Salvador Bernal
A pesar del claroscuro oficial, China vive una auténtica primavera cristiana
El pasado 24 de mayo se celebró en muchos lugares la fiesta de María Auxiliadora. Se trata de una advocación de amplia raigambre cristiana, también por la repetición dentro de las letanías lauretanas, que la hacen familiar a los fieles.
Especial devoción recibe en China: al santuario de Sheshan, dedicado justamente a la que es christianorum auxilium, llegan en mayo miles de fieles, a pesar de las trabas del régimen de Pekín. Basta pensar que el obispo auxiliar de la diócesis de Shanghái, Mons. Thaddeus Ma Daqin, única autoridad jerárquica tras la muerte del arzobispo Mons. Aloysius Jin Luxian, está bajo arresto domiciliario desde el día de su ordenación episcopal en 2012.
El papa Benedicto XVI tuvo particular estima por China, y trabajó intensamente por la reconciliación en todos los campos, dentro de la Iglesia y en las relaciones con el Estado. Proseguía los grandes esfuerzos realizados por Juan Pablo II, con la inestimable colaboración durante años del Cardenal Roger Etchegaray.
El sucesor en la sede de Pedro dirigió en 2007 una extensa carta a los católicos, y estableció el 24 de mayo como día de oración por la Iglesia en China. Siento no haber escrito estas líneas antes, pero más vale tarde... El propio Francisco recordó la fecha públicamente en el ángelus del día 22, y animó a todos a dirigirse a Santa María, “para dar a sus hijos en China la capacidad de discernir en todo momento los signos de la presencia amorosa Dios, que siempre acoge y perdona”. También espera el papa que los católicos chinos, “junto con aquellos que siguen otras tradiciones religiosas nobles, en este Año Jubilar puede llegar a ser un signo concreto de amor y reconciliación. De esta manera, promoverán una auténtica cultura del encuentro y la armonía de la sociedad”.
He espigado a través de medios digitales para reunir información sobre la celebración de la patrona de China. No ha sido fácil. Pero un despacho de AsiaNews habla de que miles de católicos acudieron en peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Sheshan, en el día de la fiesta de María Auxiliadora. De acuerdo con datos de la diócesis de Shanghái, al menos veinte mil peregrinos llegaron al santuario durante el mes de mayo.
Esas peregrinaciones tienen que sortear los obstáculos y controles del gobierno de Pekín, que sólo admite la presencia de fieles de Shanghái. No ha sido atendida la petición de los católicos de esa gran metrópoli de que se redujera el despliegue policial. Las autoridades son implacables, quizá también porque conocen la fuerza de la petición de Benedicto XVI a la Virgen para fortalecer la unidad de los creyentes chinos, junto con el sucesor de Pedro y los obispos en comunión con la Santa Sede.
Más difícil será, a pesar de la tenacidad gubernativa, controlar la presencia de la oración cristiana a través de Internet. Existen cada vez más páginas Web que promueven la oración por China. AsiaNews recoge testimonios recientes de esa petición por la fidelidad a Cristo, o para que la Iglesia en China pueda vivir en comunión con la Iglesia universal. No faltan el recuerdo de los sacerdotes, y el afán por las vocaciones. De hecho, en torno a la jornada del 24 de mayo fueron ordenados once nuevos sacerdotes en diversas diócesis del país.
La agencia Fides informaba también de iniciativas desarrolladas antes, en el contexto de la celebración de Pentecostés, dentro del Año de la Misericordia. Copio una, ciertamente conmovedora, datada en Shi Jia Zhuang: “Durante la liturgia eucarística de la solemnidad de Pentecostés celebrada en la parroquia de Xiao dian, 62 fieles han entregado una copia del Evangelio de san Marcos que cada uno había transcrito a mano, a su obispo, Mons. Paolo Meng Ning You, ordinario de la archidiócesis de Tai Yuan en la provincia de Shan Xi, en la China continental. Este grupo de fieles inició su trabajo en Pascua, para poner de relieve, a través de la transcripción del Evangelio, el deseo de meditar, profundizar y encarnar la Palabra de Dios en la vida”.
En esa solemnidad han sido confirmados muchos fieles, otro signo de vitalidad, que se suma a los 19.615 bautismos −la mayoría de adultos− oficiados en Pascua en lugares con información disponible. Ciertamente, a pesar del claroscuro oficial, China vive una auténtica primavera cristiana.