horas. El cardenal decano, Angelo Sodano, ha confirmado la asistencia de unos 185 purpurados.
Esta mañana después de la recitación de la hora tercia, en la cual participó también el coro de la Capilla Sixtina, el cardenal Sodano dirigió unas palabras en las que recordó que es "la primera vez que el Colegio de Cardenales se reune con el Santo Padre". Indicó que los purpurados "a través de mi persona le agradecen la convocación de este Consistorio, con el gozo de examinar junto a usted un tema tan importante como lo es el Evangelio de la Familia". Y tras recordar que "no le faltará el apoyo de los padres cardenales" concluyó: "Venerado sucesor de Pedro", nos oriente con su palabra en la búsqueda de lo que el Señor quiere de nosotros en la ora presente".
Antes de la relación realizada por el cardenal Walter Kasper, el Santo Padre dirigió a los cardenales palabras que reportamos a continuación.
Queridos hermanos.
Les saludo cordialmente y doy gracias Señor, junto a ustedes, porque nos concede estos días para encontrarnos y trabajar juntos. Damos la bienvenida especialmente a los hermanos que este sábado serán creados cardenales, y los acompañamos con la oración y el afecto fraterno.
En estos días reflexionaremos de modo particular sobre la familia, que es la célula básica de la sociedad humana. El Creador ha bendecido desde el principio al hombre y a la mujer para que fueran fecundos y se multiplicaran sobre la tierra; así, la familia representa en el mundo como un reflejo de Dios, uno y trino.
Nuestra reflexión tendrá siempre presente la belleza de la familia y del matrimonio, la grandeza de esta realidad humana, tan sencilla y a la vez tan rica, llena de alegrías y esperanzas, de fatigas y sufrimientos, como toda la vida. Trataremos de profundizar en la teología de la familia, y en la pastoral que debemos emprender en las condiciones actuales. Hagámoslo con profundidad y sin caer en la casuística, porque esto haría reducir inevitablemente el nivel de nuestro trabajo.
Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la humanidad. Se nos pide que realcemos el plan luminoso de Dios sobre la familia, y ayudemos a los cónyuges a vivirlo con alegría en su vida, acompañándoles en sus muchas dificultades. Y también una pastoral inteligente, valiente y llena de amor.
Damos las gracias al cardenal Walter Kasper por la valiosa contribución que nos ofrece con su introducción.
Gracias a todos, y que tengan buen día.