2/22/16

‘Misericordina-Plus’

SALVATORE CERNUZIO


La medicia para la salud de corazón y del alma, este año es ‘Plus’ y contiene la ‘posología’ con las indicaciones de uso

Casi a tres años de distancia vuelve la ‘Misericordina’ la ‘medicina’ para la salud del corazón y del alma que el papa Francisco distribuyó por primera vez después del ángelus del 17 de noviembre de 2013.
También ayer, después de que el Papa la presentó desde la ventada del Palacio Apostólico, indicando que ahora la confección era mejor, porque ‘Plus’, señaló que se regala a los fieles que se encuentran allí reunidos.
Las 40 mil confecciones han sido distribuidas por los pobres, los ‘sin techo’, y los prófugos, junto a voluntarios y religiosos, guiados por la Limosnería Apostólica.
“La cuaresma es un tiempo propicio -explicó hoy el Papa- para realizar un camino de conversión que tiene como centro la misericordia. Por ello he pensado de regalarles a quienes están aquí en la plaza una medicina espiritual, llamada ‘Misericordina’”.
Recordó que ya una vez ha sido distribuida, “pero esta es de mejor calidad, esta es la ‘Misericordina – Plus’, una cajita que contiene la corona del rosario y una imagencita de Jesús Misericordioso”. Y precisó que “la distribuirán los voluntarios entre los cuales hay pobres, ‘sin techo’, prófugos y también religiosos”.
Y concluyó invitando a que “reciban este don como una ayuda espiritual para difundir especialmente en este año de la misericordia el perdón y la hermandad”.
Las cajas de ‘medicina espiritual’, similares a las de los fármacos, contienen cada una la ‘posología’ con las instrucciones de uso en tres idiomas, la corona de la Divina Misericordia de Santa Faustina Kowalska, una corona de Rosario y la imagen de Jesús Misericordioso.
La iniciativa nació en Polonia de una idea de los seminaristas polacos devotos de Santa Faustina, la monja que dio inicio al culto de la Divina Misericordia, que tanto influenció a san Juan Pablo II.
Ahora como en el 2013 promovió la iniciativa, el limosnero pontificio, Mons. Konrad Krajevski, quien la había presentado al Papa, que entusiasmado aprobó la distribución.