5/14/19

“Guíanos por el camino de la santidad”

 Mensaje del Papa en el 13 de mayo

 “María, Virgen de #Fátima, estamos seguros de que cada uno de nosotros es precioso a tus ojos y que nada de lo que habita en nuestros corazones es ajeno a ti. Custodia nuestra vida entre tus brazos, guíanos a todos nosotros por el camino de la santidad”.
13 de mayo de 1917
En 1917, en plena Guerra Mundial, tres pastorcillos –Jacinta, Francisco y Lucía- recibieron la visita de María Santísima, quien se dio a conocer como la Virgen del Rosario y les mostró su Sagrado Corazón. También les pidió que volvieran a aquel lugar durante otros cinco meses, hasta octubre, todos los días 13 y así lo hicieron.
Mensaje de oración y conversión
La Virgen les confió secretos del Cielo a los niños y pidió a la humanidad que se convirtiera de sus pecados. Predijo a los pastorcillos guerras y sufrimientos si los hombres no se arrepentían. También les reveló un secreto, dividido en tres partes.
No obstante, el mensaje fundamental de Fátima es de esperanza, de oración. En su segunda aparición, la Virgen les indicó a los pequeños que Jesús quiere establecer en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María. Además, en todas las apariciones hizo hincapié en la importancia de rezar el Rosario.
En definitiva, el mensaje perpetuo de Fátima es la oración y la conversión personal.
El Papa en Fátima
En el día del centenario de la primera de las apariciones de María, 13 de mayo de 2017, dos de los tres pastorcitos, Santa Jacinta y San Francisco Marto, fueron canonizados por el Papa Francisco en Fátima.
Con respecto a ellos, el 14 de mayo de 2017, el Santo Padre destacó que su santidad “no es la consecuencia de las apariciones, sino de la fidelidad y del ardor con los cuales han respondido al privilegio de poder ver a la Virgen María… Rezaban frecuentemente el Rosario, haciendo penitencia  y ofreciendo sacrificios  para obtener el fin de la guerra y por las almas que más necesidad tenían de su misericordia”.
Igualmente, actualizó el ejemplo de estos dos santos para nosotros, recordando que “En nuestros días también hay tanta necesidad de oración y de penitencia para implorar la gracia de la conversión, para implorar el fin de tantas guerras que hay por todo el mundo, que se extienden cada vez más, lo mismo que el fin de tantos conflictos absurdos, grandes y familiares, pequeños, que desfiguran el rostro de la humanidad”.