Enrique Rojas
La ansiedad positiva hace que no
volemos pegados a la tierra como un pájaro normal, sino como el águila,
subiendo alto, por encima de las montañas y los picos de nieve y las
nubes blancas y azules y rosadas
La ansiedad es una de las emociones más
frecuentes. Consiste en un estado de ánimo de inquietud, desasosiego,
temores difusos, indefinidos, llenos de incertidumbres mal dibujadas,
que ofrecen tres tipos de síntomas que se entremezclan: 1) físicos:
taquicardia, palpitaciones, sudoración, pellizco gástrico, dificultad
respiratoria, temblores en la manos, dificultad para tragar, boca seca,
tics nerviosos, opresión precordial, etc.; 2) psicológicos: nerviosismo
interior, temores dispersos y abstractos, inseguridad, amenazas
kafkianas que se viven como anticipación de lo peor o estar en guardia o
al acecho o distorsionar la percepción de la realidad viéndolo todo
como incierto y seriamente preocupante; 3) cognitivos o mentales:
pensamientos preocupantes y obsesivos, dificultades de concentración,
tendencia exagerada a la duda, errores en el procesamiento de la
información que llega a la mente, pensamientos absolutistas o radicales,
etc.
Es interesante saber que en sentido
estricto, la diferencia entre el miedo y la ansiedad se debe al objeto
que la produce. Miedo es un temor ante algo concreto, específico, que lo
vemos delante de nosotros. Sus modalidades son muchas: desde miedo a
hablar en público o a volar en avión o a las alturas o a las serpientes o
a los ratones o a tener una enfermedad grave…; al sujeto que le pasa
esto puede luchar de forma concreta y ensayar una estrategia adecuada:
desde enfrentarse a ese reto, hasta huir y escapar del mismo o poner
dosis fuertes de voluntad para vencerlo.
En sentido estricto, la ansiedad es un
miedo sin objeto, es impreciso, vago, desdibujado… ya que los temores
vienen de todas partes y de ninguna… se produce un desvanecimiento de
los algos. Entre ambos cabe un espectro intermedio de
posibilidades que se mueven y oscilan entre estos dos extremos. Existen
miedos angustiosos, en donde hay hechos concretos y difuminados, temores
serpenteantes que van del susto al pavor, en una apoteosis de angustias
alborotadas.
La ansiedad puede presentar una
modalidad especialmente dura, que se llama crisis de ansiedad o pánico,
que es una vivencia corta, de unos minutos de duración, en donde esa
persona queda emborrachada de unos temores flotantes y terribles, en
donde asoma lo peor de forma terrorífica. Cuando la vivencia alcanza su
cenit se dibujan en el horizonte mental tres espectros desoladores: el
temor a la muerte, el temor a la locura y el temor a perder el control
de uno mismo. Esa experiencia deja un miedo anticipatorio, que no es
otra cosa que un miedo de enorme intensidad a que vuelva a aparecer esa
crisis y eso le hace vivir como al acecho, en guardia, pendiente de
cualquier sensación que más o menos le recuerde a lo vivido.
Una ansiedad es negativa cuando afecta
al normal funcionamiento de la vida ordinaria y bloquea la conducta y
disminuye el rendimiento profesional y social de forma clara. Esa
persona necesita un tratamiento y debe saber que los avances habidos en
este campo en los últimos años son extraordinarios. Hoy en día casi
todos los estados de ansiedad se curan, tanto la denominada ansiedad
generalizada como las crisis de pánico.
Pero existe, también, la ansiedad
positiva, que podríamos definir como aquel estado psicológico en el cual
una persona tiene muchas inquietudes buenas, de mejorar, de ir a más,
de avanzar en facetas concretas de su vida, que pueden referirse a
distintos ámbitos, a mejorar en algún área concreta de su vida. Se trata
aquí de tener una meta exigente y realista a la vez que requiere
esfuerzo, disciplina, voluntad, tenacidad. Y lo decimos en el lenguaje
coloquial como algo bueno: «Es una persona con muchas inquietudes».
Vuelve aquí, de nuevo, la cultura del esfuerzo, presidida por su gran
representante, el que lleva la voz cantante: la voluntad, la joya de la
corona de la conducta y el que la tiene, posee un tesoro.
¿En qué áreas puede trabajar esa ansiedad positiva para mejorar la vida personal? Voy a ordenarlas a mi manera:
1. En la personalidad:
se trata de corregir, pulir y limar las aristas de la forma de ser de
uno mismo con el fin de hacerla más sana, madura y equilibrada. El
objetivo no es otro que alcanzar un estilo mejor, ser como una piedra de
río, redonda, sin partes que rocen al cogerla, con un tacto agradable a
la mano que la coge. Esta es una tarea artesanal que conduce a mejorar
nuestro sello personal. Pensemos que para estar bien con alguien,
necesitamos estar primero bien con nosotros mismos.
2. En la vida en pareja.
El amor conyugal tiene un alto porcentaje de artesanía psicológica.
Alcanzar una buena relación es la consecuencia de haber sido capaz de
entenderse con el otro y de aprender lecciones que no vienen en los
libros. Afinar en el lenguaje verbal (la magia de las palabras
acertadas, de decir lo que acerca y aproxima, el elogio) y en el
lenguaje no verbal (la sonrisa, el contacto, la cara como espejo del
alma, los gestos, los ademanes positivos que anuncian complicidad), el
lenguaje epistolar (escribir unas líneas dando las gracias por algo o
pidiendo perdón y simplemente por el deseo de que el otro se sienta
bien) o el lenguaje del regalo (cosas pequeñas que dicen mucho… cuidar
los detalles pequeños es amor inteligente).
3. En la vida profesional.
Procurar estar al día, evitar la dejadez, el abandono. Ser capaz de
renovarse uno concretando objetivos. Y la mejor manera es que esos
objetivos sean medibles, se les pueda seguir la pista y ver cómo van
mejorando… contra viento y marea.
4. Avanzar en cultura.
Hoy vivimos en la era de internet y las redes sociales, que han
desbancado a la televisión. Por ese camino, la incultura está a la
vuelta de la esquina. Hay que luchar por leer, por tener curiosidad por
el arte, la literatura, la pintura, la música… cada uno desde su nivel,
desde sus puntos de partida, pero teniendo claro que la cultura te hace
libre, que abre horizontes, te eleva por encima de las circunstancias de
la vida ordinaria y te da un crecimiento interior sólido, compacto,
rocoso.
5. Y trabajar el plano trascendente.
Ir a más en este campo significa vivir mejor la fe que uno profese. Con
lo políticamente correcto esta dimensión queda anulada y se retira el
tercer o cuarto plano o va directamente al terreno íntimo personal y
desaparece cualquier manifestación exterior. Da pena, pero esto es así.
Salvo el que sea capaz de ir contra corriente y cuidar con detalle este
apartado, que es esencial. Para ir contracorriente, hoy, en los tiempos
que corren, hay que estar muy formado.
Decía Don Quijote que se puede ser
camino y posada. La ansiedad positiva hace que no volemos pegados a la
tierra como un pájaro normal, sino como el águila, subiendo alto, por
encima de las montañas y los picos de nieve y las nubes blancas y azules
y rosadas.
Fuente: abc.es.