Proposiciones al Papa aprobadas por el Sínodo
Paz, medio ambiente tráfico de armas y política
C) PAX
Proposición 21
Paz
La paz es ante todo un don de Dios y también un fruto de nuestros esfuerzos, Por esto la paz debería comenzar en los corazones de las personas como una gracia donada (cf. Jn 14, 1). “Mi paz os doy”, dice Jesús (Jn 14, 27).Ya que la paz es un bien universal, que depende del respeto de los derechos humanos de cada persona y de toda la creación, deberíamos dedicar nuestras energías a su servicio.
El Sínodo por tanto propone que:
- se constituya un programa africano de paz y solidaridad para intervenciones de solidaridad y asistencia a la Iglesia local en la resolución de conflictos y en la pacificación en todo el continente con sabios consejos sobre la justicia, la paz y la reconciliación. Esta iniciativa hará surgir desde nuestra Iglesia aquellos que tienen experiencia, integridad, respeto por los demás. El Consejo Pontificio “Justicia y Paz” será invitado a conectarse con el SECAM para promover esta iniciativa.
- se organicen Consejos por la Paz a nivel diocesano, nacional y regional, dentro de la Comisión “Justicia y Paz”, con un homólogo a nivel continental, constituido por un enlace con la “African Peace and Solidarity Initiative” del SECAM;
- estos Consejos para la construcción de la paz deberían estar provistos de personal y medios para formar al clero y a los laicos en la práctica de la construcción de la paz, del diálogo y de los esfuerzos de mediación;
- Comisiones por la Justicia y la Paz a nivel nacional y regional destinadas a una mesa de seguimiento para la prevención y la resolución de conflictos;
- se desarrollen pequeños grupos y programas de formación adecuados a cada nivel (primaria, secundaria, colegio y universidad) para impartir una verdadera cultura de paz;
- los formadores de los seminarios deben seguir un curso que incluya estudios sobre la paz y sobre la resolución de conflictos;
- se forme una organización permanente que favorezca el diálogo interétnico, de cara a una paz duradera;
- oración por la paz y por las elecciones.
D) ARGUMENTA ADNEXA
Proposición 22
La protección del medio ambiente y la reconciliación con la creación
Nuestra fe cristiana nos enseña que Dios Creador ha hecho todas las cosas buenas (cf. Gn 1), y a nosotros, seres humanos, nos ha dado la tierra para que la cultiváramos y cuidásemos de ella como administradores (cf. Gn 2, 15). Nos damos cuenta de que muchos seres humanos, a todos los niveles, siguen maltratando la naturaleza y destruyendo el mundo bueno de Dios a través de la explotación de los recursos naturales más allá de lo que es sostenible y útil. Existe actualmente un deterioramiento irresponsable y una destrucción insensata de la tierra, que es “nuestra madre”.
En complicidad con aquellos que ejercen el liderazgo político y económico en África, algunos hombres y mujeres de negocios, de gobierno, compañías multinacionales y transnacionales se implican en operaciones que envenenan el medio ambiente, destruyen la flora y la fauna, causando así una erosión y una desertificación sin precedentes de grandes zonas de tierra cultivable. Todo esto amenaza la supervivencia de la humanidad y todo el ecosistema. Esto ha suscitado entre los científicos y los interesados directamente la toma de conciencia de los efectos deletéreos del cambio climático, del enfriamiento global, de las calamidades naturales (come terremotos, maremotos y sus consecuencias como los “tsunami”).
Para hacer habitable la tierra más allá de la generación actual y garantizar una atención sostenible y responsable para la tierra invitamos a las Iglesias particulares a:
- promover la educación y la conciencia del respeto por el ambiente;
- convencer a los gobiernos locales y nacionales a que adopten políticas y reglamentos legalmente vinculantes para la protección del ambiente y promuevan fuentes de energía alternativas y renovables; y
- animen a todos a plantar árboles y a tratar a la naturaleza y sus recursos cooperando con el bien común y la integridad de la naturaleza, con transparencia y respeto por la dignidad humana.
Proposición 23
El tráfico de armas
La Iglesia en África, reunida en Sínodo, a causa de la proliferación de armas y minas en el continente y en sus islas, se asocia a la Santa Sede, y de todo corazón da la bienvenida a las iniciativas de la ONU, de la Unión Africana y de las organizaciones intergubernamentales regionales como ECOWAS – Embargo de las armas ligeras –, para detener el tráfico ilegal de armas y para hacer transparente cualquier comercio legal de armas. El Sínodo recomienda que el Consejo Pontificio “Justicia y Paz” actualice su documento sobre el tráfico de armas.
Los Padres Sinodales animan a los gobiernos nacionales a apoyar el estudio en curso y la preparación de un Tratado sobre el Comercio de las Armas (ATT) en la ONU, con estándares universales de coerción hacia el comercio global de armas convencionales, que debería respetar los derechos del hombre y la ley internacional humanitaria.
Los Padres Sinodales, haciendo suya la invitación del profeta Isaías, por amor a Dios y al prójimo: “Forjaran de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas” (Is 2, 4), proponen que el proyecto y la producción de cualquier tipo de arma sea reducido drásticamente por el bien del desarrollo, de la instrucción y de la agricultura, que respete el medio ambiente.
Además los Padres Sinodales condenan categóricamente la producción de armas nucleares, armas biológicas, armas antipersona y todo tipo de armas de destrucción masiva. Piden que éstas sean borradas de la faz de la tierra.
Las Conferencias Episcopales de los países que producen armas son animadas a recomendar públicamente a sus propios gobiernos que introduzcan una legislación que reduzca la producción y la distribución de armas, que de lo contrario van en detrimento de los pueblos y de las naciones africanas.
Proposición 24
Buen gobierno
El bien común debería expresarse jurídicamente en la Constitución, y exige el ejercicio del buen gobierno. Su práctica requiere también el respeto de los principios de la democracia: igualdad entre las personas, soberanía de los pueblos y respeto por la aplicación de la ley; de lo contrario a la democracia le falta vitalidad y muere.
Los Padres Sinodales por ello invitan a los responsables a asumir y ejercer concienzudamente el sentido de la gestión del bien común más allá de los intereses de la familia, clan, grupo étnico o partido político, y a proteger y promover el derecho social, económico, político y religioso de cada ciudadano en el sentido de la Declaración Universal de las Naciones Unidas y de la Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos. Los Padres Sinodales solicitan a las Conferencias Episcopales a todos los niveles que establezcan organismos de asistencia que puedan insistir ante los miembros del parlamento, de los gobiernos y de las instituciones internacionales, para que favorezcan una contribución efectiva de la Iglesia en la elaboración de leyes justas y políticas para el bien de la gente.
En espera de desarrollar plenamente un papel y aportar su propia contribución para una cultura de paz y de los derechos humanos, la Iglesia en África pide formar parte de instituciones nacionales, regionales y continentales en África (AU). El Sínodo exhorta a las Conferencias Episcopales a que apoyen el Peer Reneview Mechanism del NEPAD dentro de la Unión Africana, y exhorta a los propios países africanos a someterse a él.
Proposición 25
Política
Los Padres Sinodales reconocen los avances positivos en la esfera política y socio-económica en aquellos países africanos que son gobernados según su propia Constitución, y donde los derechos humanos, la justicia y la paz son mantenidos. Los Padres Sinodales aprecian la creciente madurez de la sociedad civil que en algunos países empieza a afirmarse y a pesar sobre las decisiones relativas al futuro del país. Acogen con alegría y animan a los responsables políticos que se dedican al servicio del pueblo.
Con todo el Sínodo ha constatado con tristeza que en muchos países africanos hay brutales violaciones de los derechos humanos, corrupción e impunidad que fomentan golpes de Estado, conflictos violentos y guerras. En estos lugares los principios de la democracia son arrancados de raíz (igualdad entre los seres humanos, soberanía del pueblo, respeto universal del estado de derecho).
El proceso democrático en estos casos conoce cada vez más derivas que comprometen seriamente la paz, el desarrollo y la estabilidad de las naciones; los sistemas antidemocráticos como los despóticos, las partitocracias, los gobiernos militares están en expansión y tratan a los estados como botín de guerra. Estas naciones se encuentran endeudadas, saqueadas, sobreexplotadas.
La misión de la Iglesia frente a todo esto es la de promover una cultura atenta a la primacía del derecho y del respeto de los derechos humanos para todos. Los Padres Sinodales invitan por ello a todos los pastores a comprometerse en asegurar a los responsables políticos y económicos actuales y futuros una formación espiritual, doctrinal, pastoral y práctica, como también un acompañamiento espiritual (creando capellanías). Requieren la creación de facultades de ciencias políticas en las universidades católicas. La doctrina social de la Iglesia es un instrumento precioso que merece una larga divulgación. Exhortamos a todas las Conferencias Episcopales a promover programas multidimensionales de educación cívica; a crear programas para favorecer la formación de una conciencia social a todos los niveles; animan a la participación de ciudadanos competentes y honrados en los partidos políticos.