“El deterioro de la formación religiosa y moral no es bueno para nadie”
Los obispos españoles abordan los problemas de la asignatura de Religión
La Conferencia Episcopal Española (CEE) abordará los problemas de la enseñanza de la Religión y Moral católica en la escuela, la organización del clero, la crisis económica y el ya próximo Congreso Eucarístico Nacional, en su asamblea plenaria de otoño, que se está celebrando del 23 al 27 de noviembre
Así lo señaló el presidente de la CEE, el cardenal Antonio María Rouco Varela, en su discurso al abrir la asamblea, este lunes por la mañana.
“Los obispos continuamos preocupados, junto con los profesores y muchos padres de alumnos, por la deficiente regulación jurídica de la enseñanza de la Religión y Moral Católica en la escuela”, confesó.
“Los problemas se remontan a la aplicación normativa de la LOGSE y siguen sin ser resueltos y, por tanto, agravados”, continuó.
“Estimamos que la regulación vigente sobre esta materia no se adecua a lo previsto en el Acuerdo sobre Educación y Asuntos Culturales entre la Santa Sede y España”, afirmó.
Heroicidad pedagógica
Para los obispos, “la carencia de una verdadera alternativa académica coloca a los profesores y alumnos de Religión y Moral Católica en una permanente situación de verdadera heroicidad pedagógica”.
“El deterioro de la formación religiosa y moral en la escuela no es bueno para nadie y, menos, para los jóvenes que en la práctica se ven privados de ella u obligados a recibirla en condiciones difíciles y discriminatorias”, destacó.
El arzobispo de Madrid también mostró la preocupación de los obispos de España por el conjunto de asignaturas llamadas “Educación para la ciudadanía”.
“Por su carácter obligatorio, habría de ser programada como materia de formación estrictamente cívico-jurídica y no - según es ahora el caso - como una materia de formación moral y de visión del hombre, de la vida y del mundo, fórmula típica de una enseñanza ideológica y adoctrinadora”, señaló el cardenal.
El arzobispo también destacó otros problemas del sistema educativo como los altos porcentajes de fracaso escolar, la indisciplina y violencia en las aulas y la pérdida de autoridad de los profesores.
También lamentó “una educación sexual impartida sin criterios morales y sin que los padres de los alumnos la conozcan”.
El cardenal destacó la necesidad de revisar estos problemas con criterios pedagógicos y “según el fin último de la educación, claramente definido a la luz de la verdad del educando”.
Educar en la integridad
“Se trata de educar a la persona humana en la plenitud e integridad de su ser, que implica la trascendencia de su destino”, indicó.
“El que debe ser educado es el ser humano, en su condición de ser corporal y espiritual, que aspira a superar los límites de la culpa y de la muerte, dotado de libertad y de conciencia y llamado a la responsabilidad personal y social según los imperativos de la justicia, de la fraternidad y del amor”, añadió.
También recordó que los titulares del derecho a la educación “son, en primer lugar, los padres de familia y la sociedad con las diversas instituciones que la integran; el Estado es también titular de ese derecho de forma subsidiaria”.
También destacó que, “si hay voluntad de lograrlo, de respetarlo y de cuidarlo en la legislación ordinaria, en la administración y en la praxis social, el pacto escolar podría ser una realidad fecunda para el futuro de la educación en España”.
Sacerdotes
Por otra parte, el cardenal Rouco explicó que la asamblea de esta semana se centrará en estudiar la situación de las diócesis y perfilar propuestas para renovar el ministerio sacerdotal en España.
“Los sacerdotes somos menos y de más edad que hace algunos años”, reconoció.
La media de edad del clero diocesano español es de 63,30 años, alcanzando en algún lugar los 72,04 años.
Cada sacerdote secular ha de atender, como término medio, a 3.445 personas, dijo el purpurado, y en algunas partes de España, el número se eleva hasta 9.000.
Los obispos reflexionarán sobre estos y otros datos “para ir perfilando propuestas concretas en orden a la renovación a fondo del ministerio sacerdotal en la España de hoy, tanto por lo que toca a la vida de los presbíteros como a su distribución, a la organización de su trabajo y al fomento de vocaciones”.
El cardenal explicó que “han quedado atrás las manifestaciones más agudas de la llamada 'crisis del sacerdocio' de los años siguientes al Concilio”.
Destacó la esperanza que supone que numerosos jóvenes y hombres ya más formados estén respondiendo a la vocación sacerdotal en España.
E indicó también que “la preparación y la celebración de la próxima Jornada Mundial de la Juventud el 2011, en Madrid, se nos ofrece como una ocasión excepcional para la promoción de la pastoral juvenil y, en particular, de la vocacional”.