2/26/16

‘La caridad divina sea la brújula que orienta nuestra vida’

ROCÍO LANCHO GARCÍA


Cualquier forma nuestra de amor, de solidaridad, de compartir es solo un reflejo de la caridad que es Dios. Él derrama incansablemente su caridad sobre nosotros y nosotros estamos llamados a ser testigos de este amor en el mundo. Así lo ha asegurado el papa Francisco en su encuentro con los participantes del Congreso Internacional promovido por el Pontificio Consejo “Cor Unum” sobre el tema: ‘«La caridad no pasará jamás (1 Co 13,8). Perspectivas a los 10 años de la encíclica Deus caritas est».
Por eso, el Santo Padre ha indicado que “debemos ver la caridad divina como la brújula que orienta nuestra vida, antes de encaminarnos en cualquier actividad: en ella encontramos la dirección, de ella aprendemos cómo mirar a los hermanos y al mundo”.
Ha aprovechado la ocasión para expresar su deseo de que en la Iglesia cada fiel, cada institución, cada actividad revele que Dios ama al hombre. “La misión que desempeñan nuestros organismos de caridad es importante, porque acercan a muchas personas pobres a una vida más digna, más humana, y esto es algo muy necesario; es una misión importantísima porque, no con palabras, sino con el amor concreto puede hacer sentir a todo hombre que el Padre le ama, que es hijo suyo, destinado a la vida eterna con Dios”, ha reconocido el Pontífice.
Durante su discurso, el Santo Padre ha observado que la primera encíclica del papa Benedicto XVI, Deus Caritas Est, “trata un tema que permite recorrer toda la historia de la Iglesia que, entre otras cosas, es una historia de caridad”. Es la historia  –ha añadido– del amor que hemos recibido de Dios y debemos llevar al mundo: esta caridad recibida y dada es el fundamento de la historia de la Iglesia y de la historia de cada uno de nosotros.
Asimismo, el Papa ha recordado que el acto de caridad no es solo una limosna para limpiar la propia conciencia. La caridad –ha subrayado– está en el centro de la vida de la Iglesia, y es verdaderamente su corazón, como decía santa Teresa del Niño Jesús.
Por otro lado, el Pontífice ha recordado que el Año Jubilar que estamos viviendo “nos brinda también la ocasión de volver a este corazón palpitante de nuestra vida y de nuestro testimonio, al centro del anuncio de fe: ‘Dios es amor’”.
En esta línea, ha precisado que “Dios no tiene simplemente el deseo o la capacidad de amar; Dios es caridad: la caridad es su esencia, su naturaleza”. Dios –ha explicado– asocia al hombre a su vida de amor y, aunque el hombre se aleje de él, él no permanece distante sino que le sale al encuentro.
Asimismo, el Santo Padre ha asegurado que “caridad y misericordia están tan estrechamente vinculadas porque son el modo de ser y de actuar de Dios: su identidad y su nombre”.
Por otro lado, el Pontífice ha indicado a los presentes que esta encíclica “nos recuerda que esta caridad quiere verse reflejada cada vez más en la vida de la Iglesia”.
También ha querido hoy dar las gracias “a todos aquellos que trabajan diariamente en esta misión, que interpela a todo cristiano”. Por esta razón, ha recordado que en este Año Jubilar ha querido resaltar que todos podemos vivir la gracia del Jubileo, precisamente poniendo in práctica las obras de misericordia corporales y espirituales.  Vivir las obras de misericordia –ha indicado– significa conjugar el verbo amar como lo hizo Jesús.